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El Gobierno se endeudará con 5.000 millones menos de lo previsto en 2022 tras cumplir su objetivo antes de tiempo

La vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, interviene en el Senado el pasado martes.
KIKO HUESCA / EFE

España emitirá 5.000 millones de euros menos de deuda de lo que el Gobierno había previsto en su programa de financiación para 2022. Así lo ha comunicado la vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, en una rueda de prensa en la tarde de este jueves. La vicepresidenta ha destacado que el Estado cerrará el año con una emisión neta de 70.000 millones de euros en deuda (descontando los activos financieros), que en términos brutos se quedará en 232.507 millones. Con las cifras registradas hasta esta fecha ya se ha obtenido el 96% de la financiación necesaria, asegura la vicepresidenta. 

Calviño ha atribuido el recorte en el endeudamiento a la prudencia en las estimaciones del Gobierno y a la buena marcha de la economía española (especialmente del empleo), que, según ha dicho, habrían permitido reducir las necesidades de financiación, dejando espacio libre para sufragar los paquetes de ayuda contra la inflación. 

La titular de Economía señala que pese a la subida de los tipos de interés, que ha endurecido los costes de endeudamiento, los mercados han seguido respondiendo a las peticiones de financiación del Estado. A la vez que la prima de riesgo ha permanecido por debajo de los 100 puntos básicos. Para 2023, el Gobierno confía en que una emisión de alrededor de 70.000 millones sea suficiente 

Actualmente, España se financia a un interés del 1,7%, que este año -en el que los tipos han sido muy bajos hasta julio- lo ha hecho al 1,2%. Además, Calviño ha destacado que la vida media de la deuda española es de ocho años, "lo que incrementa la resistencia al alza de los tipos de interés y reduce los riesgos de refinanciación". Según estima la vicepresidenta, esto permitirá que en los próximos años la carga de intereses se mantenga estable en torno al 2,2% del PIB.

El reto de reducir una montaña del 116% del PIB

España se enfrenta a un importante reto en los próximos años en lo que a la sostenibilidad de sus finanzas públicas se refiere. Tras una crisis pandémica de la que el país todavía no se ha recuperado y una nueva surgida tras la invasión rusa de Ucrania, España tiene delante el enorme desafío de reducir la montaña de deuda que ha acumulado desde la crisis de 2008. Actualmente, el pasivo español representa el 116% del PIB, una cifra que supera con creces los límites que establecía la UE antes de que llegara la pandemia. Un desafío que llega en un momento complicado, con una inflación que seguirá anormalmente elevada también en 2023 y una economía que todo apunta a que, como mínimo, estará estancada en los próximos meses. 

Además, España se enfrenta a un escenario incierto en el que ya no podrá contar con el salvavidas del BCE. O al menos no como ha ocurrido en los últimos años. Un banco central que está en retirada de sus programas de compra de deuda y que anunciará, previsiblemente, en los próximos meses los pasos que seguirá para reducir su balance. Actualmente, el BCE es el propietario de unos 414.000 millones de deuda española, es decir, prácticamente uno de cada tres euros de pasivo español en circulación. 

El último en recordar a España este problema ha sido el Fondo Monetario Internacional (FMI). El organismo que preside Kristalina Georgieva recomienda al Gobierno que empiece a reducir el desequilibrio en las cuentas públicas ya en 2023. Un año marcado por dos citas electorales clave que alumbrarán a un nuevo Ejecutivo en 2024. En concreto, el fondo monetario cree que España debería reducir su déficit estructural primario -es decir, descontando intereses y gastos no permanentes- a un ritmo de entre 3.000 y 6.000 millones ese año. Una velocidad que recomienda acelerar a 7.200 millones a partir de 2024. 

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