¿Cómo podemos olvidar en el coche a un hijo? "Le puede pasar a cualquiera"

Un bebé duerme en la silla infantil de un coche.
Un bebé duerme en la silla infantil de un coche.
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Un bebé duerme en la silla infantil de un coche.

"Le puede pasar a cualquier persona en situación de tensión máxima". Cualquiera puede morir en vida al darse cuenta de que su bebé de 21 meses ha fallecido tras aparcar el coche para ir a trabajar y dejarlo olvidado en el coche durante horas. Como le pasó este miércoles a un padre de cuatro hijos en Madrid, que después de llevar como cada día a sus tres hijos mayores al colegio, se dispuso a dejar a la pequeña en la guardería pública Ana de Austria del distrito Hortaleza. Pero lo olvidó. La dejó en el interior de su vehículo, que quedó aparcado en la calle del centro, y continuó su rutina cogiendo el tren ligero que le transporta hasta su lugar de trabajo en Las Tablas.

¿Cómo podemos llegar a olvidar lo que más queremos? Según la psicóloga María Jesús Álava Reyes, este trágico hecho —que no es la primera vez que pasa— invita a reflexionar sobre el ritmo de vida que actualmente llevan tanto adultos como niños (a caballo de aquellos). Este olvido mortal se explica porque "nos levantamos de la cama y empezamos el día con prisa y tensión que nos eleva el nivel de ansiedad hasta alcanzar el estrés negativo".

Dicho de otra forma, "en una situación de emergencia se dispara el sistema nervioso automático y dentro de este el simpático, que nos hace actuar de forma automática como si huyéramos hasta conseguir nuestros objetivos y esto anula nuestro sistema nervioso central, es decir, nuestra parte más racional e intelectual", explica la directora del Centro de Psicología Álava Reyes.

Tras una mañana en la que los padres han de levantar, asear y dar de desayunar a cuatro niños (además de a sí mismos) para llegar a tiempo a los respectivos centros educativos y posteriormente a sus puestos de trabajo, es posible que el cerebro, "por las prisas extremas", active el "piloto automático" y bloquee nuestra parte más intelectual, que queda en "un segundo plano". Llegando incluso a "desconectar durante el resto del día" e impidiendo "pensar en ningún momento que nos hemos olvidado" a nuestro bebé en el coche.

La Policía Nacional tomó a última hora de este miércoles declaración al progenitor, de 43 años, que entró en estado de shock cuando se dio cuenta de lo que había hecho. Tras dejarlo en libertad, ahora será un juez quien le cite para declarar como presunto autor de un homicidio imprudente y decida si le condena o no y el porqué.

"La madre debe apoyar al padre"

La psicóloga María Jesús Álava Reyes pide ser respetuosos con el padre, al que "no debemos tachar de irresponsable". Fue la madre quien, al acudir a la escuela infantil a recoger a la niña y enterarse de que esta no había asistido, llamó al padre. Entonces el cerebro del progenitor cayó en su olvido. La madre, de 39 años, acudió acompañada por una educadora al coche familiar y encontró a la pequeña inconsciente. Los equipos de emergencias no pudieron salvarle la vida a pesar de los 45 minutos que pasaron intentando reanimarla.

"A nivel de pareja, probablemente atraviesen una crisis enorme y sea una prueba para los padres. La madre debería apoyar al padre y hacer un esfuerzo para no juzgarle, porque bastante se culpará él internamente", sostiene Álava Reyes, que defiende que "no debemos juzgar aquello que no hemos vivido".

Esta familia se enfrenta ahora a una situación "con la que terminas aprendido a vivir pero nunca llegas a superar" porque todos, de algún modo, "terminan sintiéndose responsables". Superar el fallecimiento accidental de un hijo "ya es difícil", pero si la muerte viene por "una falta de acción" de alguno de los progenitores, "eso es insuperable", sentencia la psicóloga.

No obstante, Álava Reyes aconseja recurrir al apoyo psicológico constante. En su consulta, asegura, ya no atiende situaciones límite sino "gente que no puede con su día a día y está desbordada por la realidad". "Debemos aprender del ritmo que llevan los niños por la mañana, que van mucho más despacio que sus padres, porque nuestro nivel de estrés indica que llevamos una vida deshumanizada. Llega la noche y muchos adultos no han tenido ningún momento en el día para pensar en ellos", lamenta.

Estrés laboral y falta de conciliación

"El ritmo de vida diaria incide en nuestros hijos y en el resto de personas que nos rodean. Un elevado nivel de estrés laboral, sumado a una inagotable lista de tareas dentro y fuera de casa acaba derivando en descuidos, problemas de salud y problemas familiares. Debemos saber pararnos en un momento dado y separar lo verdaderamente urgente y prioritario del resto de tareas que seguro que pueden esperar", añade la terapeuta y directora de Coaching Club, Verónica Rodríguez Orellana.

"En muchas ocasiones recibimos en consulta a pacientes que nos cuentan cómo el estrés diario al que están sometidos les lleva a cometer los errores y descuidos involuntarios más grandes. El día a día que se vive entre trabajo y familia hace que se acentúe esa torpeza involuntaria incluso entre las personas más cuidadosas. Cuando alguien está sometido a mucha presión el menor despiste puede ser fatal", advierte la terapeuta, que hace especial hincapié en que "la jornada laboral y la falta de conciliación derivan en ocasiones en problemas respecto al cuidado de los menores que son quienes acaban pagando las peores consecuencias".

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