A sus 28 años de edad, Paloma Suárez es una de las jóvenes talentos de la moda española. A los 21 presentó su primera colección 'prêt-à-porter' en la Fashion Week de Madrid (MBFW), y a los 27 consiguió formar parte del calendario oficial de esta pasarela. Sus creaciones, además, han llegado a 'talent shows' como Factor X o La Voz, y ha vestido a 'celebrities' como Ana Guerra o Lola Índigo.
Empezó siendo una niña de la isla de La Palma que soñaba con crear sus propios diseños. Ahora hace realidad su sueño. Hablamos con ella sobre moda y sobre su colección Bloom, inspirada en los 85 días de la erupción del volcán de Cumbre Vieja, que tanto daño causó en su tierra natal que, por fin, empieza a florecer de nuevo.
¿Cuándo y cómo comenzaste en el mundo de la moda? Comencé con 12 años a crear mis primeras zapatillas pintadas a mano. Al usarlas por primera vez, las personas que las vieron se interesaron y empezaron a solicitar sus primeros pedidos. Fue tal el éxito que, en cuestión de dos años, mis padres decidieron apoyarme y registrar por primera vez la marca. Desde entonces supe que quería entregar mi vida a ese sueño de forma profesional, a los 18 años me trasladé a Madrid para estudiar diseño de moda. Durante los estudios recibí algunos premios y al finalizar fui seleccionada para desfilar en MBFWM dentro de las marcas de diseñadores emergentes como promesas de la moda.
¿Resulta un mundo complicado? ¿Cómo crees que uno puede hacerse hueco? Es cierto que creo que cualquier oficio, dentro de sus peculiaridades, tiene sus complicaciones y es muy difícil hacerse un hueco dentro de la élite de cualquier profesión. Siempre he creído que si uno se deja el alma por llegar a ser quien quiere ser, los imposibles se vuelven oportunidades para lograrlo. No creo que haya una fórmula exacta, pero si creo fundamental contar con un valor que nos haga únicos y especiales. Conocer nuestras capacidades y potenciar lo que nos diferencia para añadir valor.
¿Cómo es el presente de la moda? Creo que la moda es fiel reflejo de la realidad social. Ahora mismo estamos viviendo unos años de mucha incertidumbre e inestabilidad, eso obviamente se ve reflejado en nuestra industria a la hora de tomar decisiones o presentar colecciones.
¿Y cómo crees que debería ser el futuro? Creo y espero que continuemos trabajando en esa línea para aportar valor a la sociedad y eliminar progresivamente los impactos negativos que genera nuestra industria. Cada vez se trabaja más intensamente con los departamentos de I+D para evolucionar en el desarrollo de nuevas materias textiles, nuevos métodos de producción y fabricación, formas vanguardistas para presentar las colecciones, etcétera. Sin duda, los avances tecnológicos marcarán el futuro de esta y el resto de las industrias.
¿Qué está en nuestra mano, desde el mundo de la moda, para lograr un mundo mejor? Sin duda, ser conscientes del impacto negativo que genera nuestra industria a nivel global, la segunda más contaminante, y ser parte activa del proceso de cambio para mejorarlo. Nosotros debemos tomar decisiones para ofrecer opciones a nuestros clientes, pero también necesitamos el apoyo y la reacción positiva del público a la hora de consumir.
El ‘slow-fashion’ aboga por un mundo mejor. ¿Cómo es el proceso de artesanía en tus trabajos? Nuestras prendas se fabrican una a una, en un taller local ubicado en Madrid. Se compra el tejido necesario para producir cada prenda, no almacenamos ni producimos stock y una vez se ha agotado, ese producto se queda descatalogado y se pasa a nuevos diseños. La artesanía es ADN de la firma de principio a fin, teniendo en cuenta que todas llevan unos patrones y confecciones de máxima calidad adaptados a las necesidades específicas de cada cliente. Además, puntualmente, sobre todo para la parte de complementos, suelo colaborar con artesanos de la isla de La Palma para crear piezas exclusivas con diseños más contemporáneos aplicando técnicas ancestrales.
Bloom es tu última colección, presentada recientemente en el calendario Off de la MBFW e inspirada en tus raíces, La Palma. ¿Qué quieres transmitir con esta colección? Quiero hacer un homenaje a mis paisanos de la isla de La Palma enviándoles un mensaje de luz. Sufrí y seguí con angustia la realidad que golpeaba a los vecinos afectados por el volcán más longevo vivido en la historia de la isla. Ahora, una vez finalizada la emergencia de la erupción, es momento de no olvidarse de todo lo ocurrido y contribuir activamente en la recuperación de la isla, especialmente en devolver con urgencia el sentido a la vida de todas esas familias que lo perdieron todo.
'Tu raíz está intacta, volverás a florecer' es el hilo conductor. ¿Nos puedes explicar por qué? El mensaje que quería trasladar es que sanas cuando te vuelves a conectar con ese lugar sagrado dentro de ti que nunca fue tocado, ni quebrado, ni dañado. Tu esencia es indestructible. Para mí, el momento en el que empiezan a florecer los árboles o las plantas, es un momento como de nuevos comienzos, de alegría, de vuelta a la vida tras esa época más seca y fría.
¿Qué colores y materiales predominan en esta colección? Siempre fiel a la filosofía de ‘slow fashion’, fabricación 100% local y gusto por la artesanía, Bloom se compone de tejidos característicos de la firma con efectos tornasolados, vinilos o metalizados, detalles en tul y experimentación textil. Continuamos desgranando y jugando con el ‘upcycling’ para transformar sobrantes en tejidos lujosos, que ganen una nueva vida a través de nuestros diseños vanguardistas.
¿Cuál es tu fuente de inspiración? Intento utilizar vivencias personales o acontecimientos sociales que, a priori, pueden verse como algo negativo o conflictivo, para tratar sacar la lectura positiva transformada en moda. Creo que la ropa nos ayuda muchísimo a expresarnos e interfiere de forma directa en cómo nos sentimos y nos relacionamos. De este modo, los mensajes que aplico en las colecciones se trasladan a las emociones de mis clientes.
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