Ciencia

Planetas helados, lunas y asteroides: se amplían los límites para la vida fuera de la Tierra

Ilustración de Adolf Schaller en la que pueden observarse dos de los tres tipos de organismos imaginados por Sagan y Salpeter en 1976, los flotadores (grandes globos) y los cazadores.
ADOLF SCHALLER

La búsqueda de vida más allá de la Tierra ha centrado los esfuerzos de muchos astrofísicos desde hace décadas. La lista de exoplanetas crece cada día y al escudriñar otros sistemas estelares, los científicos toman en cuenta un baremo —la zona de habitabilidad— para considerar si un planeta tiene posibilidad de albergar vida. Dicho baremo toma como referencia las condiciones terrestres ya conocidas para la vida: temperatura, presencia de agua líquida, masa del planeta, distancia de su estrella, luminosidad y flujo de radiación, etc.

Ahora, un experto de la NASA afirma que la vida podría ser posible en otros planetas, lunas o incluso otros cuerpos celestes, en condiciones ambientales consideradas incompatibles con la misma.

Según expone el científico planetario Christopher McKay en un artículo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, no todas las formas de vida necesitan los mismos requisitos que la mayoría, sino que algunas pueden sobrevivir e incluso prosperar en condiciones muy extremas.

"La temperatura en un exoplaneta es el primer parámetro a considerar, tanto por su influencia en el agua líquida como por su estimación del clima. La vida tal y como la conocemos necesita un poco de agua, pero los desiertos demuestran que incluso un poco puede ser suficiente", hace notar McKay.

Las investigaciones realizadas en la Tierra demuestran que la vida puede existir sin los requisitos considerados 'imprescindibles' como el agua, el oxígeno o una temperatura templada.

Tal es el caso de los organismos llamados 'extremófilos', microorganismos que se mueven a sus anchas por encima del punto de ebullición o bajo cero, en ambientes ácidos, alcalinos o sulfurosos, en completa oscuridad y sin oxígeno o bajo una extrema presión, como los que habitan a 11.000 metros de profundidad en la fosa de las Marianas. Algunos extremófilos terrestres incluso podrían sobrevivir en el espacio exterior, según algunos estudios.

"Por lo tanto, parece lógico que lo que definimos como condiciones de vida existentes en otros lugares debe ampliarse también", concluye McKay, que descarta que la necesidad de luz o algún otro tipo de fuente de energía sea necesaria.

Así, ha señalado que se sabe que algunas algas viven dentro de las rocas, donde está disponible muy poca agua, a diferencia del agua que queda atrapada en las rocas en la luna, por ejemplo.

"Esto significa que algunos planetas han sido injustamente excluidos como posibles titulares de la vida, simplemente porque están demasiado lejos de su estrella", ha denunciado el investigador, quien ha pedido que se empiece a incluir más probabilidades en la lista de mundos habitables, incluyendo asteroides y satélites. "No tendría sentido descartar un planeta simplemente porque es demasiado frío o demasiado caliente", expone.

También está el problema de la radiación, acerca de lo que McKay se pregunta qué pasa con los microbios que viven dentro de los reactores nucleares.

Vida en entorno de hidrocarburos

¿Qué tipo de vida podría habitar en otros mundos?, se pregunta el científico. La comunidad científica presupone que toda forma de vida debe estar basada en el carbono, ya que es así como sucede en la Tierra. "Sin embargo la abundancia de carbono puede no ser una indicación útil de la habitabilidad de un exoplaneta", sostiene McKay. Otros elementos como el nitrógeno, el azufre o el fósforo son los principales candidatos para suplir al carbono o el agua como sustentadores de la vida.

En este sentido, señala que otros científicos ya consideraron que los hidrocarburos líquidos de Titán (luna de Saturno) podrían ser la base para la vida, después de llegar a la conclusión de que en muchos sentidos, estos son mejores que el agua para la gestión de sustancias químicas orgánicas complejas. Europa y Encelado también tienen condiciones para la vida, pese a que son satélites y están situadas fuera de la considerada zona de habitabilidad, por su lejanía respecto al Sol.

"No existe una lista cerrada de elementos y cualquier elemento dependería del organismo en cuestión, por ejemplo, la habitabilidad de los metanógenos requiere alto contenido de níquel. Ninguna lista es concluyente", puntualiza.

"Ya se reconoce desde hace tiempo que las lunas de los planetas gigantes pueden ser calentados por el calor de las mareas del planeta principal y recibir suficiente luz de una estrella central para accionar la fotosíntesis", sostiene el científico de la NASA.

En resumen, con este artículo McKay quiere alertar de que habría que ser más cuidadoso en lo que se excluye en la búsqueda de vida en otros lugares.

"La lección que debemos aprender de estos descubrimientos es que la vida microbiana es experta en localizar lugares para vivir, y nosotros no podemos anticipar el grado de habitabilidad que tienen otros mundos considerados estériles: la vida microbiana es más inteligente que nosotros. Este es un factor que debería tomarse en cuenta en nuestras consideración sobre la habitabilidad de los exoplanetas".

Precursores de una hipotética vida exoplanetaria

En 2013, investigadores de la Universidad Pennstate determinaron nuevos límites a las zonas habitables del Universo, de manera que estas se sitúan "más lejos de las estrellas madre de lo que se pensaba". De hecho, según esta investigación, la Tierra estaría situada "en el mismo borde de la zona habitable".

Estudios posteriores, de comienzos de 2014, ya han revelado que podría existir vida incluso si la distancia al Sol fuera catorce veces la factible.

Décadas atrás llegaron a esta misma conclusión el astrónomo y divulgador Carl Sagan y el biólogo E.E. Salpenter, profesores de la universidad de Cornell. Fueron dos de los primeros científicos en especular desde una perspectiva científica sobre la posibilidad de hallar vida extraterrestre fuera del límite o las condiciones consideradas como 'habitables'.

En este sentido, en 1976 imaginaron cómo sería una hipotética forma de vida en las nubes de Júpiter, los 'buceadores', los 'cazadores' y los 'flotadores', de kilómetros de longitud, que vivirían en una atmósfera rica en amoniaco, hidrógeno, metano, helio y agua.

El escritor Isaac Asimov, también especuló en su libro Civilizaciones extraterrestres (1979) que Júpiter podría albergar vida pluricelular.