La criticada película de ciencia ficción que nos advirtió del peligro de un 'huevo dorado' como el encontrado en el Pacífico

Mientras la comunidad de biólogos busca una explicación al extraño objeto dorado con forma de huevo que fue hallado el pasado mes de agosto en las profundidades del océano Pacífico, frente a la costa de Alaska, puede ser un buen momento para recuperar una estimable película de ciencia ficción que fue muy criticada cuando se estrenó, lo que acabó convirtiéndola en un injusto fracaso de taquilla.

Esfera (1998) adapta la novela homónima de Michael Crichton publicada once años antes, donde un grupo de científicos investiga el hallazgo de una astronave que lleva más de 300 años hundida en el océano Pacífico. Aunque pronto se descubre que la nave, aunque de naturaleza desconocida, es de fabricación humana, en su interior encuentran una gran esfera dorada de origen extraterrestre.

Su tamaño era considerablemente más grande que el artefacto hallado ahora, de 10 centímetros de diámetro. En cambio, el objeto circular de Esfera es de dimensiones gigantescas, aunque durante su primera exploración los protagonistas son incapaces de encontrar ninguna fisura ni manera de acceder al interior. Pronto descubrirán que esa puerta de acceso tiene más que ver con sus temores personales que con una realidad física.

El equipo de investigadores estaba formado por una bióloga marina (la doctora Beth Halperin, interpretada por Sharon Stone), un matemático (el doctor Harry Adams, Samuel L. Jackson), un astrofísico (el doctor Ted Fielding, Liev Schreiber) y un psicólogo (el doctor Norman Goodman, Dustin Hoffman), dirigidos por un capitán de la Armada (Harold C. Barnes, Peter Coyote).

La investigación de ese asombroso e inquietante objeto ocupa el grueso de la novela y la película dirigida por Barry Levinson, aunque la adaptación (cuya primera versión de guion firmó Kurt Wimmer, futuro director de Equilibrium y Ultravioleta) se alejó considerablemente del original literario del escritor de Parque Jurásico. No obstante, en líneas generales se mantiene la esencia de lo que al fin y al cabo tiene bastante de reciclaje de ciertos conceptos de la Solaris de Stanislaw Lem. 

Por qué 'Esfera' fracasó

A pesar de que Titanic (1997) por sí sola podría servir para demostrar lo contrario, lo cierto es la segunda mitad de los años noventa no fue muy propicia para el cine acuático. El naufragio de Waterworld (1995) aún escocía cuando se planteó la producción de Esfera, por lo que su rodaje se realizó íntegramente en los tanques de agua de una base naval de California para evitar que el presupuesto se descontrolara. 

De hecho, debido a la preocupación por evitar el desmadre presupuestario, la preproducción se extendió tanto que dio tiempo a Levinson a rodar mientras tanto la sátira política La cortina de humo (1997), también protagonizada por Hoffman. Con todo, los cerca de 80 millones de dólares de inversión no fueron ni siquiera recuperados con una recaudación mundial de menos de 74 millones.

Lo cierto es que la crítica del momento masacró con saña la película (su puntuación en Metacritic es un suspenso de 3,5 sobre 10), cebándose contra la morosidad narrativa y, especialmente, atacando las interpretaciones de Sharon Stone y Dustin Hoffman. 

Con el tiempo, no es que Esfera haya alcanzado un estatus de culto propicio a la reivindicación, pero es posible que su estilo de narración densa (casi subacuática) y sumergida en imágenes del inconsciente sea más favorablemente reevaluado en el mundo posterior a Interstellar (2014). Quizás así se valorarían mejor elementos intachables como la banda sonora de Elliot Goldenthal, cargada de una atmósfera misteriosa muy particular.

Quién sabe si el innegable tirón de la historia original de Crichton encontrará nuevos adeptos en el caso de materializarse la nueva adaptación en forma de miniserie que Denise Thé (guionista y productora de, precisamente, dos series con el sello de Jonathan Nolan: Person of Interest y Westworld) comenzó a preparar en 2020 con destino a HBO. Este nuevo descubrimiento en las profundidades de la costa de Alaska podría hacer que este proyecto resulte más relevante que nunca.

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