Shannen Doherty ajusta cuentas con su despido de 'Sensación de vivir': "No fue responsabilidad de nadie, solo mía"

Los efectos del "horrible matrimonio" de la actriz hicieron que su personaje dijera adiós a Beverly Hills
Shannen Doherty como Brenda Walsh en 'Sensación de vivir'.
Shannen Doherty como Brenda Walsh en 'Sensación de vivir'.
Cinemanía
Shannen Doherty como Brenda Walsh en 'Sensación de vivir'.

En 1994, a la mitad de los fans de Beverly Hills 90210: Sensación de vivir se les partió el corazón. Y a la otra mitad... pues digamos que no echó en absoluto de menos a Shannen Doherty después de que la intérprete de Brenda Walsh fuese despedida del culebrón teen más pijo de la década, llevándose consigo a su personaje. 

Ahora que están a punto de cumplirse 30 años de aquella expulsión, ha llegado el momento de las confidencias. Así, Doherty ha hablado sobre el tema con su excompañero de reparto Jason Priestley, señalando que sus circunstancias personales contribuyeron muy mucho a su mala fama en el plató, y con ella a su despido. 

Un "matrimonio horrible"

"Está claro que pasé un montón de malos ratos en aquella serie", explica Doherty (vía Entertainment Weekly). "Hubo momentos bonitos, y también momentos muy duros". 

"Hacia mi última temporada [la cuarta], me encontraba en un matrimonio realmente horrible, y había cosas en ese matrimonio que me lo ponían muy difícil a la hora de llegar siempre a tiempo al trabajo", prosigue, aprovechando la ocasión para disculparse con Priestley y el resto de sus compañeros. 

"Sé que aquello se volvió un problema muy grande para el resto de vosotros [los intérpretes de Sensación de vivir], y así es como debe ser: si todo el mundo llega a tiempo pero tienes que esperar a una sola persona, eso apesta". 

Doherty se refiere al matrimonio que la unió a Ashley Hamilton, el hijo de los también actores George Hamilton y Alana Collins. Si bien el enlace fue extremadamente breve (duró de octubre del 93 a abril del 94), contribuyó con ganas a alimentar la fama de 'difícil' que ya arrastraba la actriz desde que el show empezó a emitirse en 1990.

"No fue responsabilidad de nadie, solo mía", señala ahora Doherty. Pero también lamenta que nadie tuviera la paciencia de sentarse con ella y explicarle que su irresponsabilidad tendría consecuencias. "Ojalá alguien me hubiera llamado la atención y me hubiera dicho: 'Escucha, te van a despedir y nadie va a salir en tu defensa", explica. "Entiendo que tienes problemas en tu vida privada, pero eso no puede afectar al trabajo y tienes que ponerte las pilas".

Aun así, a juzgar por sus palabras, la vida privada de Doherty en aquellos días era un auténtico torbellino de malos rollos: "No creo que nadie supiera que mi padre estaba súper enfermo, ni tampoco que mi marido se ponía hasta arriba de drogas, y eso me destrozaba". 

Hasta tal punto llegaron las adicciones de Hamilton, señala ahora Doherty, que llegó a sentir miedo: "No quería ni marcharme de casa porque me asustaba que él pudiera salir y comprar drogas".

Jason Priestley, por su parte, se muestra comprensivo: "Aquello fue durísimo para mí, hubo muchos interrogantes, y ahora pienso que ojalá hubiéramos sabido más acerca de lo que estaba pasando en tu vida", responde. "Así podríamos haber abordado tu situación de forma más compasiva". 

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