10 años de 'Una cuestión de tiempo': por qué la comedia romántica de Rachel McAdams se ha convertido en un clásico

En su décimo aniversario, repasamos las razones por las que la historia de un hombre que viajaba en el tiempo para conseguir una novia es uno de esos 'must watch' para los amantes del romance.
Fotograma de 'Una cuestión de tiempo'
Fotograma de 'Una cuestión de tiempo'
Cinemanía
Fotograma de 'Una cuestión de tiempo'

Enciérrate en un lugar oscuro, aprieta los puños, piensa en el momento de tu vida al que querrías volver y cambia el curso de tu historia. Cuando James Lake le cuenta a su hijo en su vigésimoprimer cumpleaños que los hombres de la familia pueden viajar en el tiempo, la primera cuestión que le plantea es la difícil decisión de decidir para qué quiere utilizar ese poder.

El funcionamiento es simple: no puedes viajar al futuro ni tampoco a un pasado que no conociste. Quitamos de la lista lo de viajar a 1939 y matar a Hitler, por ejemplo. Es decir, para lo único que puede ser utilizado es para cambiar tu propia vida y tomar decisiones que, quizá sí, quizá no, te hubiesen deparado un futuro mejor. El trasfondo de la película, y aquello que te planteas mientras la ves, está claro: ¿para qué lo utilizarías tú?

En 2013, el director y guionista Richard Curtis estrenó la temporada de llevar jerseys e ir a cafeterías mientras fuera empieza a hacer frío con Una cuestión de tiempo, una comedia romántica sobre los lazos familiares, el amor de una vida y la importancia de apreciar cada momento. Ambientada en una Inglaterra idílica en la que hasta el peor de los días tiene algo de romántico, lo tenía todo para convertirse en una película de referencia del género.

Quizá fue por ello que, a pesar de que su éxito en su estreno no fue remarcable, con críticas mixtas por parte de los medios cinematográficos, esta película protagonizada por Rachel McAdamsDomhnall Gleeson -y con Bill Nighy en el papel de padre-, se ha convertido en una de las comedias románticas imprescindibles del siglo XXI. La verdad sea dicha: solo era cuestión de tiempo.

Fotograma de 'Una cuestión de tiempo'
Fotograma de 'Una cuestión de tiempo'
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Richard Curtis, el guionista detrás de los mejores romances

La última vez que le vimos dirigir fue con esta película hace 10 años. Sin embargo, su trabajo y, sobre todo, sus historias, llevábamos disfrutándolas desde los 90. Detrás de algunas de las mejores comedias románticas (aquellas que se han convertido en clásicos), encontramos siempre el nombre de Curtis como guionista y, en alguna ocasión, también como director. 

Si Hugh Grant y Julia Roberts eran los reyes visibles de la comedia en los 90 y principios de los 2000, Curtis lo era detrás de la cámara. Venía de trabajar como guionista en Cuatro bodas y un funeral (1994), Notting Hill (1998) y El diario de Bridget Jones (2001) cuando llegó otro de sus mayores éxitos, la comedia romántica navideña por excelencia, Love Actually (2003), para la cual también emprendió por primera vez el rol de director.

Fotograma de 'Love Actually'
Fotograma de 'Love Actually'
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Sin embargo, su segundo trabajo dirigiendo pasó sin pena ni gloria por los cines: Radio encubierta (2009) narraba la historia de una emisora de radio de los años 60 que consiguió 25 millones de espectadores, es decir, más de la mitad de la población de Inglaterra, emitiendo únicamente rock y pop en una época en la que la radio apostaba por otros géneros. Poco sirvió que tuviese a Philip Seymour Hoffman, Bill Nighy o Rhys Ifans entre el reparto, las críticas fueron en su mayoría negativas.

Quizá consciente de que lo suyo eran las historias de amor, para su tercer trabajo como director, Curtis volvió a la comedia romántica. Cambió el atractivo inglés de Grant por el pelirrojo y profundamente irlandés Gleeson, mantuvo, por supuesto, a su actor fetiche Bill Nighy y, con una jovencísima Rachel McAdams, quien por aquella época  ya despuntaba en Hollywood, entremezcló los viajes en el tiempo con la búsqueda del amor para darnos Una cuestión de tiempo.

Una Inglaterra romantizada

No es de los títulos más conocidos de aquella época y, sin embargo, no hay amante de la comedia romántica que no asegure al ser preguntado que se trata de una de las mejores del género (nuestra lista de las mejores comedias románticas de todos los tiempos lo corrobora). De las playas de la campiña al bullicio de Londres, incluso un museo con una exposición dedicada a Kate Moss se convierte en el lugar más idílico para un romance.

