En un momento en el que La monja II arrasa en la taquilla internacional con más de 233 millones de dólares recaudados del mundo, aunque todavía lejos de los 366 millones de la primera entrega, Paco Plaza continúa explorando el imaginario de las monjas espeluznantes del cine con el estreno de Hermana Muerte, que llegará el próximo 27 de octubre a Netflix tras inaugurar la 56ª edición del Festival de Sitges.
En el recuerdo cinematográfico perdura la efigie de algunas eclesiásticas tenebrosas, cuya imagen comenzaba a forjarse en los albores del cine. En 1922, Benjamin Christensen estrenaba Häxan. La brujería a través de los tiempos. El cineasta sueco se inspiraba en las pinturas negras de Goya para este metraje, entre el documental y la ficción, donde hacía balance de la historia de la brujería y aprovechaba uno de sus segmentos para presentar a unas monjas extasiadas, quienes contagiaban su espíritu de malignidad al resto de las hermanas del convento.
Esta misma figura de la monja demoníaca o fantasmal se repetiría posteriormente en títulos brillantes como Madre Juana de los Ángeles (Jerzy Kawalerowicz, 1961), Satánico pandemonium (Gilberto Martínez Solares, 1975) o Los demonios (Ken Russell, 1971), de las que el propio Plaza parece beber para la construcción de Hermana Muerte.
Aria Bedmar brilla en su debut como 'scream queen'
Ambientada en plena posguerra, la precuela de Verónica, aquella película de 2017 con la que Plaza nos aterrorizó al abordar el Expediente Vallecas, nos traslada a un colegio de niñas en situación de desamparo. A este emplazamiento, situado entre los cuatro muros de piedra caliza de un antiguo convento azotado por la Guerra Civil, llega una jovencísima Sor Narcisa.
Detrás de la protagonista de Hermana Muerte encontramos a una sobresaliente Aria Bedmar, conocida anteriormente por sus participaciones en las series La caza, El silencio o Dimen quién soy. La actriz emula a la perfección el carácter del personaje que Consuelo Trujillo interpretó en la primera película de este universo, en un momento en el que aún no ha perdido la vista. Cuesta creer que Bedmar tenga pavor al cine de terror, como ella misma confesaba durante el rodaje del filme, ya que parece haber nacido para este género.
En su juventud, Narcisa recibió una serie de señales divinas que fueron las que hicieron que sintiera la llamada de Dios para hacerse novicia, llegando a un nuevo hogar en el que comienza a sentir presencias sobrenaturales y no demasiado amigables. Algo que podría poner en peligro la vida de todos las monjas, entre las que destacan unas veteranas actrices Maru Valdivielso, en el papel de la Hermana Julia, y Luisa Merelas, en el de la abadesa del convento.
Los secretos comienzan a ver la luz cuando Narcisa se da de bruces con la instantánea de la fallecida Hermana Socorro, que pone el convento patas arriba. Se trata de un pequeñísimo papel, pero muy relevante, que nos ofrece una nueva faceta de la actriz Almudena Amor, quien continúa llamando la atención del público tras su trabajo protagónico en La abuela y su nominación al Goya a la mejor actriz revelación por El buen patrón.
Entre fantasmas, monjas cuasi demoníacas, santos que cobran vida y unos efectos especiales que encuentran su punto álgido en una secuencia del confesionario de la que no querrás quitar ojo, Plaza logra cumplir las expectativas de aquellos que hicieron que Verónica se convirtiera en su momento en un éxito internacional.
'Hermana Muerte' y el terror a plena luz del día
Sorprende que Plaza abandona la oscuridad del cine de género para abrazar el terror más níveo a partir de los hábitos pulcros de las monjas y algunas secuencias diurnas que explican por qué el cineasta ya es un marca de calidad e innovación. Con razón su filmografía está repleta de grandes hits del cine de terror, como Romasanta, la caza de la bestia, la franquicia [REC] o La abuela, que ahora sumarán el que probablemente es uno de sus mejores filmes hasta el momento o, al menos, el que evidencia de una mayor manera que todo está cuidado al milímetro.
En un abrazo a la fantasía y alejado de la historia real de Verónica, aunque contando con tributos reiterativos a la primera película -como el temido eclipse-, Plaza ha sabido capitanear a un equipo en el que también sobresalen la dirección de fotografía y el guion.
Gran parte de la responsabilidad del buen hacer de Hermana Muerte la encontramos en el guionista Jorge Guerricaechevarría, colaborador habitual de Álex de la Iglesia y con el que Plaza ya trabajaba en Quien a hierro mata, así como en el director de fotografía Daniel Fernández Abelló, el hombre detrás de algunos de los videoclips más reconocibles de Rosalía y con el que Plaza ya trabajó en La abuela.
Hermana Muerte contiene muchos rasgos del folclore español, pero también ofrece una perspectiva universal que podría ser clave en que repita el mismo éxito que Verónica en Netflix. La puerta abierta al nacimiento de una saga tras los pasos de [REC], que ya contó con la existencia de hasta cuatro películas de la mano de Paco Plaza y Jaume Balagueró. Mientras tanto, seguiremos disfrutando de las melodías de Héroes del Silencio, que se han convertido en la banda sonora de un universo que realmente aterroriza.
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