Ayer, a las 7:30 de la tarde, París se transformó durante un momento en Milán para acoger uno de los desfiles más importantes de la Semana de la Alta Costura. Sobre la pasarela, Valentino unió el estilo regio y atrevido de Italia con el glamour y la pomposidad francesa, creando una colección difícil de olvidar.
En los 63 looks que presentó Pierpaolo Piccioli en los salones dorados de la Place Vendôme, el diseñador jugó con el pasado y el presente de la 'Haute Couture', en lo que él mismo llamó "una expresión instintiva del impulso de creación" en la pequeña conferencia de prensa que tiene lugar antes del desfile, dejándose llevar por la experimentación en una especie de diálogo entre el diseño de mediados del siglo pasado y el actual.
A diferencia de otras colecciones que hemos estado viendo estos últimos días, la de Valentino no tenía una narrativa profunda ni teníamos que leer entre líneas para dar con el significado de la colección, sino que estaba a la vista de todos para que incluso los que no tengan un ojo experto en la materia, puedan entender el hilo conductor de sus diseños.
Esta comunicación entre el hoy y el ayer de la Alta Costura la definió Piccioli como "una expresión instintiva del impulso de creación", que se tradujo en las diferentes formas, volúmenes, siluetas y cortes que desfilaron sobre la pasarela, transformando parkas y sudaderas en auténticas prendas de lujo.
Estas prendas iban acompañadas de grandes faldas voluminosas y otras de corte sirena, confeccionadas con los tejidos más lujosos o con diseños geométricos y muy pulidos, creando una serie de combinaciones excéntricas y casi paradógicas.
Las transparencias fueron otras de las protagonistas que el diseñador italiano subió a la pasarela, con un 'free the nipple' que acompañaba tanto a pantalones de traje como a faldas cargadas de plumas y vestidos confeccionados en su totalidad en encaje, llegando a cubrir la cara de la modelo.
Esta tendencia, que domina tanto las colecciones que vemos en los desfiles como en el 'street style', se vio enfrentada a los diseños del antiguo Hollywood al más puro estilo de Grace Kelly, con looks ajustados a la cintura, mucho volumen y escote palabra de honor, donde tampoco podían faltar los guantes de ópera.
En este baile de siluetas y diseños, nos hemos encontrado con un enaltecimiento del pantalón, que Pierpaolo Piccioli ha incluido en su versión más clásica del traje, a diseños atrevidos con monos en looks donde el lurex y la pedrería no podían faltar. Por supuesto, todo ello respetando la elegancia que define a la casa italiana.
Esta prenda se ha visto enfrentada a la hiperfeminidad de las faldas, que la hemos podido ver en su versión más formal, con las tipo lápiz, o más glamourosa, con un diseño globo exagerado o tableadas en línea 'A' y con mucho volumen.
Sin embargo, pocas prendas se tiñen ya del rosa Valentino que la firma creó junto a Pantone. Ahora la 'maison' italiana no se casa con ninguno, aunque su 'affaire' con los tonos azules y verdes en combinaciones originales, nos augura una primavera-verano llena de color.
Piccioli ha dejado claro cuál es la verdadera finalidad de la Alta Costura: un espacio privilegiado para los diseñadores de las firmas de lujo más prestigiosas de mostrar la verdadera esencia de la 'maison' y abrirnos una pequeña ventana para descubrir la vorágine creativa de su mente.
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