[Este artículo contiene SPOILERS de 'INVASIÓN SECRETA']
La delegación televisiva de la Fase 5 del MCU ha dado comienzo con Invasión secreta, la serie de Disney+ protagonizada por Samuel L. Jackson que lidia con un arco argumental de gran importancia en los cómics (la conspiración de un grupo de Skrulls para dominar la Tierra suplantando a seres humanos en puestos de poder) pero cuya relevancia ha quedado algo diluida entre los acontecimientos cinematográficos del estudio.
Quizás en otras circunstancias esta situación habría dado lugar a un largometraje con potencial para servir de punto de inflexión en el MCU al ir revelando sorpresivamente que la identidad de personajes muy queridos por los fans había sido suplantada en el pasado por los Skrulls. Al final, ha quedado reducida a una miniserie de seis episodios, aproximadamente de una hora de duración cada uno.
Kyle Bradstreet, guionista de series que también han abordado el thriller de espionaje conspiranoico con un espíritu afín como Mr. Robot y Berlin Station, ejerce de showrunner con Ali Selim en la dirección de cada entrega. Y Jackson interpreta de nuevo a su icónico Nick Fury como centro orbital del argumento, capitaneando un reparto que incluye nombres tan top como Olivia Colman, Emilia Clarke o Ben Mendelsohn.
¿Es eso suficiente para convertir Invasión secreta en una cita obligada para los fans del MCU? Con dos episodios emitidos por el momento, la conclusión sería bastante decepcionante, incluido el golpe de efecto con uno de los personajes más maltratados por Marvel, pero cabe confiar en que Bradstreet y compañía hayan guardado alguna bala interesante para los que quedan. Lo que ya han abordado sin vergüenza ni pudor es la pregunta que asfixia cada ficción de Marvel.
¿Dónde están los Vengadores?
Rehén de su propia obsesión con la continuidad perpetua entre cada nueva película y serie ambientada en el MCU, la Casa de las Ideas se ha visto acorralada en varias ocasiones ante la imposibilidad de contar con la presencia de sus mayores superhéroes en nómina para hacer frente a cada una de las amenazas de destrucción a escala global que van surgiendo.
Es decir, extraña que los Vengadores pasen olímpicamente de los conflictos que asolan a la Tierra salvo cuando ocurren en sus propias películas. Marvel ha empleado distintas justificaciones argumentales para alejar a sus héroes más poderosos cuando le resultaba conveniente (como esos garbeos galácticos de Carol Danvers) y en el caso de Invasión secreta se ha vuelto a topar con el mismo problema.
En la reunión que tiene Nick Fury con James Rhodes (Don Cheadle) en el episodio de esta semana se alude directamente a ello: ¿por qué los Vengadores no echan una mano para luchar contra la amenaza de la invasión Skrull? Contar con los héroes más superpoderosos del planeta (del nuestro y de otros) suena muy recomendable para derrotar al comando terrorista del descarriado Gravik (Kingsley Ben-Adir).
Fury, viejo zorro y antiguo director de SHIELD, expone lo que considera una razón de peso para no dar la señal de alarma y llamar a los Vengadores que quedan en activo: "No podemos precipitarnos. Si los hacemos pelear contra los Skrull y nos descuidamos, acabarán suplantándolos y haciéndolos pasar como terroristas", razona.
El personaje de Samuel L. Jackson no quiere correr el riesgo de que un Skrull replique a Spider-Man, Hulk o el Doctor Strange con sus poderes y se ponga a sembrar el caos a una escala todavía mayor. Queda a la consideración de cada espectador lo convincente que le parezca esta explicación, teniendo en cuenta que los Skrull no han tenido ningún problema en suplantar a otra mucha gente con anterioridad.
En cualquier caso, ese es el motivo que da Fury para mantener fuera de la batalla a los miembros de la iniciativa Vengadores, al menos por el momento. Ya veremos si cambia de opinión en el caso de que esos planes que ha descubierto G'iah (Emilia Clarke) para dotar con superpoderes a los Skrull tengan éxito...
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