Depresión navideña, el síndrome de la profunda tristeza que 'ataca' cada diciembre

Durante las fiestas navideñas, muchas personas sufren desasosiego, tristeza e incluso ansiedad.
Durante las fiestas navideñas, muchas personas sufren desasosiego, tristeza e incluso ansiedad.
Pawel Kozera / Pixabay
Durante las fiestas navideñas, muchas personas sufren desasosiego, tristeza e incluso ansiedad.

Llega la Navidad y, con ella, las cenas familiares, de empresa, las luces de colores, los adornos horteras, los regalos, los villancicos por doquier y las tradiciones religiosas junto a sus modernas imitaciones laicas. ¿A quién puede no gustarle?

Pues si todo lo anterior te repele solo de imaginarlo, o si en lugar de alegría te produce una profunda tristeza y melancolía, no estás solo. En el último caso, es posible que padezcas la depresión navideña, o el 'blues de navidad'

¿Qué es exactamente y cuáles son sus causas?

Tendríamos que categorizarlo como un síndrome, ya que la mayoría de manuales de diagnóstico en la práctica psiquiátrica no lo recogen. Esto no quiere decir que no exista, y son varios los psicólogos y psiquiatras que la toman en consideración ya sea como entidad separada o como una forma de Trastorno Afectivo Estacional (TAE).

Sea como sea, se trataría de una condición con síntomas muy parecidos a los del trastorno depresivo, pero principalmente limitado a la temporada navideña, recurrente y cuyo desencadenante son las propias navidades o circunstancias ligadas a las mismas.

Así, podríamos distinguir signos como ánimo bajo, falta de energía, irritación, malestar, desinterés por realizar actividades, estrés, ansiedad y hasta trastornos de sueño. También hay que mencionar que las personas que han padecido trastornos depresivos son especialmente propensas a sufrir este síndrome, o a sufrir empeoramientos de sus trastornos en esta época del año.

¿Cuáles son sus causas?

Las razones por las que la Navidad puede provocar estos estados en las personas son muy variadas. Quizás uno de los más frecuentes es la ausencia de seres queridos, que se hace especialmente llamativa en unas fechas en las que es tradición reunirse con familiares y amigos.

Igualmente, y aunque no haya muertes de por medio, la sensación de distanciamiento con personas con las que hemos tenido algún conflicto también puede resultar muy dolorosa en esta época.

Por otro lado, la añoranza de tiempos pasados, en la que quizás las navidades eran particularmente felices, puede intensificarse por el contraste con una realidad más adulta, en la que a lo mejor faltan muchos de los elementos que hacían de la navidad algo tan bonito y memorable en esas épocas. Este puede ser el caso de muchas personas mayores que sufren de soledad.

En cambio, también hay quien siente presión y estrés por tener que cumplir con compromisos que no le apetecen o ver a personas a las que quizás no quiera ver, así como la sensación de estar cumpliendo de manera automática con una serie de rituales por tradición y la 'obligación' de ser feliz y alegre o al menos tener que aparentarlo.

Vinculado con esto, está la imagen mediática de que 'todo el mundo es feliz' en Navidad, lo que puede hacer sentirse desplazado a quien no lo es, y el consumismo y la publicidad más afilados que en ninguna época del año pueden hacerse difíciles de sobrellevar en la actual situación económica.

¿Cómo evitar la depresión navideña?

Algunas de estas causas sencillamente no se pueden cambiar, pero si se puede tratar de enfrentarse a ellas de una manera lo más sana posible. Por ejemplo, si lo que nos provoca este malestar es la ausencia de un ser querido, puede ayudar refugiarse en quienes sí están a nuestro lado para recordar con cariño y de manera positiva a esa persona. De la misma manera, si el motivo es un conflicto con otra persona, puede ser beneficioso tratar de pasar tiempo y distraernos con las personas con quienes tenemos buena relación.

En España, algunas comunidades autónomas tienen en marcha programas para prevenir este síndrome, en los que, por ejemplo, se organizan actividades para evitar que las personas mayores pasen las fiestas en soledad; como también desarrollan iniciativas parecidas para todas las edades diversas organizaciones sin ánimo de lucro.

Por su lado, el estrés de los compromisos sociales se puede paliar tratando de decir que no a aquellos que no deseemos de manera razonada y explicando los motivos al resto de personas implicadas, u ofreciendo alternativas a los rituales concretos de cada reunión.

También, a otras personas puede ayudarles aceptar que a lo mejor no les gusta la Navidad y que no hay nada de malo en ello, pese a la imagen imperante, y buscar alternativas para pasarlo lo menos mal posible, como reuniones pequeñas con amigos en lugar de las familiares.

Sea como sea, sí que es importante que si los síntomas nos causan verdadero malestar, o si son un empeoramiento de otros trastornos psiquiátricos previos, no temamos buscar ayuda y consultar con un profesional.

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