La masculinidad según 'Machos Alfa', ¿es así en la realidad?

Los protagonistas de 'Machos alfa'.
Los protagonistas de 'Machos alfa'.
Netflix
Los protagonistas de 'Machos alfa'.

El pasado 30 de diciembre llegaba a Netflix la serie Machos alfa, que "explora la vida de cuatro amigos cuarentones que buscan su lugar en plena crisis de la masculinidad", tal y como cuentan desde Cinemanía. Esta producción, en menos de dos meses, ha conseguido estar en boca de todos. 

La serie es obra de los creadores de Aquí no hay quien viva y repasa distintos perfiles de hombres y su consecuente masculinidad tradicional desde un punto de vista cómico. En ella también se da un giro al papel de la mujer en las relaciones y en la sociedad que, sin duda, está cambiando. 

En Machos Alfa encontramos a cuatro amigos que se ven en la obligación de adaptarse a los tiempos que corren mientras ven cuestionada su forma de socializar y amenazados sus privilegios. Sin embargo, ¿representa esta serie la realidad de la masculinidad? ¿Se ven los hombres reflejados en ella?

La masculinidad concebida como 'lo natural'

Es importante no perder de vista que se trata de una serie de entretenimiento pero "sí parece interesante que pueda servir para, como mínimo, pensar unas masculinidades que antes se pensaban como intocables", opina la Dra. Begonya Enguix, profesora de los Estudios de Artes y Humanidades de la UOC y directora del programa del grado de Antropología y Evolución Humana (interuniversitario: URV, UOC). "Es relevante que se ponga de manifiesto que puede pensarse sobre la masculinidad, que no existe naturalmente ni es algo que deba darse por sentado, sino que existe con unas características dadas en un contexto particular, marcadas por unas relaciones particulares con los demás y unos intereses, y que conlleva privilegios, derechos y exclusiones. Se promueve una reflexión que mucha gente, sencillamente, no ha hecho porque ha considerado que el orden tradicional de género es el estado "natural" de las cosas", añade Enguix.

En la sociedad actual, los avances feministas son cada vez más evidentes. Es por ello que especialmente durante las últimas décadas, ha cambiado (tanto para mujeres como para hombres) cómo percibimos y nos sentimos con los roles de género. Según un estudio publicado por la Fundación Fad Juventud el pasado mes de noviembre, el 41% de los hombres de entre 15 y 29 años que residen en el Estado español no se identifica con los valores de la masculinidad más tradicional y hegemónica, es decir, "aquella que establece unos parámetros estrictos sobre lo que significa "ser hombre"".

En el estudio también se habla de aquellos rasgos que, a priori, defienden la masculinidad y cómo se identifican con los mismos. Entre ellos se mencionan ""agresivos" (41,3 %), "trabajadores" (37,5 %), "líderes, resolutivos" (35 %) e "inmaduros" (31,9 %), mientras que ellos se autoperciben como "trabajadores" (50,6 %), "responsables" (44,2 %), "sensibles, tiernos" (36,2 %), "empáticos" (35 %) e "independientes" (34,7 %). 

Cartel de 'Machos Alfa' en la plaza de Alonso Martínez, Madrid
Cartel de 'Machos Alfa' en la plaza de Alonso Martínez, Madrid
@gorkaotxoa

¿Se puede definir a un hombre con una sola etiqueta?

La respuesta es negativa. Enguix defiende que "Todo el mundo es híbrido. La experiencia, las prácticas, el estar vivo lleva consigo ser híbrido. ¿Quién no tiene pensamientos contradictorios sobre las cosas?". En este sentido, el contexto también adquiere importancia, tal y como explica la académica. "La masculinidad heterosexual ha sido durante muchos años la masculinidad socialmente aceptada y legitimada, y la homosexual ha estado subordinada a ella. Pero el hecho de que la masculinidad homosexual esté subordinada en este contexto no quiere decir que no pueda ser hegemónica, por ejemplo, en sus relaciones con las mujeres".

La masculinidad heterosexual ha sido durante muchos años la masculinidad socialmente aceptada y legitimada

La importancia del lenguaje

El lenguaje utilizado en Machos Alfa por los protagonistas también es digno de análisis. Por ejemplo, el personaje interpretado por Gorka Otxoa se centra señalar los comentarios homófobos, patriarcales o machistas de sus amigos. "El lenguaje es muy importante para definir el mundo en el que vivimos", detalla Enguix. "Por lo tanto, me parece que apuntar al lenguaje como una práctica cotidiana que tiene unos efectos de los que muchas veces no somos conscientes, es muy interesante".

La ideología de género y su traducción política

En Machos Alfa también se analiza cómo las reacciones antifeministas tienen una traducción política importante. En este aspecto, uno de los personajes que ve amenazada su virilidad decide empezar a dictar un curso al más puro estilo de la ultraderecha, y es que Donald Trump en Estados Unidos o Vox en España, entre otros ejemplos, incluyen la ideología de género en sus valores políticos. "Se dice mucho que la masculinidad entra en crisis cuando es cuestionada. Pero yo me pregunto por qué tiene que ser malo eso, especialmente si ayuda a superar injusticias", confiesa Enguix

"La ultraderecha utiliza la amenaza a la masculinidad (tradicional) y el victimismo como herramientas políticas, pero sentirse amenazado no significa que exista una amenaza. En el contexto actual, en el que las sociedades democráticas aspiran a la igualdad de género, de derechos y de obligaciones, estas reacciones políticas no son solo una reacción a los avances feministas, sino que ponen de manifiesto la voluntad de mantener un statu quo basado en la desigualdad y la hegemonía masculina, que nunca ha desaparecido por completo", argumenta la académica.

Fotograma de 'Machos Alfa'
Fotograma de 'Machos Alfa'
Cinemanía

Alerta, spoiler: que un hombre reconozca la vulnerabilidad no le hace menos hombre

Lógicamente, en Machos Alfa, partiendo de la base que es ficción, también se exageran los estereotipos. Sin embargo, resulta interesante la reflexión que hace uno de los personajes al final de la serie: "El hombre patriarcal es un hombre enfermo. De pequeños, nos amputaron nuestra feminidad, porque la primera obligación de un hombre era no ser una mujer. Pero abdicar de nuestros privilegios, renunciar a la ambición o la agresividad, reconocer nuestra vulnerabilidad, saber perdonar, consagrarnos al cuidado de nuestros hijos o a las tareas domésticas no nos hace menos hombres. El ideal masculino hegemónico, obsesionado con el éxito, el poder y la fuerza, es agotador".

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