Espía tu móvil, te aleja de tu entorno... Cómo identificar a una persona celosa en los primeros días de relación

  • "Hay personas que tienen una capacidad de manipulación tan grande que al inicio de una relación es imposible verlo", dice la psicóloga Ángela de la Fuente.
  • Los celos no se manifiestan solo hacia posibles 'competidores' de la pareja sino también hacia la familia y amigos. 
Un hombre espía el móvil de su pareja.
Un hombre espía el móvil de su pareja.
GTRES
Un hombre espía el móvil de su pareja.

Los inicios de una relación suelen pintarse, como se dice comúnmente, de color de rosa. Hay emoción, cosquillas en el estómago, pasión, también timidez, nervios... y generalmente pasan desapercibidas las señales que pueden mostrar la cara más celosa del otro. ¿Pero qué son los celos? ¿Es una patología que solo afecta a las parejas?

Por supuesto que no, los celos pueden afectarnos desde la más tierna infancia. Toda relación interpersonal no está exenta de ellos: celos de que mamá y papá le hagan más caso al nuevo hermanito, de los amigos que invitan a salir a otros y nos dejan de lado, de los favoritismos con los hermanos, del nuevo novio o novia de nuestros progenitores... Pero quizás los que tienen su origen dentro de la pareja son los más populares y los que más se consultan con los psicólogos.

Cuando afectan a las relaciones de amor, los celos se manifiestan como sentimientos de inseguridad y angustia que invaden a uno o ambos miembros de la pareja cuando se dan una serie de situaciones. Este sentimiento negativo puede surgir cuando uno siente que está en peligro el amor del otro o bien cuando nota con temor que dejan de ser el centro de atención del ser amado.

"Tenemos muchas veces la duda de si algo lo podemos reprochar y para eso, además de educarnos, también tenemos que confiar en nuestras tripas"

Pero, ¿es posible identificar a una persona celosa en los primeros días de la relación? No siempre va a ser posible y no porque el amor nos ciegue sino por el tipo de persona con la que se está. “Hay personas que tienen una capacidad de manipulación tan grande que al inicio de una relación, por lo menos, es imposible verlo. Y este tipo de personas son las más peligrosas porque son más manipuladoras, más seductoras, más sutiles, no se ven sus intenciones y te controlan desde otro sitio”, explica la psicóloga Ángela de la Fuente.

Lo que sí puede potenciarse, como señala la terapeuta, es la capacidad de cada cual para aprender sobre el respeto personal así como a distinguir las conductas tolerables de las que no lo son. “Si no sabemos lo que no es normal y lo que no es respeto no sabremos detectarlo. Una forma de hacerlo es educándose, leyendo, informándose, preguntando a profesionales... Muchos pacientes suelen expresar en consulta: ‘me ha pasado esto, me he sentido fatal pero no sé si es malo o una falta de respeto’. Tenemos muchas veces la duda de si algo lo podemos reprochar y para eso, además de educarnos, también tenemos que confiar en nuestras tripas. Muchas veces cuando nos sentimos mal con algo, cuando algo que ha hecho otra persona nos ha dejado sintiéndonos culpables, sintiéndonos malas personas o muy tristes puede ser que haya una falta de respeto a mi libertad detrás. Hay que confiar en nosotros y en lo que a nuestro cuerpo le sienta mal”.

Conductas que pueden hacer saltar el botón de alerta

¿Cuáles serían las conductas más típicas que pueden llevarnos a reconocer a una persona celosa incluso al inicio de una relación? La especialista resume algunas de las más comunes:

- La revisión del teléfono móvil. “Yo te lo puedo dejar o enseñar pero no es tolerable que bajo el chantaje emocional el otro se crea con derecho a cogerlo y consultarlo”.

- Desconfiar de compañeros de trabajo o personas del sexo que a la pareja le atrae y tener la suspicacia puesta en las amistades o relaciones que podrían ser potencialmente competidores. “Puede ser desde algo muy evidente como ‘tú que haces con ese’ o ‘ese quiere algo contigo’ a algo mucho más sutil como ‘como esa persona no me gusta mucho para ti’. Muchas veces se endulzan los celos, se disfrazan como si fuesen conductas de cuidado y no lo son porque en realidad están coartando tus libertades”.

"Muchas veces se endulzan los celos, se disfrazan como si fuesen conductas de cuidado pero en realidad están coartando tus libertades"

- El tema de la ropa. “Cuidado con las opiniones sobre cómo vistes o cómo vas. Me puedes decir un día que algo no te gusta pero si me lo estás diciendo todos los días: “por qué te has vestido así", “a dónde vas con eso”... algo va mal.

- Alejar a la pareja de las personas de alrededor, tanto de la familia como de las amistades. “Cuando empiezan a criticar, a decirte que te tratan mal, que no te convienen... Puede ser verdad en algún caso pero es complicado que todas las personas que te rodean no te vengan bien. Hay una necesidad de apartarte del resto y de que solo seas para ella. Porque los celos no tienen que ser por necesidad con un competidor en cuanto a pareja, pueden ser incluso celos de que tengas trabajo”.

Llegados a este punto, ¿los celos son siempre malos o también hay celos constructivos? 
“Los celos tienen que ver con mi inseguridad y con mi miedo a perder algo que quiero mucho. Pueden ser constructivos porque son una emoción y como toda emoción se puede sacar información de ellos. ¿Cuándo pueden ser constructivos? Cuando me empujan a mí de forma asertiva a poner sobre la mesa mi miedo y que el otro pueda consolarme. Siento celos y me doy cuenta de que tengo una necesidad de cariño y amor no cubierta. Si soy capaz de transmitirlo de forma respetuosa y amorosa van a ser constructivos” asegura la terapeuta. “El problema está en que no los usamos así y en que hay personas tan dañadas que ni todo el amor que le des nunca será suficiente para que deje de tener celos. Es como si tuvieran un agujero por donde se cuela todo ese amor y si eso se detecta, sin duda alguna, hay que poner solución consultado a un profesional. La persona celosa tiene que reconocerlo y admitirlo”.

¿Se puede reconducir la relación?

Cuando el amor es profundo y se busca una solución al problema, señala de la Fuente, “lo primero es que la otra persona y tú seáis capaces de hablar los celos de forma diferente, desde el ‘yo necesito’ o ‘me siento así’. Es un primer paso que puede dar una buena perspectiva. Si ya hemos dado ese paso hemos conseguido mucho pero hablar no es suficiente, la persona que tiene celos tiene que comprender que eso es algo suyo y que muchas veces no es algo real sino un miedo interno. No se lo puede echar a la cara a la otra persona y solo tiene dos opciones: compartir un trocito de sus celos con su pareja y el otro quedárselo (el destructivo) o decidir que no quiere vivir con ese malestar y acudir a un profesional”.

Por el contrario, cuando no hay ni siquiera pequeños cambios o avances a pesar de las buenas intenciones es mejor replantearse dejar atrás esa relación. “El voy a cambiar no es síntoma de nada solo de que la persona siente un malestar. No solo querer cambiar implica hacerlo. Hay que aprender a fiarse de nuestros instintos y cuando una y otra vez acabo sintiéndome mal por culpa del otro es momento de preguntarse qué efecto está teniendo todo eso en nosotros”.

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