Desde los monstruos clásicos de Universal de los años 20, hasta el mejor cine ci-fi de principios del siglos XXI, el séptimo arte ha estado plagado de representaciones de mujeres atadas a la normas morales anticuadas de una sociedad que no ha dejado que se desarrolle plena y libremente.
Bajo los hilos de sus creadores, ya fuera como imágenes robóticas o muertos vivientes bajo las órdenes de otros, estas acabaron revolviéndose contra aquellos para lo que fueron concebidas inicialmente y crearon una subversión en el cine de género que aún continúa contando con una amplia exploración.
En una aproximación al personaje de la mujer zombie primitiva, encorsetada en una sociedad asfixiante que anhela que se transforme en un robot perfecto bajo las órdenes del sexo opuesto, Bella Baxter (interpretada por Emma Stone) quiebra todos los clichés que conocíamos sobre esta figura clásica en Pobres criaturas, el nuevo filme de Yorgos Lanthimos (La favorita, Langosta). Un personaje que para echar a correr necesitó que muchos otros precedentes dieran los primeros pasos.
La novia en 'La novia de Frankenstein'
(James Whale, 1935)
En su doble papel como la autora de la obra original, Mary Shelley, y la novia del monstruo clásico de Universal, la actriz británica Elsa Lanchester se introducía en la piel de una criatura salvaje creada a partir de restos humanos femeninos en la secuela de Frankenstein (1931). Con una aparición de tan solo cinco minutos en pantalla, su característica imagen y sus movimientos sentarían las bases de una de las figuras más imitadas del cine de terror y ciencia ficción, siempre enfrentada al ego de los hombres que se situaban a su alrededor.
Las vecinas de Stepford en 'Las mujeres perfectas'
(Frank Oz, 2004)
Tras los pasos de la anterior adaptación cinematográfica (Bryan Forbes, 1975) el filme de 2004 protagonizado por Nicole Kidman preservaba el espíritu satírico y la denuncia contra la misoginia presentes en la novela de Ira Levin, también autor literario de La semilla del diablo. Las abnegadas esposas de Stepford se revelaban como robots programados al servicio de sus maridos, quienes terminaban batallando contra el dominio del patriarcado.
'La novia de Re-animator'
(Brian Yuzna, 1990)
Prolongando el mito de la novia de Frankenstein, la actriz Marge Turner se presentaba como la mujer ideal creada a partir de tejidos muertos y reanimada a través del célebre suero que ya conocimos en Re-Animator (1985). Este tributo a la obra de Lovecraft parodiaba a un personaje ampliamente explorado, mostrando su faceta más grotesca.
Pris en 'Blade Runner'
(Ridley Scott, 1982)
En un reflejo de la constante sexualización de los ginoides en el séptimo arte, Pris nacía como un modelo Nexus-6 para aportar placer. Castigada por huir de esta obligación y defender su independencia, el personaje servía como pretexto para abordar la complejidad de los sentimientos de los robots a través de su relación con Roy (Rutger Hauer).
María en 'Metrópolis'
(Fritz Lang, 1927)
En los albores del cine, la obra cumbre del expresionismo alemán manifestaba la pugna contra el totalitarismo y la lucha de clases a través de la historia de un robot antropomorfo femenino, con Brigitte Helm como el personaje rompedor que aún inspira a directores de todo el mundo. Un relato basado en el viaje a Nueva York de Thea von Harbou, autora de la novela original.
Ava en 'Ex- Machina'
(Alex Garland, 2014)
En su ópera prima, Garland reflejaba sus años de investigación sobre la inteligencia artificial, desde que comenzara a obsesionarse con ella siendo tan solo un adolescente. Un estudio exhaustivo sobre sus beneficios y perjuicios, en un título cercano a la realidad inmediata y con un tono teatralizado, con pocos escenarios y personajes a la altura del ginoide interpretado por Alicia Vikander. Así, este prototipo relacionado con la figura bíblica de Eva presenciaba la llegada de un nuevo Adán ante la crueldad de su creador.
Bella Baxter en 'Pobres criaturas'
(Yorhos Lanthimos, 2023)
La nueva revisión zombie de Lanthimos sobre el mito de la mujer autómata rompe moldes en la búsqueda de la libertad plena, mientras la protagonista adquiere nuevas funcionalidades y explora su propia sexualidad. Ahora es ella la que experimenta con su placer y sus sentimientos sin dejarse amedrentar por lo que los demás anhelan, hallando su autodeterminación en un universo al que llegaba para ser algo muy diferente.
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