Laura Opazo: "La moda es una forma de hablar sin abrir la boca muchas veces"

Laura Opazo
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Cortesía
Laura Opazo

¿Os habéis preguntado alguna vez qué anda detrás de lo que lleva puesto? ¿Su historia, su significado? Pues leed el libro La moda es revolución. "Te prometo que este bar estaba hace dos días en silencio", espeta Laura Opazo. Se sienta en un esquinado local cercano al mercado madrileño de la calle Vallehermoso. Va en chándal, bueno, en ropa deportiva. Al terminar la entrevista se larga al gimnasio a descargarse de la tensión acumulada tras una semana de trabajo. Es de Sabadell, de la cosecha de 1982, "pero me defino como gallega porque al final uno es de donde pace, no de donde nace y mis padres estuvieron allí once años destinados".

Trabaja en el mundo del marketing, pero en su currículo aparecen revistas culturales y de tendencias de moda, el gabinete de comunicación de Pedro del Hierro, Globomedia, Cuatro, Canal de Casa, cursos de moda sostenible, de relaciones públicas… siempre en el ámbito de la redacción, el estilismo, el marketing, la publicidad. "La moda [lo sentimos, empleamos moda y lo repetiremos, odiamos eso de 'fashion'] nunca me interesó. Mucha gente se cree que los que trabajamos en esto nos apasionan las tendencias y demás, a mí las tendencias me importan un pito, me gusta la parte sociológica, de hecho estudié publicidad y la parte que más me gustaba es la sociología del consumo, por qué cambia, por qué los consumidores nos conformamos y cómo nos comportamos ante esas cuestiones. Lo que me gusta de la moda es que no es un verso suelto, nos acompaña en multitud de procesos y es un reflejo de las diferentes épocas. Hombre, también me permite expresarme, no es que yo cambie de estilo, considero que tengo uno personal, cambio según el día, unos con colores más alegres, otros más apagados porque quiero pasar más desapercibida, o texturas suaves porque necesito que me acaricien la pie". Y hoy es el día del gimnasio y de un café bajo los ecos de una música algo ajetreada para la hora del sesteo… y charlar sobre moda y algunos personajes que aparecen por su libro: Amelia Bloomer, Jeanne Paquin, Coco Chanel, Katharine Hepburn, Twiggy, Serena Williams, Rihanna

¿Cuándo empezó a atraerte este mundo de la ropa? Soy muy observadora, de pequeña no era tan habladora como ahora [damos fe de ello]. Teníamos en el instituto un profesor de historia que era bastante exigente, era consciente de que su asignatura era el hueso, y siempre que daba las notas venía con un jersey verde militar, yo lo miraba y pensaba que parece que va a la guerra, es simbólico, igual no es consciente, y en el fondo era porque nos iba a dar malas noticias . Y siempre me ha gustado esa parte, a nivel emocional, de cómo la gente se relaciona con la moda y la parte de la historia, cuándo las mujeres empezaron a ponerse pantalones… Mi interés fue más tardío. Cuando llegué a Madrid empecé a trabajar en una revista cultural… puede sonar un poco sexista pero en la redacción mujeres solo éramos la directora, que estaba siempre liadísima y yo, que era la becaria para todo. Los chicos escribían de lo demás y, por descarte, empezó a tocarme escribir de moda, pero lo disfrutaba tanto que luego decidí especializarme, estudié un master de gestión de empresas de moda… La parte de diseño no me interesa, sí la de gestión, además nos impartían una parte importante de historia de la moda. Me visto, hay que protegerse del frío, ya sé que no es la única funcionalidad de la moda, pero por ejemplo ir de tiendas me da mucha pereza, disfruto en las de segunda mano que es como ir a buscar tesoritos, pero ir de compras me aburre soberanamente.

