"Se desnudaba de forma natural": así es 'El primer divorcio', la última película de Tita Cervera en el cine del destape

El último trabajo en el cine de Tita Cervera antes de convertirse en baronesa fue una de las comedias del destape que dirigió Mariano Ozores con Manuel Summers y producción de José Frade.
Carmen Cervera en 'El primer divorcio' (1982)
Carmen Cervera en 'El primer divorcio' (1982)
Cinemanía
Carmen Cervera en 'El primer divorcio' (1982)

De la productora del empresario de cine José Frade salieron algunas de las películas más comerciales de los años setenta. La fiebre del destape le animó también a financiar varios títulos del género, como La trastienda (1975), donde el cineasta Jorge Grau mostró el primer desnudo integral en la historia del cine español (a cargo de María José Cantudo).

Varios años más tarde, Frade pensó en Tita Cervera para el papel protagonista femenino en El primer divorcio (1981), una comedia dirigida por Mariano Ozores y coprotagonizada por el humorista Manolo Summers. La española era en ese momento un personaje habitual en las revistas del colorín y el productor pensó que el descubrimiento de su relación amorosa con el millonario barón Thyssen ayudaría a publicitar la cinta.

Tita ya había hecho sus pinitos como actriz. Rodó su primera película, en la que aparece cinco minutos, mientras estaba casada con el actor Lex Barker, conocido por interpretar a Tarzán en las primeras películas en color del héroe de la selva. Aunque alguna vez ha dicho que se le quitaron las ganas de actuar después de escuchar a Barker repitiendo una y otra vez que con un actor en la familia era suficiente.

Pese a ello, volvió a intentarlo de la mano de Espartaco Santoni, con el que se casó en Nueva York en 1975, tras enviudar de Barker. El productor de cine y playboy venezolano prometió convertirla en una estrella de cine y se puso a rodar Objetivo matar (1977), un thriller de acción en el que la barcelonesa se enfrentó a su primer desnudo delante de la cámara y tuvo como partenaire a uno de los reyes del spaghetti western, Lee van Cleef.

Tita Cervera en 'El primer divorcio'

Cuando le ofrecieron protagonizar El primer divorcio, que parodiaba la recién aprobada Ley del Divorcio, Tita acababa de dar a luz a su hijo Borja. Después de leer el guion, quiso hablar con su madre para conocer su opinión. “Necesitaba retomar su carrera como actriz y era un buen momento para rodar nuevas cintas”, cuenta Nieves Herrero en su último libro, La Baronesa. Una vida de novela. 

“Hasta el momento solo había hecho películas de acción, y esa se presentaba como una oportunidad. Sin embargo, le preocupaba el desnudo que le exigían para darle el papel”, añade.

Su progenitora, que se obsesionó con la idea de que su hija fuese rica y famosa, lo tuvo claro: “Como todo en la vida, depende. Si lo hacen con buen gusto, no veo el problema. Pocas mujeres podrían aguantar un desnudo, pero tú sí”, le dijo. El rodaje se completó en un mes y medio y tuvo como escenario un lujoso chalé de la urbanización madrileña La Moraleja.

Según Goya Ruiz y Teo Lozano en su libro Carmen Cervera, “en esa misma lujosa urbanización, donde ahora se desnudaba delante de las cámaras, por unas 200.000 pesetas (su caché), Carmen Cervera adquiriría, años después, una espléndida mansión, construida sobre una parcela de más de 38.000 metros cuadrados”.

Testimonios del rodaje

Algunos de los implicados en la filmación recuerdan a Tita como una actriz mediocre que, pese a su escasa experiencia frente a la cámara, afrontaba las escenas más comprometidas con bastante naturalidad. “Cuando llegó el momento de desnudarse, lo hacía de forma natural, sin ningún melindre”, comentó Antonio Ozores. “Llegaba la sastra, le quitaba la ropa y ya está; y eso que había escenas muy fuertes”.

El actor recordaba especialmente un momento en la película en que Tita le toma el pelo al personaje de Manolo Summers, que interpretaba a su marido, haciéndole creer que usa ropa interior comestible: “Están en un desván recordando tiempos pasados y Manolo le dice que le gustaría probar su lencería. Entonces, ella se resiste, porque le da un poco de apuro, pero finalmente se abre la blusa y Summers se acerca a ella y le muerde el sostén: ‘Éste sabe a violeta; este lado a fresa…’: Le mordía el sostén y se le quedaba el pezón fuera; y el otro pecho, igual. Y no solo eso, sino que acababa mordiéndole y comiéndole las bragas que llevaba puestas. Estuvo estupenda haciendo aquello, que ¡era una burrada!”.

Poco después del estreno del largometraje, Tita desaparecería del mundo del papel cuché durante casi dos años. “Cuando volvió a aparecer, lo hizo ya acompañada del barón Thyssenr", apuntan los autores de Carmen Cervera. “Su vida había dado un giro de ciento ochenta grados: había cambiado los platós cinematográficos por los salones más elegantes de Europa; la bisutería de atrezo, por joyas multimillonarias; y su sueldo de actriz de reparto, por una de las grandes fortunas del mundo”.

El primer divorcio fue la última película oficial de Tita, quien durante un tiempo recordó con cariño el proyecto y alguna que otra vez afirmó no tener nada de qué arrepentirse al respecto. Con los años, cambió su versión y dijo que sus desnudos en la pantalla eran fruto de improvisaciones del director de turno. Tranquiliza el hecho de saber que esta es una de las muchas contradicciones en que suele incurrir la coleccionista de arte cuando relata su propia vida.

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