Uso de anestésicos tópicos y otros trucos para que vacunarse duela menos

  • El miedo al dolor es uno de los motivos más frecuentes del miedo a vacunarse. Los anestésicos tópicos pueden ayudar.
El miedo al dolor de las inyecciones hace que mucha gente tenga miedo a vacunarse
El miedo al dolor de las inyecciones hace que mucha gente tenga miedo a vacunarse
Angelo Esslinger / Pixabay
El miedo al dolor de las inyecciones hace que mucha gente tenga miedo a vacunarse

El miedo a las agujas es más común de lo podría parecer, y no sólo entre los niños. Este miedo irracional a ponerse una inyección se denomina tripanofobia y se calcula que lo padece entre un 20 y un 25% de la población. En un 10% de los casos se trataría incluso de una fobia que haría incapaz administrarse, por ejemplo, una vacuna, pues este hecho o sólo pensar en ello podría provocar ataques de pánico.

La tripanofobia suele desaparecer cuando crecemos, pero si continúa en la edad adulta y es una fobia tan grande que nos impide recibir tratamientos tan importantes como una vacuna, lo mejor es acudir a un profesional de la psicología para atajar el problema.

Si se trata simplemente de un miedo irracional, hay cosas que podemos hacer para superarlo. Una de ellas es tomar medidas para paliar el dolor que pueden provocar las inyecciones, como el uso de anestésicos tópicos. Algunos de ellos pueden aplicarse incluso en lactantes.

Cómo usar un anestésico tópico

Para evitar el dolor de las inyecciones, existen los anestésicos tópicos, cremas que, aplicadas alrededor de una hora antes de la vacunación, adormecen la zona y evitan o reducen el dolor, algo que se puede comprobar incluso en lactantes, pues reduce su llanto hasta en un 30% de los casos.

Para aplicarlos correctamente, Aspen Pharma nos da algunos consejos,

•Aplicar la crema una hora antes del pinchazo.

•Recubrir la zona a tratada con un apósito impermeable al aire y al agua. En ausencia de apósito se puede recubrir con un film de plástico transparente. Esto facilita que la piel de esa zona no pierda agua por transpiración, aumentando la hidratación de la misma. A más hidratada esté la piel, menos resistencia tendrá el anestésico para penetrar la epidermis y la dermis con el objetivo de llegar a las terminaciones nerviosas periféricas, bloquear el impulso nervioso y de esta manera impedir la transmisión del dolor.

•La aplicación es fácil y la puede hacer uno mismo en casa antes de acudir a la cita con el profesional sanitario que nos pondrá la vacuna.

Este tipo de cremas proporcionan una anestesia que puede llegar a durar hasta incluso 4 horas. Todo dependerá de la cantidad de anestésico aplicado y de su concentración.

El más utilizado, que suele ser una combinación de lidocaína 2,5% y prilocaína 2,5% en crema, pero también existen otras concentraciones y presentaciones, como ambos principios activos por separado y presentados en ungüento, pomada, spray, etc.)

En cuanto a los bebés, la más indicada es la de lidocaína (EMLA) y se aplicará hasta un gramo -como mucho- para 10 cm2 , o sea, 0,5 gramos en cada pierna. Aunque es completamente seguro utilizarlas, la OMS, en caso de lactantes, recomienda recurrir antes a otras formas de paliar el dolor de la inyección en lactantes y niños pequeños.

Otros ‘trucos’ aparte de las cremas anestésicas

La aplicación de estas cremas es muy eficaz para evitar el dolor e ir más tranquilos a recibir una inyección, pero existen otras técnicas y trucos que también ayudan. La Asociación Española de Pediatría, en su web En familia, nos da algunas pautas para paliar el dolor según la edad.

En lactantes y recién nacidos:

•"Tetanalgesia". Dar el pecho antes, durante y justo después de la inyección proporcionará alivio, distracción y consuelo a los lactantes. Esto funciona con los bebés muy pequeños y los no tan pequeños que todavía toman teta. Y es que amamantar cumple una tripe función: distracción, proporcionar algo dulce y el consuelo de los brazos de mamá.

Dar algo dulce. En las unidades de neonatología es común dar algo dulce a los niños cuando se les realiza alguna prueba o se les somete a algún tratamiento que puede causarles dolor. Se les puede dar sacarosa con una jeringuilla o cuentagotas, por ejemplo.

•Contacto piel con piel o abrazados. Tanto si se da el pecho como si no, el simple hecho de estar en los brazos de uno de sus adultos de referencia, a los que tenga apego, les proporcionará tranquilidad y alivio.

•Técnicas de distracción. Como canciones, imágenes, un muñequito…

En niños pequeños y mayores

•Preparación psicológica previa. Hay que anticipar al niño que va a ponerse una vacuna, pero un día como máximo antes para no crearle mucha ansiedad. Nunca hay que engañarle y decirle, por ejemplo, que no le dolerá nada. En los mayores, podemos explicarle con detalle cómo va a ser el procedimiento e invitarle a que nos pregunte todas sus dudas.

•Técnicas de distracción. Podemos dejarle ir con algún juguete que el guste, globos, pompas, ponerle un vídeo en el móvil, un videojuego o escuchar música en los más mayores… Una técnica muy efectiva de distracción que utilizan los enfermeros es invitarnos a soplar mientras nos pinchan.

•Posición erguida. La mejor posición para recibir una inyección es erguido y sentado, nunca tumbado ni de pie. Esta posición combina las ventajas psicológicas de la posición erguida del tronco, con la evitación del peligro de mareo o lipotimia.

Además de estas técnicas podríamos utilizar un aerosol enfriador puede adormecer la piel justo antes de que se administren las inyecciones. El hielo, aunque también podría ser una buena opción, es más aparatoso de utilizar, sobre todo porque, al igual que el spray, habría que aplicarlo justo antes de la inyección, en la sala de espera o en la consulta.

Para lo que sí lo recomienda el Comité asesor de vacunas de la AEP, es para aliviar la inflación y el dolor local después de la vacunación, “el frío local, aplicado lo más precozmente posible reduce la intensidad y acorta la duración de estos síntomas. El frío puede aplicarse con “acumuladores de frío” de neveras de picnic o geles comerciales protegidos con un paño para evitar congelaciones. El calor local está siempre contraindicado”, afirman. 

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