¿Algún referente del ámbito de la moda que te haya influenciado de manera especial? No he tenido ninguno. Me gusta la moda cercana, parece que se ha convertido en algo para elitistas, algo snob y eso me da mucho rechazo, esas figuras histriónicas, frívolas, no tienen nada que ver conmigo. Para mí eso nunca ha sido un referente. Los escucho, enriquece oírlos, pero nada más. Pero no te podría decir nadie que admire que hable de moda, no. Y nunca he ido con fotos de nadie en la carpeta cuando era adolescente. 

Antes de La moda es revolución (editorial Zenith) escribiste Armario sostenible. Cuando trabajaba en Harper’s Bazaar tenía mucho estrés, de lunes a viernes jornada completa, luego en huecos me preparaba el programa de televisión, pues ¿qué hacía? Igual que un alcohólico se va a la barra de un bar y se toma unos copazos o se encierra en casa y bebe yo salía y me iba a Chueca, a Gran Vía a comprar, era casi como una vía de escape. Me di cuenta que me estaba sintiendo muy vacía a nivel personal y también mi cuenta bancaria, era como una especie de bulimia consumista. Dejé Harper’s, una relación con la que estaba, me fui a vivir sola y decido que quiero utilizar mi trabajo para hacer algo más positivo… ¿el último grito en la moda? Eso no me interesa. Tuve una crisis personal y profesional. Fue a finales del 2016, y a raíz de ese episodio me topo con una campaña llamada Ropa Limpia que lidera Setem, les llamé, quedé con ellos. Me hablaron de un curso de ropa sostenible, me apunté, me metí de lleno en el tema, cuando todavía todo ese movimiento estaba muy asociado a, diría, Lavapiés. Me dije "voy a crear un libro donde vaya hablando de estas cosas, descargable, contándolo a mi manera, hacerlo asequible". Hice un libreto, hablaba de la historia de las prendas, lo que hay detrás, y al cabo de un año me llamaron y me dijeron que les gustaba ese contenido y cómo lo explicaba… ¡Me estaban pidiendo un libro que ya había escrito en muchos post!

La presentadora Laura Opazo, en el programa 'Estilistas de celebrities'.
La presentadora Laura Opazo, en el programa 'Estilistas de celebrities'.
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¿Por qué la moda es revolución? Porque la moda es un canal de expresión y al final no hace falta que hables para poder expresarte, para establecer tu propia narrativa, lo que pasa que la narrativa, sobre todo la de las mujeres, ha sido muchas veces socavada, por eso me parece que la moda siempre es muy revolucionaria, deshacerse del corsé y esas cosas que nos han constreñido a lo largo de la historia, pero también otras que nos han ayudado a liberarnos, por eso el libro. Y para rendir homenaje a esas mujeres que nos han pasado un legado, de manera consciente o inconsciente. Muchas no se definían como feministas, como Chanel y a efectos prácticos sería cuestionable, porque precisamente ella explotaba a las mujeres que trabajaban para ella. Me parecía interesante homenajearlas, evidentemente es una visión personal de cómo yo veo la moda y de las mujeres que hicieron posible esas revoluciones. 

¿Y cómo han afectado esas revoluciones a la moda? Durante la I Guerra Mundial la mujer tuvo que empezar a trabajar, ponerse un pantalón, agarrarse el pelo para no pillárselo con las máquinas de la fábrica, el pantalón fue una forma de rebelión de alguna manera. En los años 50 era curioso porque convivían esa imagen de la silueta flor de Dior, esas faldas largas, todo va bien de nuevo, maravillosos tejidos y la mujer vuelve a tener esa percepción de adorno, pero ya muchas no estaban cómodas con ese papel, y en los años 60 eso se acentúa, una década maravillosa, porque de repente pantalón, minifalda, el movimiento hippy, la liberación de la mujer, la sexualidad, y la moda acompañó todos esos cambios, por eso es revolucionaria. Y si nos vamos atrás, liberación del corsé. Claro que lo es, es una forma de contestar sin abrir la boca muchas veces. 

Las mujeres han hecho revoluciones en moda, porque hemos estado mucho tiempo limitadas.

