Nada tan sencillo, nada tan rico como una torrija. Huevo, pan, leche, canela y azúcar son los ingredientes de este postre que podemos hacer en cualquier momento pero que es tradición gastronómica de Semana Santa.
Su receta no tiene mucha complicación. Hay que sumergir el pan en leche; rebozar en huevo; freír; espolvorear con azúcar; y ya está. Y sin embargo cada paso tiene su ciencia. Por ejemplo, el almíbar.
Hacerlo es fácil pero hay que acertar con el tiempo de cocción. Sólo necesitamos medio litro de agua, 4-5 cucharadas de azúcar y una rama de canela.
En un cazo echamos el agua con el azúcar y la canela. Lo ponemos al fuego. Cuando empiece a hervir bajamos el fuego al mínimo (debe infusionar).
¿Cuanto tiempo? El almíbar debe estar al fuego entre 10 y 15 minutos (en función de que lo queramos más o menos concentrado), y siempre a fuego suave. Luego debemos retirar la canela y esperar a que el almíbar se enfríe.
Una vez templado, con una cuchara lo vamos echando por encima de nuestras torrijas (que habremos puesto en una fuente amplia para que se impregnen bien).
Eso sí, las torrijas son un dulce bastante calórico. Pueden llegar a tener entre 225 y 280 kcal por cada 100 gramos. Así que en cada sentada una torrija, dos a lo sumo y paramos.
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