'La casa del dragón' episodio 10: la prudencia de Rhaenyra estalla por los aires y marca el comienzo de la guerra

La legítima reina de los Siete Reinos no quiere una guerra entre Negros y Verdes, pero los últimos acontecimientos la llevan al límite de su entereza.
La casa del dragón
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Cinemanía
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[Este artículo contiene SPOILERS de 'LA CASA DEL DRAGÓN' 1x10]

Hemos llegado al final de la primera temporada de La casa del dragón, el spin-off de Juego de tronos, y lo hacemos centrándonos en la familia que le da nombre, los Targaryen. Si en el episodio 9 se relataba cómo reaccionaban los Hightower con Alicent (Olivia Cooke) a la cabeza ante la muerte del monarca Viserys (Paddy Considine), ahora es el turno de Rhaenyra (Emma D’Arcy) y los suyos.

Reaccionando como quizá no todos esperábamos a la coronación de Aegon II (Tom Glynn-Carney), la que ya es reina para muchos muestra prudencia antes de lanzarse a una guerra que destrozaría Poniente y busca Casas leales a su causa. Un capítulo que, para ser el último de la temporada, carece de acción o de grandes momentos remarcables, pero que con su final deja claro que todo está aún por llegar.

¿Te ha gustado el último capítulo de La casa del dragón? ¿Qué te ha parecido su final? ¿Esperas con ansia una nueva temporada o tu interés se ha ido desinflando con el desarrollo de la primera? Te contamos nuestro análisis, como siempre con SPOILERS.

Rhaenyra, en busca de apoyos

La nueva reina en Rocadragón recibe entre lágrimas la noticia de la muerte de su padre pero apenas tiene tiempo de reaccionar, pues una guerra se le viene encima y, lo que es peor, también la pérdida de un hijo. Las escenas de partos desgarradores han vertebrado la primera temporada de La casa del dragón y en el último capítulo volvemos a asistir a una de ellas (quizá ya son demasiadas), pero si Aemma (Sian Brooke) y Laena (Savannah Steyn) murieron en su intento de dar a luz, esta vez Rhaenyra sobrevive, aunque no su sexto vástago.

Rhaenyra en 'La casa del dragón'
Rhaenyra en 'La casa del dragón'
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Pese al dolor del entierro de su hijo no nato, la reina de los Negros tiene mucho que decidir, y además no va a consentir que su marido lo haga por ella. Volvemos a contemplar la oscuridad de Daemon (Matt Smith), el príncipe díscolo que siempre quiso ser rey, y quien quizás podría pasar incluso por encima de la única esposa a la que ha amado de verdad para conseguirlo… El tiempo dirá.

Rhaenyra, pese a la ira que demostró en capítulos anteriores, parece a priori una reina tan pacífica como su padre, pues quiere llegar al trono de hierro derramando la mínima sangre necesaria y además mantiene en su recuerdo la profecía de Canción de Hielo y Fuego que le contó Viserys, según la cual los siete reinos deberían mantenerse unidos para hacer frente a la futura amenaza mayor (los Caminantes Blancos). Para ello busca apoyos que hagan tambalearse a los Verdes comenzando por los Arryn en Nido de Águilas, los Stark en Invernalia y los Baratheon en Bastión de Tormentas.

El final es el principio

Pese a ser un capítulo de mucho diálogo, estrategia frente al tablero y nuevas dosis de doloroso parto, La casa del dragón se tenía reservado un sorprendente final para acabar la temporada de una manera impactante. La víctima, el pobre y dulce Luke Velaryon (Elliot Grihault), segundo hijo de Rhaenyra y Harving Strong (Ryan Corr). De verdad, esta muerte da tanta pena que incluso a Aemond (Ewan Mitchell) le fastidia, y eso que sobrino y tío eran eternos enemigos.

Aemond en 'La casa del dragón'
Aemond en 'La casa del dragón'
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Pero entrando más en materia, la escena del vuelo de Lucerys a lomos de su dragón Arrax perseguido por Aemond y Vaghar en medio de una enorme tormenta después de que Lord Borros Baratheon (Roger Evans) rechace la oferta de unirse a los Negros es sin duda una de las más emblemáticas de toda la temporada. Ya sabíamos que en este spin-off los dragones iban a ser protagonistas y no una aparición fugaz como en Juego de tronos, pero Rhaenyra está en lo cierto al asegurar que con ellos luchando en la guerra todo Poniente podría quedar destruido. 

