Nos estábamos quedando enquistados en series diarias que habitan en el mantra de "cualquier tiempo pasado fue mejor". Incluso cuanto más pasado, todavía mejor. O eso parece al ver la programación televisiva. Pero a nuestra pantalla le faltaba una serie que hablara de la familia española encarando el presente sin la trampa del romanticoide eufemismo del pasado. Que está bien. Pero sin abusar, por favor.
La nueva 4 estrellas representa la ficción familiar esencial en cualquier cadena y que venía faltando a una TVE que nos debe retratar desde el entretenimiento sin medias tintas. Y lo consigue, sobre todo lo de no quedarse a medias tintas, pues es empezar a verla y ya no poder despegar la curiosidad de una historia que atrapa porque equilibra con gracia la intensidad del culebrón con un buen golpe de comedia que relativiza todo lo que toca.
La sinopsis podría ser algo así como dos familias, que describen a dos estereotipos de España y que en realidad están unidas por un secreto que se descubre desde el inicio de la ficción. El secreto: Antonio Resines, que ya de por sí nos une a todos los españoles y da vida al patriarca Ricardo, propietario de un hotel. El actor es parte de nuestro imaginario colectivo, como aspira a ser esta serie que, al final, es una especie de catarsis de la picaresca nacional. Porque, desde su juego de suspense emocional, 4 Estrellas logra una foto maravillosa del costumbrismo made in Spain del que todos los espectadores somos protagonistas en nuestro día a día.
Todos reconocemos a los secundarios de la serie. Hasta a los más exagerados. Del concejal patán a las sabias tías que se cuelan en la zona de bajas emisiones de Madrid Central con un coche digno de aquella mítica película llamada Sor Citroen, protagonizada por la inolvidable Gracita Morales. De hecho, hasta la sirvienta de 4 Estrellas huele a homenaje clarísimo a la propia Gracita. Personajes que desengrasan la intensidad de telenovela con la mordacidad crítica que reconforta, pues deja en evidencia las mezquindades de la vida.
Una serie coral con un eje central, Clara, papel principal interpretado por la naturalidad de Toni Acosta, que está al frente del reparto en el que destacan Marta Aledo, Dafne Fernández, Ana Gracia, David Lorente, Alejando Albarracín, Antonio Molero, Raúl Prieto y, también muy especialmente, el contrapunto corrosivo de Rosario Pardo y Francesca Piñón. Siempre magníficas.
El misterio de los personajes de 4 Estrellas y sus líos (que ya apunta que se va a liar literalmente medio reparto) se irá resolviendo a la misma hora de El Hormiguero. TVE opta por la complementariedad de una serie familiar para distinguirse de sus competidores familiares y captar a nuevos públicos familiares frente al show familiar de Pablo Motos.
Es la franja de máximo consumo televisivo, el verdadero "prime time" -aunque lo llamemos "access prime time" autoengañándonos- y esta ficción ya brilla a esa hora porque es muy fácil de seguir entre tanta distracción masiva en la tele, las plataformas y el teléfono móvil. Atrapa desde el superpoder de la fantasía que funciona porque tiene los pies pisando en la realidad. Aunque, por momentos, parezca que lo que menos preocupa a todos es que haya desaparecido Ricardo. Pobre Antonio Resines.
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