La cocina es un campo abonado a los mitos. Y no solo cuando hablamos de algunos alimentos y sus supuestas propiedades o peligros, porque los electrodomésticos tampoco escapan de algunas leyendas que perduran hasta hoy.
Y, con permiso del router y su malvado Wi-Fi, si hay un aparato en el hogar con mala fama es el microondas. Presente en la inmensa mayoría de cocinas desde hace décadas, que no haya ninguna prueba ni lógica científica que certifique la supuesta maldad de este aparato, por lo visto, no es suficiente para que algunos dejen de considerarlo potencialmente peligroso o incluso cancerígeno.
Tal vez en 2020 habría que desistir de intentar convencer con pruebas y argumentos a quienes prefieren creer a Gwyneth Paltrow -que seguro que también odia los microondas o tiene alguna idea rara al respecto-, pero por intentarlo que no quede.
¿Cuál es el aparato más radiactivo que tenemos en casa?
— Víctor M. González (@gdvictorm) January 10, 2020
Aquí tenemos un #microondas viejo, pero que cumple su función y que al igual que todos los microondas NO emite #radiación ionizante (peligrosa). Sin embargo, nos llevamos una sorpresa con un reloj de mesilla. pic.twitter.com/O9Nc88OGia
Las ondas que emite este aparato y que permiten calentar los alimentos suelen ser señaladas como el origen del peligro. Normalmente con argumentos tan científicos como que si pueden calentar un plato de lentejas seguro que también te fríen las neuronas si estás cerca.
Pues no. Y si a estas alturas todavía quedaba alguna duda, en Twitter alguien se ha tomado la molestia de medir las radiaciones emitidas por este aparato con el resultado de cero. No hay cambios en las radiaciones ionizantes -las malas- respecto a las presentes de forma natural.
La sorpresa llega al repetir la operación con un viejo reloj de mesilla que, sorpresa, resulta que utiliza una pintura radiactiva que sí hace que incluso salte la alarma del medidor.
Así que la próxima vez que alguien se niegue a usar un microondas o mire el tuyo con mala cara por su supuesta peligrosidad, dile que mejor revise los relojes de casa.
Por cierto, ni siquiera ese reloj que parece sacado de Chernobyl presenta unos niveles peligrosos.
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