Es verdad que Arrax aún era joven y Vaghar el más grande de cuantos existen, pero la gigantesca criatura acaba con dragón y jinete un santiamén desoyendo las órdenes Aemond. Una prueba palpable de que los dragones pueden obrar por voluntad propia… Y también ser muy peligrosos.

Sea como fuere, y aunque nadie lo quisiera así, Luke está muerto y, siguiendo las leyes del ojo por ojo que exigió Alicent años atrás, esto sería un hijo por hijo, o desde luego va a ser el acto que impulse a Rhaenyra a abandonar su intento de paz con los Hightower pues su prudencia ha estallado, literalmente, por los aires. La casa del dragón nos regala una última mirada feroz de la protagonista, que ya tiene una razón para arrasar con quien no quiera verla en el Trono de Hierro: su dolor como madre.

Efectivamente, el dolor y la protección de unas madres para con sus hijos han sido los factores que han sacudido a Rhaenyra y Alicent a la hora de enemistarse y llegar a las puertas de una guerra que implicará a los Siete Reinos. El miedo a que les hagan daño o la venganza cuando ocurre el mismo. Por eso quizá son tan importantes las escenas de partos en esta primera temporada, porque la Casa del dragón es, ante todo, una historia de madres. Valientes y luchadoras, sí, pero que también cometen errores y los trasladan a sus hijos.

Daemon y Rhaenyra en 'La casa del dragón'
Daemon y Rhaenyra en 'La casa del dragón'
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Luces y sombras

Con todo esto, la primera temporada del primer spin-off de Juego de tronos ha finalizado después de diez capítulos y, confirmada ya su segunda entrega para HBO Max, que empezará a rodarse la próxima primavera, ya cuenta con millones de fans en todo el mundo y nos ha dejado muchos momentos remarcables: el parto y muerte de la reina Aemma, el encuentro de Rhaenyra y Daemon en la Calle de la Seda, Daemon como señuelo en Peldaños de piedra, el primer vuelo de Aemond y Vhagar, el sacrificio de Laena a manos de su dragona, el primer arrebato y asesinato de ser Criston o la última entrada de Viserys Targaryen en el salón del trono serían solo algunos de ellos.

Además, la ficción cuenta con interpretaciones de calidad por parte de su elenco artístico. Comenzando por las jóvenes Milly Alcock y Emily Carey, a las que tardaremos en olvidar, relevadas también por unas maravillosas Emma D’Arcy y Olivia Cooke. Siempre es un placer ver a Matt Smith en pantalla, y secundarios como Rhys Ifans, Eve Best o Steve Toussaint ayudan y llenan de interés a la ficción. Pero, sin duda, quien se lleva al premio gordo en esta temporada es Paddy Considine, quien con su interpretación del rey Viserys desde su juventud hasta su muerte, pasando por su horrible enfermedad, nos ha sabido conmover, alegrar, enfurecer y, sobre todo, cautivar. Un regalazo para La casa del dragón.

Sin embargo, pese a su buen elenco, argumento, música y efectos visuales la ficción también cuenta con muchos detractores, y es que ha flaqueado en determinados momentos: su arranque bastante plano que se extiende varios capítulos, infinitos saltos temporales en los que corre y aturde demasiado, un cambio de actores y actrices que no termina de convencer a muchos y que solo ocurre en el caso de alguno de sus protagonistas (¿por qué Otto, Corlys o Rhaenys no envejecen?) y una serie de sin sentidos como las últimas palabras de Viserys escuchadas por Alicent o la decisión de Rhaenys de no acabar con los Verdes serían algunos de sus puntos de mejora de cara a enfocar el guion de su segunda temporada.

Con todo, el primer spin-off de La casa del dragón ha sido un éxito y, aunque aún debe ponerse un poco las pilas para llegar al nivel más alto de su serie madre, ha sabido cómo entretener y enganchar durante diez semanas consecutivas. Ya hemos llegado a las puertas de la guerra Targaryen-Hightower y la danza de dragones solo acaba de comenzar. Por suerte, parece que tendremos tres temporadas más para disfrutar de ella.

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