Esta semana de la Alta Costura está siendo 'el paraíso' para los amantes de los animales: primero Schiaparelli con su evocación al infierno de Dante a través de un león, un leopardo y un lobo y, ahora, Chanel con una versión algo más edulcorada. La 'maison' francesa por antonomasia acaba de presentar su colección de Alta Costura primavera-verano 2023, en la que han traído su propia "casa de fieras", pero eso sí, plagada de cachorritos.
Esta se trata de una de las citas más importante dentro del mundo de la moda y, por supuesto, ha tenido un 'front-row' a la altura. Entre las invitadas pudimos localizar a Carlota Casiraghi —admiradora incondicional de la marca—; las actrices Marion Cotillard, Tilda Swinton, Sadie Sink y Lucy Boynton y, por supuesto, las grandes de la moda como Anna Wintour, Inès de la Fressange y Vanessa Paradis.
Bajo una temática circense de los años 20 que salpicaba en algunos detalles a las prendas de la colección, comenzaba el desfile de Chanel con el look que marcaba la tónica del desfile: un sobrero de copa, abrigo militar y debajo, un vestido de plumas, brillantes y lo que suponemos que son transparencias.
Como en cualquier circo de la época, los animales tenían que estar muy presentes, aunque en lugar de encontrarnos grandes bestias y leones saltando por un aro, nos encontramos con tiernos cervatillos, conejos muy monos, aves blancas o perritos de lo más adorables, como los corgis de cristales en la pechera de los trajes de tweed.
En esta ocasión, la casa ha querido hacer alarde de su 'savoir faire' a través de delicados bordados, chaquetas perfectamente entalladas a las cinturas de las modelos, líneas exquisitamente confeccionadas y transparencias que se convertían en una segunda piel. Después de muchos años, volvemos a ver la esencia del Chanel de Coco.
En esta explosión de feminidad, los pantalones han sido los grandes olvidados; y las faldas, junto a los vestidos, han sido los que han tomado las riendas de la colección, invadiendo casi todos los looks que ha presentado Virginie Viard.
El tweed, la gasa y las transparencias han sido los reyes de la pasarela, pero no iban solos. La naturaleza hacía una tímida aparición entre estos diseños, con estampados de conejos, relieves de cervatillos, flores y hojas hechas con lentejuelas o alas doradas bordadas sobre el pecho de las modelos.
Los accesorios también son un tema de gran importancia para Chanel y los incluye en casi todos los estilismos, como las pajaritas blancas y negras (el binomio favorito de la 'maison'), los sombreros de domador y unos botines bicolor con la icónica puntera negra de la firma. Todo cuidado hasta el más mínimo detalle.
El paso de las modelos por la pasarela también parecía representar el paso de las horas, ya que, lentamente, los estilismos blancos se iban tornando ocres, rojizos y azules, hasta que llegaba el negro, como un paso del día a la noche. Los estilismos también les acompañaban y lo que parecían looks de oficina, al final se transformaban en bonitos y delicados vestidos de fiesta.
Por supuesto, el desfile no podía acabar sin los tradicionales vestidos de novia que siempre presenta la marca. En esta ocasión, Chanel opta por novias menos convencionales, que no le importan marcar la diferencia a través de las transparencias con flores a tono por todas partes.
La encargada de cerrar la colección ha sido la modelo Anna Ewers, que nos ha traído el look nupcial de los años 60. Audrey Hepburn, Elizabeth Taylor, Jane Fonda, Mia Farrow y Yoko Ono han sido uno de los grandes iconos que se casaron enseñando las rodillas y ahora Chanel busca que hagamos lo mismo. ¿Su propuesta? Un minivestido blanco de escote palabra de honor con estampado de pájaros volando y un velo a juego.
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