Parece la mansión del malo de James Bond. Seguro que todos hemos usado alguna vez esa frase para describir un lugar. En el caso de Piz Gloria, la comparación no puede ser más adecuada porque, efectivamente, estamos en un escenario de película.
En '007 al servicio secreto de su majestad', este recóndito y precioso lugar a casi 3.000 metros de altura era la sede de la malvada organización Spectra. Estrenada en 1969, como los cinéfilos y fans de Bond ya sabrán, esta película tiene un par de peculiaridades.
Es la única de la saga protagonizada por George Lazenby, y también la única en la que Bond está casado. Por poco tiempo, eso sí. Perdón por el 'spoiler' con más de 50 años de retraso.
Convertido en lugar de peregrinaje para los seguidores de 007, además de unas vistas espectaculares, un museo y diversas actividades dedicadas al espía inglés más famoso del cine, Piz Gloria es también un singular restaurante giratorio.
De hecho, no es un escenario de película convertido en restaurante, sino que ya estaba allí antes, en la cima del pico Schilthorn, a 2970 metros de altura.
En 1967 se construyó un teleférico que facilitada el acceso desde la localidad de Mürren. Ernst Feuz, el mismo ingeniero de aquella hazaña, se empeñó en levantar en la cima el que presume de ser uno de los primeros restaurantes giratorios del mundo.
Una localización que cautivó a los productores de la película de 007 y que situaron allí arriba la mansión del villano de turno. Bond llegó en helicóptero, ahora nosotros lo hacemos en teleférico.
Concretamente en cuatro tramos: desde la base en Stechelberg a Grimmelwald, de allí hasta Mürren (un bonito pueblo que merece una visita y una fondue), después a Birg y el último tramo ya hasta la cima del Schilthorn.
Por si la película, las vistas o la nieve perpetua del lugar no fueran suficiente atractivo, el restaurante giratorio sigue en marcha. Además de una carta sencilla con hamburguesas y cafés con el logo de 007, ofrece un buffet libre (James Bond Brunch) bastante decente y con barra libre de proseco por si toca hacer un brindis.
No diremos que es barato porque en Suiza nada lo es. Pero hay que reconocer que en este país el precio no se dispara en lugares singulares o atracciones turísticas. Y Piz Gloria no es una excepción.
El 'brunch' sale por 35 francos suizos -casi lo mismo en euros- y está disponible hasta las dos del mediodía. Aunque no cabe esperar grandes delicatessen, si podemos probar por ejemplo algunos embutidos y quesos suizos, así como otro de los platos insignia del país: el rösti.
El precio del teleférico, eso sí, supera los 100 francos si se paga la tarifa íntegra, aunque la mayoría de viajeros suelen contar con algún tipo de bono de transporte que aligera el ticket.
Por supuesto, también hay una barra de bar donde pedir una copa de champán Bollinger o, ya metidos en el papel, un Martini. Por supuesto, mezclado, no agitado.
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