Hace poco, Kate Winslet afirmó en un programa de televisión que la gente la conoce más por The Holiday que por Titanic. Seas más de una o de la otra, está claro que a la actriz se le da bien esto del romanticismo aunque, quien haya seguido su carrera desde aquellos primeros grandes papeles, sabrá que, además de sus aclamados trabajos hollywoodienses, la intérprete también nos ha regalado maravillosas ficciones seriadas.
Sus dos grandes trabajos en el mundo de las series, Mildred Pierce y Mare of Easttown, le han valido Emmys y Globos de Oro por doquier y, a juzgar por el primer episodio de The Regime, disponible en HBO Max, parece que su nuevo papel como canciller de un país de la Europa Central podría hacerle sumar unos cuantos premios más a su estantería.
Un país ficticio
Como habrás supuesto, esto no es una historia de amor de esas que tan bien se le dan a Winslet. ¡Ni queremos que lo sea! ¡Qué gusto verla así! Presidenta, máxima gobernante, dictadora. La empresa de Will Tracy, guionista de Succession y de la película El menú y creador de este nuevo proyecto para el que ha contado con los productores de la serie sobre la herencia de los Roy, no era fácil: ¡atrévete tú a hacer una sátira política sobre un régimen europeo! A ti no sé, pero a Tracy le ha salido bien.
El primer episodio no sale de los cuatro muros de palacio, pero poca falta le hace para que nos creamos que este país inventado forma parte de Europa. La decoración de aire renacenista (¿austríaca quizá?) nos convence de ello en el primer minuto, algo no baladí teniendo en cuenta que la serie comienza introduciéndonos un problema de humedad en las paredes que hace que nos fijemos sí o sí en esas salas por las que la canciller, desquiciada por el moho, se pasea dando órdenes.
Tracy ha hecho los deberes y ha estudiado su libro de Historia. O, concretamente, aquel ejemplar tan gordo que los de Humanidades paseaban por el colegio con fotografías de todos los monumentos importantes de cada época. A las banderas con su escudo, a los trajes de los guardias de influencia inglesa, al populismo de los discursos y a los estandartes dictatoriales, se une el centro del poder: un palacio que no conocemos pero que creemos haber visto mil veces reinado por el temor y la burla a partes iguales.
Una canciller ridícula
La tendencia a lo absurdo está ahí desde que le damos al play con ese típico personaje tan déspota como ridículo. Y qué bien se le da a Winslet hacer el ridículo. Una sátira política no podía contar simplemente con una canciller temida por todos, sino que necesitaba, primero, una presidenta con aire rígido pero, de algún modo, poco dictatorial y, segundo, unos súbditos dispuestos a bailarle el agua mientras cuchichean a sus espaldas.
Winslet es la gran cara visible de esta apuesta, pero las réplicas de Andrea Riseborough como la segunda de la canciller, Martha Plimpton como ministra de economía y Guillaume Galliene como marido de la gobernante son las que hacen que The Regime tenga todas las papeletas para convertirse en una de las mejores series de 2024. Esperamos sentados, ansiosos y con cierto miedo la suma de Hugh Grant a la mezcla.
Mientras tanto, nos deleitamos con el extraño dúo de Winslet y el actor belga Matthias Schoenaerts, quien da vida a un cabo contratado por el Gobierno para mantener a salvo a la canciller. La verdad, no sabemos quién de los dos nos da más miedo y nos fascina más.
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