Mujer occidental, capitalismo… A nivel global hay muchos lugares en los que la mujer no tiene libertad, mira por ejemplo Afganistán, Irán, China, al final vivimos en un mundo en el que aún faltan muchas barreras por derribar. El libro recoge un poco eso, que al final las empresas textiles occidentales fabrican en países asiáticos, con unas medidas antropométricas que responden a una morfología caucásica, y eso no es inclusivo por ejemplo para las latinas, que tienen unas medidas diferentes, con unas curvas y unas caderas más acentuadas. Muchas de estas empresas no contemplan esas otras fisionomías, al final hablamos de nuestra realidad, pero es limitada, el mundo es mucho más plural y quedan muchas barreras por derribar.

El libro habla de mujeres, ¿los hombres somos unos sosos? ¿Hemos rotos algunas barreras? A mí me encanta ver por ejemplo a Harry Styles, o a David Bowie, pero ya hubo otras figuras rompedoras, que juegan en esa línea que se supone femenina, pero la ropa no tiene género. Yo soy un hombre heterosexual pero mi virilidad no se ve dañada porque me quiera poner un mono tipo arlequín o un vestido o una falda. Me parece interesante esos otros modelos de la masculinidad… pero el hombre ha ido un poco en involución, porque antiguamente era quien llevaba tacón y ahora se han invertido las tornas, si acaso lleva tacón cubano, o cowboy, antes se maquillaba y llevaba peluca, pero sí creo que las mujeres han hecho esas revoluciones, porque hemos estado mucho tiempo limitadas, no es comparable, ojo porque la sociedad ha sido patriarcal. No ha sido igual, evidentemente. 

A día de hoy todos vamos vestidos igual… Un rollo, aunque no creo que el libro saque esa conclusión pesimista. El hecho de que se haya globalizado todo, que te metas en Instagram y que vayamos vestidas aquí igual que en Pekín, lo hace todo muy aburrido y me provoca la sensación de que la gente no tiene una pauta propia sino la que le dicen las marcas y los medios y las 'influencers' de turno. Para mí es todo más aburrido ahora. Imagino el Londres de los 60 y los 70, era mucho más interesante a nivel de imagen que ahora. De hecho me interesa y gusta más observar lo que burbujea en el extrarradio que lo que se mueve en las ciudades. 

Laura Opazo
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Tú, cuando te miras al espejo, ¿cómo dirías que es tu estilo? No lo sé [se ríe]. Que responda a mi estado de ánimo. Y tiro mucho por los pequeños detalles. Me gusta la ropa de calidad, también es la edad y el consumo más inteligente y consciente que intento aplicarme, bien cortada, que dure muuuucho, porque igual que pasa con las amistades y con los amores, también pasa con la moda, prefiero rodearme de buenas compañías, intento invertir bien, y los detalles. No es que lleve encima muchas filigranas, pero sí un bolso especial, unas gafas bonitas, y valoro mucho el diseño de autor. Poco y bueno. También le pido muchas cosas a mi madre, que cose fenomenal. Suelo llevar ropa grande, por eso mucha gente piensa que soy más gordita de lo que soy, pero no por nada, porque me gusta sentirme libre, a veces más ceñida… me gusta jugar. Soy poliédrica y dentro de la persona que soy tengo muchas facetas que hace que tenga un estilo muy personal y al mismo tiempo muchas caras. 

Primera impresión que entra en tu cerebro cuando ves la manera en que va vestido alguien… Inconscientemente… no me gusta juzgar bajo el criterio de me gusta como va vestida o no, eso me parece ridículo, al modo como hacen muchas revistas, pero sí es cierto que hay un halo y esa primera impresión te guste o no la vas a tener. Me puede dar información acerca de si le preocupa el sentido de la higiene, intuyes si está alegre o triste, el tipo de tejidos me ofrece datos también, es lo que leo, información, pero bueno, es una fuente importantísima, pero no es la única. No voy por la vida con esa actitud, hay gente que sí, que va con el ojo como si fuera un psicólogo. No tiendo a hacerlo. De hecho tengo muy mala memoria fotográfica. 

