El avance de la inmunización contra la covid-19, en gran parte gracias a las extensivas campañas de vacunación en gran parte del mundo, nos acerca cada día más a la prometida 'nueva normalidad'. Este término, no obstante, no identifica tanto una ideal erradicación de la enfermedad como, más bien, un modelo de convivencia con ella que limite lo menos posible la vida cotidiana.
Así, mucho se ha teorizado sobre la forma en la que la enfermedad seguirá entre nosotros. En esta línea, un equipo de expertos ensamblado por la farmacéutica Pfizer (una de las grandes protagonistas, precisamente, de la vacunación) con motivo del V seminario para periodistas Vacunas, una historia de éxitos ha explicado algunas de las posibilidades.
Erradicación regional
El primero de ellos, como bien ha explicitado Luis Jodar, vicepresidente senior y director médico mundial de vacunas de Pfizer, sería la eliminación regional de la covid-19. Según ha señalado, este escenario es también el más improbable, al menos en el corto plazo.
Esta posibilidad implicaría que la enfermedad desapareciera completamente de ciertas zonas del mundo, con mayor probabilidad aquellas de más recursos en los que la vacunación ha podido cubrir a la gran mayoría de la población. Para ello, y en el caso de la covid-19, sería necesario disponer de una vacuna 'universal' que sea eficaz al margen de las mutaciones del virus o que éste tenga un potencial evolutivo mínimo.
Este es el caso de, por ejemplo, muchas enfermedades que llamamos 'tropicales'. Sin embargo, hay que tener en cuenta que se trata en su mayoría de patologías considerablemente menos transmisibles que la covid-19 (y especialmente que sus últimas variantes), y que por ahora no existe una vacuna que proteja suficientemente contra la infección en esta última (los sueros de que disponemos protegen más bien frente a la enfermedad sintomática, la enfermedad grave y la muerte).
Enfermedad endémica
El segundo escenario consiste en que la enfermedad entre en una situación de endemia con un potencial evolutivo moderado. Probablemente, esto implicaría, señalo Jodar, que se administren dosis de refuerzo periódicas de las vacunas (al menos, puntualizó, a los colectivos de más riesgo o a los recién nacidos).
En este caso, la covid-19 permanecería presente, pero con una incidencia moderada y estable (sin que se produjeran grandes brotes) y una gravedad y una mortalidad bajas. Algunas enfermedades endémicas tienden a afectar a demografías concretas, como los niños por debajo de la edad de vacunación, en la que no causan cuadros graves (de esta forma, esta población se convierte en el reservorio de la enfermedad).
Enfermedad endémica-epidémica
El tercer escenario, según expuso Jodar, es aquel en el que la enfermedad entra en situación de endemia, pero su alto potencial evolutivo favorece que aparezcan brotes más o menos periódicos a medida que se suceden las nuevas mutaciones.
Si esto sucede, dijo, será necesaria la administración periódica a todos los grupos de edad de dosis de recuerdo adaptadas a las nuevas mutaciones, hasta que se logre desarrollar una vacuna universal. El ejemplo más claro de una enfermedad con estas características en España sería la gripe.
Es necesario continuar luchando contra el virus
Sea como sea, Ángel Gil, profesor de Salud Pública y Medicina Preventiva de la Universidad Rey Juan Carlos, explicó que por esto es vital que los laboratorios continúen buscando vacunas que mejoren las actuales, así como seguir de cerca la vigilancia epidemiológica.
En el mismo sentido, el jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, Federico Martinón-Torres, argumentó que el futuro de la vacunación va a depender de si el virus pierde o gana virulencia y si se vuelve más o menos agresivo.
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