Fotograma de 'Una cuestión de tiempo'
Fotograma de 'Una cuestión de tiempo'
Cinemanía

Quizá es esa idealización de los países en los que desearíamos haber vivido, quizá son esos vínculos familiares de amor incondicional que inundan cada minuto de la película y que embellecen cada discusión y despedida, o quizá es nuestro deseo de escapar a una casa lejos de la ciudad en la que ir a la playa situada a un paso de la puerta, haga el tiempo que haga. 

No sabríamos decir por qué, pero no dudaríamos ni un segundo en asegurar que es esa representación de los paisajes británicos la que hace de esta película una historia más de amor que de comedia -y no solamente en la búsqueda de la mujer de tu vida, sino, sobre todo, de amor hacia la familia-, y uno de los romances más bonitos de los 2010.

Rachel McAdams, la chica de tus sueños

Después está, por supuesto, la participación de Rachel McAdams como esa chica perfecta de la que el protagonista se enamora. Aunque, para ser justos, la actriz da vida a su segundo amor, siendo el primero esa por entonces desconocida Margot Robbie con la que el joven Tim probaba por primera vez el viaje en el tiempo para conseguir pareja.

Margot Robbie en 'Una cuestión de tiempo'
Margot Robbie en 'Una cuestión de tiempo'
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Tras pasar en 2004 por el shock de descubrir que Regina de Chicas malas era la misma que la protagonista de El diario de Noa -lo cual no hace sino ilustrar por qué McAdams es una de las actrices más jóvenes y talentosas de aquella época-, la intérprete nos regaló actuaciones en películas como Midnight in Paris (2011) de Woody Allen, el Sherlock Holmes (2009) de Robert Downey Jr. o otras menos conocidas como Passion (2012), el thriller erótico de Brian De Palma.

Un año después, sorprendió protagonizando esta comedia cuando ya la habíamos visto dar vida a otra historia de amor basada en los viajes en el tiempo. Aquella vez, se trataba de un drama traducido al español como Más allá del tiempo (2009), conocido en inglés como The Time Traveler's Wife y basado en la novela de Audrey Niffenegger, sobre un hombre con la habilidad de viajar en el tiempo pero con una anomalía genética que le obliga a vivir en una línea temporal discontinua.

Fotograma de 'Más allá del tiempo'
Fotograma de 'Más allá del tiempo'
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En ambos casos, la actriz daba vida a la mujer ideal de la que el protagonista se enamora, en una sin ella saber de la existencia de esos viajes, en la otra luchando por vivir una vida junto al hombre que ama a pesar de la dificultad de dichos viajes. Aquello nos causó años y años de confusión en nuestras mentes, pero nos dejó dos grandes romances de McAdams para los amantes de las historias sobre viajes en el tiempo. 

Y tú, ¿qué cambiarías?

Con el poder de cambiar todas aquellas malas decisiones del pasado, el personaje de Nighy sorprende a su hijo contándole que él ha utilizado su don para leer más libros de los que un hombre podría haber abarcado en una vida. Nada de grandes gestos. Sabemos cuál será la enseñanza incluso antes de ver la película: la vida está llena de bonitos errores, y hay que aprender a vivirla así.

A pesar de ello, la película consigue que entremos en ella, porque resulta fácil decirlo pero, ¿no tenemos todos esos momentos del pasado que desearíamos cambiar? Si pudiésemos vivirlos diferente, ¿no estaríamos tentados de hacerlo? Es más, ¿no intentaríamos también cambiar las malas decisiones de nuestros seres queridos para que tuviesen una vida mejor?

- "Me encantan tus ojos. Y me encanta el resto de tu cara también".
Fotograma de 'Una cuestión de tiempo'
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Seguramente nos pasaría como al protagonista y lo intentaríamos hasta darnos cuenta de que la imperfección es parte de la vida. Sin embargo, que nadie se mienta a sí mismo: existen ocasiones, incluso más insignificantes que grandes decisiones, que viviríamos de forma diferente sí o sí y, quién diga lo contrario, seguramente se esté mintiendo a sí mismo. 

Ahí encontramos la última razón por la que podemos considerar esta comedia romántica un clásico a sus 10 años de edad: la enseñanza de que la vida son también las cosas malas que nos pasan mientras la vivimos, lo importante es que siempre habrá pequeños momentos, sobre todo buenos, que podríamos haber hecho mejores si nos hubiesemos parado a vivirlos como si tuviésemos todo el tiempo del mundo. La dificultad radica en conseguirlo sin la necesidad de volver a ellos por segunda vez.

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