Anitta Ruiz Consultora de moda | #LAROPAHABLA
OPINIÓN

Dime cómo vistes y te diré dónde veraneas

Laura Escanes en Ibiza
Laura Escanes en Ibiza
Instagram / @lauraescanes
Laura Escanes en Ibiza

Ahora que ya han pasado unas semanas de olas de calor agotadoras e ininterrumpidas en las que yo he estado trabajando (y cotilleando Instagram) me considero con capacidad suficiente para hacer un análisis de lo que he visto pululando por los pueblos y costas de esta nuestra España. Voy a proceder a llamar a mis lectores de usted, aunque solo sea por unas horas, para poner un poco de seriedad a esta columna solariega que no tiene más trascendencia que la de que nos riamos todos un poco de los tópicos y los típicos. Porque, queridos, #LaRopaHabla y en verano, además, nos delata. Vaya por delante que una es madrileña y que tenemos esa sensación colonizadora. Porque vale que aquí no hay playa, pero eso es un poco porque creemos tener la playa en cualquier parte. Vayamos a ello.

1. Los pijos del norte

De este tipo hay dos. Los que son pijos del norte per se. Es decir, los niños bien de Oviedo, Neguri y San Sebastián, que pasan el mes de agosto en Luanco y Zarautz. O quizá en Biarritz. Son los de las camisetas de rayas, con hijos surferos de pelo rubio y ojos azules. Con el chubasquero siempre a cuestas y evidentemente hechos a la combinación de alpargata y manga larga. Los que vamos desde fuera siempre nos excusamos en que somos más de allí que las anchoas, aunque probablemente no tengamos ni un abuelo del Cantábrico. Aquí están prohibidos los tacones, los bañadores muy pequeños y el color flúor.

2. La costa gaditana

Decir 'ozú' y 'quillo' no te hace del sur, advertido quedas. No me seas paleto. Es muy probable que si eres de la capital y veraneas entre el Puerto y Sancti Petri, aquí saludes a la misma gente que un sábado en Habanera. Este año el look que triunfa es la camisa de lino sobre el traje de baño, tanto para ellos como para ellas. Los abalorios son obligatorios. Nosotras nos decantamos por las conchitas y piedras de colores mientras ellos mantienen la cadena de eslabón de plata con el Cristo Legionario. Aquí se permite llevar también un par de botones de más desabrochados. Hay que enseñar moreno. En los pies encontraremos bastantes abarcas, aunque según nos acerquemos a Tarifa, la Havaiana es la estrella del terreno. En esta costa todos van de modernos, aunque sigan merendando un helado de “Pototos” (creo que ahora es un Häagen Dazs) y yendo de compras a la tienda de Casilda Finat en Sotogrande, a seguir llenando las manos de pulseras molonas para compartir en Instagram.

3. Marbella y alrededores

¡Qué decir del epicentro del papel couché de nuestro país! Aquí podemos encontrar a los descendientes de la Marbella de Gunila. Bien de brillos, bien de cardado, bien de perfilador en el labio, bien de rubio oxigenado. Pero también a los que no se pierden el concierto anual de Taburete, que ya es como una institución en la zona. Estos últimos comparten look con los gaditanos (y sí, hay muchos que se llaman Cayetano).

4. Costa levantina

Qué decir de Levante. Por dónde empezar y por dónde acabar. Vaya por adelantado que la que escribe tiene una relación de amor/odio con los valencianos. (Pero esa es otra historia y os la contaré en otro momento.) Cualquier cosa que pase a orillas del Mediterráneo es perdonable, porque, sinceramente, no sé cómo pueden vivir con esa humedad que hace que da igual que te duches. Las playas de este sector están llenas de letreros de “por favor póngase la camiseta para comer” y los trajes de baño suelen ser mucho más escuetos y llamativos. Las sandalias de tres rayas son un must y como refresque, van con calcetines blancos. No queda ya mucho de la antigua 'ruta del bakalao' que hizo famosa a la zona, pero las gafas típicas de esa época se han quedado como seña de identidad y la lycra bien apretadita es el uniforme para salir por la noche.

Y hasta aquí este primer repaso costero, que la cosa da para dos o tres columnas más. No se me vayan a enfadar ustedes, que está todo escrito desde el cariño y con ganas de que nos riamos todos juntos (y unos de los otros). Junto a mi tengo sentada a mi amiga RVNA, que me ha pedido que solo use sus iniciales para preservar su intimidad, y que me ha acompañado en este viaje por las playas de España. Si por ella hubiese sido tendría que haber emigrado del país después de estas líneas. Así que entenderán que con todo lo puntillosa que soy, incluso hay que quererme ¡ESTO PODRÍA SER PEOR!. Y ustedes, ¿cómo visten en vacaciones?

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