La OMS reanuda los ensayos clínicos con hidroxicloroquina que frenó al detectar más mortalidad en casos de COVID-19

El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
SALVATORE DI NOLFI / EFE
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció este miércoles que se reanudarán los ensayos clínicos en los que se utiliza la hidroxicloroquina y que, enmarcados en su estudio Solidarity, forman parte de los esfuerzos internacionales por hallar uno o más tratamientos y vacunas para la COVID-19.

El equipo de expertos que supervisa los ensayos clínicos que se realizan en 35 países recomendó la semana pasada que, por precaución, se interrumpieran aquellos relacionados con ese medicamento porque había información que ponía en duda su seguridad.

Datos procedentes de distintos lugares apuntaban entonces a una tasa de mortalidad más elevada entre los pacientes graves de COVID-19 que habían sido tratados con la hidroxicloroquina, un derivado de la cloroquina, un medicamento utilizado desde hace décadas en enfermos de malaria y de afecciones reumáticas.

La decisión de detener temporalmente los estudios fue una medida de cautela que podría ser revisada, tal como se ha hecho, y que fue adoptada tras la publicación el pasado día 22 en la revista médica británica The Lancet de un estudio en el que se señalaban las mencionadas mayores tasas de mortalidad en pacientes en los que se habían ensayado tratamientos con hidroxicloroquina,

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, informó este miércoles de que la revisión de datos se había completado y que los científicos han concluido que no existen razones para modificar los protocolos utilizados en los ensayos clínicos.

Un total de 3.500 pacientes participan de forma voluntaria en los diversos ensayos que se realizan en 35 países bajo la supervisión de la OMS.

No obstante, la directora general adjunto de la OMS, Soumya Swaminathan, precisó que todavía no se ha encontrado evidencia de que alguno de los fármacos que se están probando reduzca la mortalidad por COVID-19, por lo que "es una prioridad continuar haciendo estudios y ensayos clínicos aleatorios para obtener la evidencia que necesitamos lo más pronto posible".

Swaminathan precisó que la OMS está apoyando varios estudios de medicamentos que permitan no solo salvar las vidas de pacientes en estado crítico, sino también reducir la severidad de la enfermedad. 

Estudio cuestionado

Por su parte, The Lancet realizó este mismo miércoles una advertencia ante el estudio que publicó el pasado día 22 -días antes de que la OMS detuviera temporalmente los ensayos-,  al haberse planteado "importantes cuestiones científicas sobre los datos".

El estudio, de tipo observacional, sugiere que el tratamiento con el fármaco antipalúdico cloroquina o su análogo hidroxicloroquina no ofrece ningún beneficio a los pacientes con COVID-19 y que su uso, ya sea solo o en combinación con un tipo de antibióticos, se relaciona con un aumento de las tasas de mortalidad.

La revista señala que algunos de los autores del texto han encargado "una auditoría independiente sobre la procedencia y la validez de los datos, que está en curso y cuyos resultados se esperan en breve".

De todas maneras, la publicación médica ha decidido realizar una "expresión de preocupación para alertar a los lectores sobre el hecho" de que se ha notificado a la publicación "relevantes cuestiones científicas" sobre el citado estudio. "Actualizaremos este aviso tan pronto como tengamos más información", indica The Lancet.

El estudio, ahora en cuestión, analizaba datos de casi 15.000 pacientes en 600 hospitales que recibieron cloroquina o su análogo, la hidroxicloroquina (ingeridos con o sin los antibióticos azitromicina o claritromicina), y datos de 81.000 pacientes.

La investigación está firmada por investigadores del Hospital Brigham de Mujeres de Boston, la corporación Surgisphere, la Universidad de Utah, el Instituto de Investigación HCA, todos ellos estadounidenses, y el Hospital Universitario de Zúrich (Suiza).

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