Seminci 2022 | ‘Vasil’: una encantadora comedia sobre lo mejor del ser humano

Qué gran presentación de personaje. Incluso de película. Karra Elejalde en la cama, a oscuras, hablando por el móvil con su hija. Se excusa porque no puede ir a comer con ella como todos los miércoles. ¿La razón? Tiene que acompañar a una persona a Servicios Sociales. Es una persona que está viviendo con él. Es búlgaro. Se llama Vasil.

La economía narrativa de Avelina Prat, script de numerosas títulos del cine español, logra que en un plano, en una escena, hayamos mapeado el territorio de su película. Estamos ante la historia de un inmigrante, cocinero caído en desgracia a pesar de haber sido una eminencia del ajedrez y el bridge. Y también ante una historia sobre la red de cuidados y atenciones que se tejen a su alrededor para que no vuelva a dormir en la calle.

Una oportunidad esta que Prat aprovecha para desplegar su talento escribiendo a los personajes de su película. Están tan bien escritos los personajes de Vasil que llega un momento en el que no sabes quiénes son los protagonistas y quiénes los secundarios.

Nos referimos a Alfredo (un entrañable Karra Elejalde) y Vasil (Iván Barnev) hombres solos unidos por las circunstancias y su pasión por el ajedrez por correspondencia. Pero también la hija de Alfredo (genial Alexandra Jiménez), una traductora y bibliófila (¡más personajes así, por favor!) que atesora, cuida y alimenta cada una de las escasas muestras de interés de su padre.

De la misma manera, un cocinero griego obsesionado con la musaka con berenjena y esas señoras del bridge tan estiradas (“qué de caspa”) enriquecen esta historia que, en esencia y con grandes dosis de humor, una banda sonora de vientos que muta según el estado de ánimo, una puesta en escena sencilla pero cuidada y un incuestionable amor por los detalles, habla de lo mejor del ser humano. 

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