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Incidencia, letalidad, positividad... Qué indicadores van bien (y cuáles mal) en esta fase de la epidemia en España

Fernando Simón, director del Ccaes durante su comparecencia del lunes. 

La epidemia se encuentra en un momento crítico, un impás que de cuya resolución dependen decenas de miles de vidas. Mientras la vacunación va tomando impulso -en apenas seis días de abril se han administrado casi un millón de dosis, según los datos de Sanidad- el incierto crecimiento de los contagios con el fantasma de una cuarta ola en el horizonte amenaza con boicotear el esfuerzo de inmunización colectivo.

Todavía no se conoce el efecto que tendrá el aumento en la movilidad en Semana Santa sobre las curvas, y los datos de esta semana aún son difíciles de interpretar por las interferencias causadas por los días festivos. Pero ya hay movimientos en algunos indicadores que pueden aportar claves para anticipar lo que espera.

El aumento en los contagios y la incidencia fue la primera señal de aviso de que algo estaba cambiando en la epidemia tras varias semanas de descenso continuado. Con la llegada de marzo la curva se estancó y desde entonces ha vuelto a repuntar, devolviendo el país a riesgo alto con 164,7 casos por cada 100.000 habitantes en las últimas dos semanas.

Si bien es cierto que la tendencia es al alza, por ahora la velocidad a la que crecen los contagios está siendo mucho menor que la explosión que se vivió en la antesala de la segunda y la tercera ola. En lo que llevamos de mes este indicador se ha incrementado más de un 6%. Lo que ocurra en los próximos días, en los que se verán al fin los efectos de la Semana Santa, será clave.

Otro indicador que preocupa es la positividad, que ya es del 7,3%, más de dos puntos porcentuales por encima del umbral de alerta que fijó la OMS el año pasado.

Otro de los indicadores que ha hecho saltar las alarmas son los ingresos hospitalarios. En lo que va de mes, el número de pacientes con Covid hospitalizados se ha incrementado en 1.526, 147 en el caso de las UCI, y las curvas de hospitalizaciones comienzan a hacerse eco de la subida en los contagios. 

Actualmente la presión sobre las UCI ya roza el 20%, con tres comunidades con más de un tercio de sus camas ocupadas.

El indicador que, por ahora, más invita a la esperanza es el de los fallecidos, que no han dejado de reducirse pese al cambio de tendencia en los contagios. Si se observa la serie de muertes por fecha de defunción que actualiza a diario el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), a lo largo de marzo ya ha habido varias jornadas en las que se han producido menos de 100 decesos por el patógeno, una cifra que sigue siendo muy elevada pero que se reduce día a día.

Según Sanidad, la letalidad se va reduciendo también poco a poco, aunque esta tendencia aún es difícil de apreciar con los datos disponibles. En estos momentos, la letalidad general (el porcentaje de casos detectados que acaban en fallecimiento) es del 2,29% según los datos del Ministerio de Sanidad. Sin embargo, esta cifra es con total seguridad, más baja al menos por dos razones.

La primera es que durante los primeros meses de la epidemia la falta generalizada de test de coronavirus dejó sin detectar la mayoría de los casos que se producían, un hecho que tras la publicación del estudio nacional de seroprevalencia quedó patente. Esto influye en que dé la impresión de que la mortalidad que causa el virus es mucho mayor porque una parte muy importante de los casos nunca fue detectado.

La segunda tiene mucho que ver con la primera. Aunque la capacidad diagnóstica es en estos momentos muy elevada, todavía quedan sin detectar entre un 20 y un 30% de los casos, según estima Sanidad. Estos contagios que se producen pero quedan sin registrar también contribuyen a que la letalidad del virus parezca mayor de lo que es realmente.

En los informes semanales sobre la pandemia que publica el ISCIII, se refleja este hecho. El ISCIII analiza todos los casos de coronavirus que se notifican al Centro Nacional de Epidemiología desde mayo del año pasado y estiman que la letalidad general se sitúa en torno al 1,5%, que oscila en una horquilla del 0,002% en menores entre 4 y 15 años al 15,8% en mayores de 80.