"Hazte la ciega si tu marido te engaña" así eran los consejos de Elena Francis, altavoz del franquismo y de la sumisión de la mujer

Comenzó dando consejos de belleza en un consultorio radiofónico y terminó por adoctrinar a toda una generación de mujeres que las que aconsejaba sobre todos los aspectos de la vida. Hoy, día 8 de marzo, recuperamos una entrevista de Marga Durá, autora del libro 'Una pregunta para Elena'.
La "sumisión" de la mujer durante el franquismo se recuerda en el MuVIM con una muestra sobre Elena Francis
La "sumisión" de la mujer durante el franquismo se recuerda en el MuVIM con una muestra sobre Elena Francis
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La "sumisión" de la mujer durante el franquismo se recuerda en el MuVIM con una muestra sobre Elena Francis

El consultorio radiofónico de Elena Francis fue desde 1950 hasta 1984 un auténtico fenómeno de masas en España al que mujeres anónimas recurrieron en un intento de recibir respuestas a sus miedos e inquietudes. Sin embargo, su voz era en realidad el altavoz del régimen franquista. "Lo que comentaba Elena Francis que tenían que hacer las mujeres era todo lo contrario a lo que pensaba que tenían que hacer", dice Nieves Herrero en el documental "Elena Francis, la primera influencer". Como una parte más del engranaje del régimen franquista, Francis recomendaba a sus oyentes que tuvieran paciencia ante sus maridos alcohólicos, casos de maltrato, celos de sus parejas

"Por una parte teníamos el programa, que respondía siete cartas de lunes a sábado. Pero es que después, todas las que escribían a Elena Francis recibían una respuesta personalizada de la doctora. Ahí se contestaban las cartas más fuertes (abusos, maltratos, embarazos del señorito de turno…) y también es donde los consejos eran más bestias y más opresores. Se contestaban centenares de cartas a la semana. La finalidad era aleccionar a las mujeres", explica la periodista Marga Durá, que acaba de publicar 'Una pregunta para Elena' (Destino).

La construcción de Francis

"Existen pocas evidencias de cómo se contrataba a estas contestadoras, pero se sabe que eran anuncios muy escuetos en prensa: "¿Sabes escribir?". Y una dirección. Estaban muy mal pagadas. Hablamos de una época en la que no muchas mujeres sabían escribir sin faltas de ortografía, así que supongo que no debían ser especialmente selectivos a la hora de escogerlas", asegura. "Era el altavoz de una época represiva, que se cebó en la mujer, pero que también fue muy dura para los hombres. Hay consejos escalofriantes, como que te hagas la ciega si tu marido te engaña o que aceptes el destino de que te maltrate porque hemos venido a sufrir, que es lo que dice la Iglesia. Y es que fue el altavoz del franquismo, pero también de la Iglesia. El problema, para mí, es que no sólo tenías que comportarte de una forma, sino que tenías que pensar y sentir así. Cuando te dicen cómo pensar y cómo sentir, te quedas sin intimidad, sin identidad y sin personalidad", dice. 

Una pregunta para Elena
Una pregunta para Elena
Destino

Ante la pregunta de "por qué Elena Francis", la periodista se pregunta cómo es posible que nadie hubiera escrito sobre este fenómeno hasta la fecha. "Al poco de cerrarse el consultorio, se descubre que todo es mentira. Juan Soto Viñolo salió del armario y admitió ser quien escribía el consultorio. ¡Qué cara de pasmo se les debió quedar a nuestras madres y abuelas! Y eso es la punta del iceberg, porque él trabajó en la última etapa del programa que duró 30 años. A mí me interesaba sumergirme en los principios del consultorio, en plena posguerra, cuando el consultorio se convierte en una forma de adoctrinar mujeres y de crear el modelo de mujer sumisa", explica Durá.

Marta Ibañez, psicóloga especializada en terapia de pareja, explica en el documental que las mujeres recurrían a un pseudónimo para aprovechar el anonimato que la radio, y en especial las cartas, conferían a quienes querían resolver sus dudas. "Seguramente era un sistema de seguridad con ellas mismas, porque nadie las iba a reconocer, pero el miedo a que la vecina pudiera escuchar un problema y pudiera pensar que tuviera que ver con su familia o pareja les hacía emplear un sobrenombre", asegura.

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Una voz en la que (des)confiar

El modelo por el que Elena Francis abogaba era el de una mujer totalmente sometida a su marido y a su familia. "Se le pedía que fuera modosita, que hablara poco, que fuera discreta y que obedeciera. Había una clara intención de acabar con el modelo de la mujer republicana, que pasó a ser la vulgar, la descarada, la atrevida… En algunos estudios se reseña que las mujeres caminaban incluso de otra forma, cabizbaja, vergonzosas…", explica Marga Durá a Mujer.es. "Elena Francis fue un elemento perfecto para convencer a las mujeres que aquello era "por su bien". Entonces no había otra voz femenina, y ella se vendía como una amiga. El público era más ingenuo. Sucedía algo que sigue funcionando a menor escala en la actualidad: lo que se dice en un medio de comunicación, tiene que ser cierto. Si lo decía la radio, era verdad. Eso es algo que he intentado mostrar en algunas escenas del libro. Mi protagonista, Berta, descubre ese poder cuando inventa algo en una entrevista", dice la escritora.

El espacio de Elena Francis fue el preludio de lo que en la actualidad conocemos como branded content, pues en realidad su cometido fue dar a conocer su marca homónima. "La naturaleza crea, Francis embellece", era su lema. Marga Durá explica que fue la primera influencer patrocinada. "El Instituto Elena Francis que todavía existe en Barcelona, pertenecía a Francisca de Bes, y patrocinó un espacio en Radio Barcelona. La idea era publicitar el Instituto de belleza, los tratamientos que se hacían y los cosméticos que comercializaban. Pero las oyentes pasaron de preguntar cuestiones estéticas a sentimentales", explica. 

La creadora del personaje de Elena Francis no fue otra que su primera guionista, Ángela Castells, miembro de la sección femenina de Falange y del Patronato de Protección de la mujer. ·"A priori es la mala de la historia, la que traicionó a las mujeres haciendo un consultorio que las oprimiría. Pero también es uno de los personajes más interesantes: una mujer cultísima, que supo crear el lenguaje cercano a la par que elegante y a la que se le atribuye básicamente la invención del personaje. Mataron a su marido en la guerra civil y ella estaba en 'la resistencia' nacional, ya desde joven adoctrinando jóvenes católicas… Fue una guionista brillante y lo que hizo fue terrible, pero me gustan los malos que se creen que están haciendo el bien", explica Marga Durá, en cuya novela hay un personaje claramente inspirado en ella. 

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