Quien tenga el cabello rizado bien sabrá que el encrespamiento, la sequedad y la falsa (o el exceso) de volumen son algunos de los inconvenientes con los que hay que lidiar día a día. Pero, si se logra, ya podemos estar seguros de que vamos a lucir pelazo. Hasta ahora, la supremacía del liso hacía que el cabello rizado pareciera despeinado, pero, actualmente, pese a lo laborioso de su cuidado, es tendencia, más desde el auge de popularidad del método curly que, precisamente, lucha contra esos problemas ¡y los destierra para siempre! Aunque fue en 2010 cuando la estilista Lorraine Massey acuñó el término en la publicación de su libro Curly Girl: The Hand Book, fue el año pasado cuando se convirtió en un fenómeno mundial que empezó a ganar adeptos que, además, compartían en las redes sociales sus resultados efectivos.
Pero, ¿en qué consiste este método? En deshacernos de la enemiga acérrima del pelo rizado: la deshidratación, tratando al cabello con respeto y sin emplear productos que contengan silicona o sulfatos. Con estas premisas conseguiremos unos rizos definidos, cuidados e hidratados. ¿Cómo lo conseguimos? Bajo estas líneas explicamos paso a paso el método curly para que, desde ya, empieces a lucir con orgullo unos rizos que acaparen todas las miradas.
Cinco pasos para recuperar tus rizos
-Deja atrás los champús con sulfatos. Leer las etiquetas de los productos que consumimos se ha convertido, por fin, en tendencia; y si quieres cuidar tus rizos debe ser, además, una obligación. Muchos de los champús específicos que usamos para potenciar volumen y definición incluyen sulfatos y siliconas que se adhieren al cabello, logrando el efecto contrario: apelmazamiento, frizz (encrespamiento) y deshidratación. ¿El resultado? La pérdida progresiva del rizo y una visita obligada a la peluquería. ¿La solución? Optar por productos naturales sin estas sustancias o apostar por el co-wash, que consiste en sustituir el champú por una mascarilla aplicada masajeando el cuero cabelludo que no debe retirarse por completo con el aclarado.
- No te seques con cualquier toalla. El tejido de las toallas clásicas es perfecto para romper la caída natural del rizo y encrespar la última capa del pelo, así que lo mejor es sustituirlas por una camiseta de algodón viejo o una toalla de microfibra con la que poder hacerse un turbante que acabe con gran parte de la humedad. Eso sí, una vez lo retires, no hay que arrástralo por la melena, sino dar pequeños toques de abajo y arriba para ayudar a nuestros bucles a encontrar el camino. Es decir, hacer scrunch para eliminar el exceso de agua.
- Se acabaron los cepillos. Aunque creas que el pelo rizado tiende a enredarse más que el liso, sentimos decirte que estás muy equivocado: los nudos los provoca la falta de hidratación. Por eso, si sigues todos los pasos anteriores y no quieres aplastar los bucles, lo mejor es optar por separar los rizos con los dedos o con un cepillo de púas.
- Olvídate del secador. El calor directo sobre el cabello rizado es sinónimo de encrespamiento. Por eso, hay que olvidarse de darse el último aclarado con agua caliente (cuando más fría, mejor) y, también, del secador. Aunque, en caso de ser una cuestión de fuerza mayor, siempre se puede sustituir por un difusor con aire frío templado que facilite el peinado.
- Ya no vale dormir de cualquier manera. Para evitar el frizz y que los rizos duren más días con una definición clara, hay que apostar por dormir con un gorro de satén que impida que la ficción de nuestro cabello con las sábanas... ¡y un despertar digno de los mejores años de Cyndi Lauper!
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