¿Con qué imagen de la mujer, de las que aparecen en el libro, te gustaría desterrar? Que nos arreglamos para gustar a los demás, a veces sí, pero te diría que el 80 % de las veces que me visto lo hago para gustarme yo, no me estoy preocupando de si a mi pareja le va a gustar. Si yo me siento guay, y me gusta la actitud que tengo, me encuentro atractiva. Que se nos juzgue por cómo vamos vestidas me genera tanto rechazo, además, qué egocéntricos se creen, que yo no me visto para usted, señor o señora. Bastante tengo yo con auto conocerme a lo largo de mi vida, aceptarme, no juzgarme delante del espejo y sentirme al vestirme que voy a gusto conmigo misma, con la forma en que me veo a mí misma y mi manera de proyectarme al mundo para que venga alguien y piense que yo le quiero provocar. Me encantaría que una mujer fuese libre en todos los aspectos, sin juicios, es una utopía, pero sería lo ideal.

Gordofobia… Hay mucha hipocresía.. Es una tristeza. Muchas marcas utilizan a tal modelo 'big beauty' de grandes tallas para sus campañas, pero luego no aparecen por ahí esas tallas, hay mucha hipocresía, cómo se come eso. Y en el 'edadismo' también. Qué tristeza. En el momento en que no estás en la franja de edad reproductiva es una pena. Y cuantas mujeres hay fantásticas, estupendas, interesantes y añosas, fenomenales. Yo quiero más ejemplos de esos.

Muchas marcas utilizan a tal modelo 'big beauty' de grandes tallas para sus campañas, pero luego no aparecen por ahí esas tallas.

¿Y el no género? Es que la moda no tiene género, por eso hablo mucho de eso, parece que ahora es algo moderno. Evidentemente la morfología del cuerpo masculino y femenino es diferente, pero sí hay patrones que podemos utilizar unos y otros. 

El feminismo… Ha ayudado mucho a que la moda sea una revolución, claro que sí. El hecho de que muchas mujeres dijeran yo también quiero trabajar como el hombre fuera de casa, no quiero pedir la paga a mi marido, quiero ser independiente y me voy a trabajar a una fábrica y el pantalón es mi aliado. La moda ha acompañado a muchos movimientos, como por ejemplo el bombacho, esas mujeres que quieren correr para coger el autobús como Mary Quant, no quieren esa falda larga con la que se van tropezando; las mujeres que jugaban en Wimbledon y llevaban esa falda pantalón engañosa… el deporte ha ayudado mucho, pero era un coto vedado a las clases altas. La moda está llena de contradicciones, con todas esas mujeres que trabajan en ella, en las 'maquilas', en los talleres, la mayor parte de las campañas son mujeres que nos invitan a ir hacia las tendencias, a aborregarnos, nos explotan por todas partes, desde las que trabajan a las que estamos del lado del consumidor. La revolución feminista en la moda vino muy de la mano de las costureras, pero aun falta mucho, pensar que ya está todo hecho…

¿Qué más revoluciones hacen falta en el mundo de la moda? No lo sé, la verdad. Quizás más coherencia. Si te pones a mirarlo todo con más perspectiva… pero cómo va a ir en una misma dirección si todo es una incoherencia. Cómo se fabrican esas camisetas que dicen 'Women Power' en Zara, luego las campañas de una mujer empoderada y una trans y luego tú dices espera, esto es todo una hipocresía, está lleno de tropezones. No pasa nada si no se hace perfecto, pero hazlo con honestidad, con sinceridad. 

Cinco momentos de los que desarrollas en La moda es revolución con los que te quedarías. El momento en que Katherine Hamnett se pregunta ¿como estoy fabricando mi propia ropa? me parece la leche; cuando una mujer decide ir a un baile y no llevar corsé porque quiere bailar y moverse con libertad; el del sujetador; el del bikini; el que una mujer se pusiera unos pantalones... Es que hay muchos, todos ellos han aportado mucho. A día de hoy abres un armario, ves las prendas y no le damos importancia a todo el abanico que podemos elegir, pero entonces no tenían esa posibilidad

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