Gran Turismo no es exactamente la adaptación de un videojuego. Es decir, ha surgido del seno de PlayStation Productions y es una expansión oficial de la prestigiosa saga de simuladores de conducción (los más “realistas de la historia”, se ha asegurado por activa y por pasiva), pero en realidad se basa en una historia real. La de Jann Mardenborough, un piloto que triunfó en las carreras teniendo una experiencia muy peculiar: la de no ser un conductor profesional, solo un jugador empedernido de los videojuegos de Gran Turismo.
Mardenborough es interpretado en Gran Turismo por Archie Madekwe, secundado por David Harbour y Orlando Bloom. Bloom encarna a una versión ficticia de Darren Cox, que en la primera década de los 2000 fundó la GT Academy: este organismo seleccionaría a los mejores jugadores de Gran Turismo del mundo para probar a colocarlos en un circuito de verdad, y erigirlos como competidores con todas las de la ley. Así que la película que dirige Neill Blomkamp se basa en la trayectoria de uno de estos competidores, articulándose más bien como un biopic que en última instancia nos vende las bondades de los juegos de Sony.
La decisión de que sea Mardenborough el protagonista es asunto aparte. Cuando se dio a conocer el argumento, hace un par de años, la sinopsis fue la de “un joven jugador de Gran Turismo cuya habilidad con el juego le hizo ganar una competición de Nissan para convertirse en piloto de carreras profesional”. El nombre de Mardenborough no aparecía por ninguna parte, así que algunos medios apuntaron a que el competidor al que se dedicaría el film sería otro. Un español, Lucas Ordóñez.
A fin de cuentas, Ordóñez fue el primer conductor seleccionado por la GT Academy, en 2009. Luego tuvimos al francés Jordan Tresson, y en tercer lugar a Mardenborough junto a Bryan Heitkotter. Todos ellos han tenido una carrera espléndida en los circuitos de conducción a lo largo del mundo, pero ha sido Mardenborough, británico, quien fue seleccionado además para protagonizar la película de Gran Turismo. Una pena para Ordóñez, que hoy sigue acumulando victorias como conductor.
Ordóñez es madrileño, y su hermano es el también piloto Víctor Ordóñez. Lucas quiso seguir los pasos de su hermano en el karting, pero no tuvo suerte en este campo y la oportunidad tuvo que venir a partir de su afición a los videojuegos de Gran Turismo. Fue así como ingresó en la GT Academy y ganó su final europea, pasando a ser piloto oficial en Nissan. Desde entonces ha corrido las 24 horas de Le Mans (como hace Mardenborough en la película), y hacia 2019 había fichado por Bentley además de ganar dos carreras en el Circuito del Jarama.
No veremos nada de esto en Gran Turismo, pero al menos la historia de Mardenborough nos brindará igualmente la satisfacción de ver como un aficionado a las consolas cumple su sueño fuera de ellas.
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