Dos países, la misma crisis sanitaria: la covid en España y Reino Unido a través de los ojos de sus enfermeras

Mónica Arribas, en el Hospital de Fuenlabrada.
Mónica Arribas, en el Hospital de Fuenlabrada.
M.A.
Mónica Arribas, en el Hospital de Fuenlabrada.

Son de países diferentes, con culturas e idiomas distintos, pero ambas han atravesado por la misma situación en los últimos meses. Mónica Arribas es española y Stacey Woodlock británica pero vivir una pandemia mundial siendo enfermeras las ha llevado a recorrer un camino en el que han vivido experiencias muy similares. Trabajadoras de la aseguradora de salud Cigna, ambas solicitaron a la empresa compaginar su empleo con la atención a pacientes de coronavirus en un hospital. La compañía les facilitó esa posibilidad y han vivido en primera línea los efectos de una crisis sanitaria que ha golpeado con fuerza.

"Me ofrecí a trabajar los sábados y los domingos, que era cuando tenía libre, en el hospital público de Fuenlabrada, ante la falta de personal tan brutal que había los primeros días. Es donde estudié la carrera y donde tuve mi primer contrato", cuenta Mónica. A miles de kilómetros de allí, la escasez de sanitarios también fue lo que motivó a Stacey a dar el mismo paso. 

"El Servicio Nacional de Salud necesitaba desesperadamente enfermeras de UCI, de hecho estaban suplicando ayuda. Sabía que no podía quedarme en casa mientras eso sucedía", recuerda. Había trabajado en una unidad de cuidados intensivos hasta noviembre y podía imaginar cómo de desesperante sería la situación que estaban atravesando.

Mónica Arribas

Mónica difícilmente olvidará la incertidumbre con la que los infectados por coronavirus llegaban al hospital ni las preguntas a las que la sometían: "¿Me puedo salvar? Tú que has visto a los que ingresan… ¿estoy para morirme? ¿Me darás la mano y no me dejarás solo si eso pasa?". "La situación ha sido complicada. Sobre todo por la falta de conocimientos sobre el virus y por la soledad del paciente”, señala. Ella, encargada de la hospitalización en la planta Covid, asistió en sus últimos momentos a quienes perdieron la vida, una labor que le ha valido el agradecimiento de los familiares

Mónica Arribas, enfermera.

mónica arribas

  • Graduada en Enfermería por la Universidad Europea de Madrid, es inspectora sanitaria en Cigna, además de enfermera del Summa 112. 

Esta madrileña ratifica la insistente denuncia que los profesionales sanitarios han venido realizando sobre la falta de equipos de protección y de personal, principalmente durante los momentos más duros de la crisis. 

"Nos vestíamos con batas quirúrgicas desechables, con mascarillas y pantallas, y nos poníamos doble o triple guante. Los uniformes los entregábamos al final de cada día para lavarlos y nos daban uno limpio al principio de la siguiente guardia. Hasta que se contrató refuerzo llevamos muchos pacientes por enfermera y eso aumentaba las posibilidades de cometer algún error en la protección", manifiesta. "Se intentó minimizar la carencia de material con donaciones de particulares y empresas que recondujeron su trabajo para hacer cosas útiles", agrega.

Casada con un profesional del Summa 112, ambos se afanaron en tomar todas las medidas posibles para evitar el contagio pero reconoce que el temor era inevitable: "Al final no sabíamos si lo que hacíamos estaba bien hecho y lo que nos quedaba era cruzar los dedos para que no pasara". Caer enfermos no solo habrías supuesto no poder seguir ayudando en la lucha contra la pandemia sino también poner en peligro a sus dos hijos.

A Mónica le realizaron las pruebas de diagnóstico hasta en tres ocasiones, no sin problemas: "La primera vez me la hicieron el 25 de abril y tuvieron que congelar la sangre porque se les acabaron los reactivos. Hasta que se compraron de nuevo pasaron 15 días. Como mi muestra salió alterada, me la volvieron a repetir, y así hasta tres veces. Hubo indignación cuando se acabaron, pero particularmente entiendo que esta situación ha sido desbordante para todos los estamentos y que todos hemos trabajado al 200% de nuestra capacidad". 

Stacey Woodlock

Stacey sí resultó infectada. O al menos eso cree porque igual que ha sucedido en España, en Reino Unido tampoco se han realizado pruebas a toda la población que presentaba síntomas. Su malestar comenzó poco antes de que el Gobierno decretase el confinamiento. "En este momento solo estaban evaluando a los pacientes hospitalizados, así que, en realidad, nunca nos la hicimos. Incluso el personal del hospital no comenzó a hacérsela hasta al menos un mes después. Algunos todavía no lo se la han hecho", apunta.

Stacey Woodlock, enfermera en la ciudad británica de Glasgow.

stacey woodlock

  • Enfermera afincada en Glasgow, es empleada en la delegación británica de la aseguradora de salud Cigna desde hace unos meses. Hasta noviembre de 2019 trabajaba en la UCI de un hospital.

Una vez recuperada, esta británica se incorporó a la UCI de un centro hospitalario, una decisión muy meditada para la que pensó en su pareja y en su hijo: "Su seguridad era primordial. Me duchaba en el hospital al final de cada turno. Al llegar a casa lo hacía otra vez y lavaba toda la ropa".

Su trabajo se desarrolló allí donde estaban los pacientes más enfermos, aquellos que presentaban fallos multiorgánicos. "Cada turno suponía una lucha para mantenerlos vivos. Teníamos que utilizar EPI durante cinco o seis horas seguidas, tras las que podíamos tomarnos un breve descanso para tomar un trago de agua", señala sobre un momento en el que la cifra habitual de seis o siete ingresos diarios se duplicaba.

Esta sanitaria se siente afortunada por haber podido contar con los medios de protección necesarios pero es consciente de que otras áreas del hospital no estaban tan bien preparadas, como tampoco lo estuvieron centros sanitarios de muchas zonas del país. Ella llegó incluso a solicitar donaciones de viseras a compañías locales en alguna de las ocasiones en las que llegaron a escasear. Uno de los momentos más difíciles que recuerda fue el fallecimiento por Covid de un compañero: "Era bastante joven y supuso un golpe muy duro para todos".

Ante una segunda ola

Preguntadas por cómo creen que se afrontaría una posible segunda ola, ambas coinciden en que el sistema estará mejor preparado. "Si hay un repunte no será como la primera vez. Hemos aprendido a conocer a lo que nos enfrentamos y hay material que ha ido llegando y con el que no contábamos: respiradores, mascarillas, personal, carpas, Ifema…", comenta la española. "Ha sido difícil para todos y ha sacado lo mejor y lo peor de la humanidad. Si esto llegara a su punto máximo nuevamente, creo que las cosas funcionarían mejor y al menos todos sabríamos qué hacer para tratar de prevenir la propagación", responde la británica.

Ante una menor presión de la pandemia, Mónica y Stacey han vuelto a trabajar únicamente en Cigna. Las dos tienen claro no obstante que si la situación se complica de nuevo volverán a ponerse en primera línea

Mostrar comentarios

Códigos Descuento