“El único lugar en el que soy algo es en Puan”, confiesa en un momento de la película de María Alché y Benjamín Naishtat el profesor de Filosofía Política Marcelo Pena (Marcelo Subiotto). Antes de ser el espacio que da sentido a la vida del protagonista de esta comedia que puede ser vista como adelanto de la terrible crisis por la que pasa actualmente Argentina, Puan era (y sigue siendo) una calle del barrio porteño de Caballito, que presta su nombre a la Facultad de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires. Una calle, un centro de enseñanza superior y un hombre, así pues, se enredan en una comedia en la que nadie tiene un pelo de tonto, aunque sus personajes se comporten como tales.
Cuando el jefe de cátedra de la Facultad muere por un infarto, todo el centro da por hecho de que Marcelo Pena, arquetipo de docente leal pero falto de empuje, será el sustituto del fallecido catedrático, pero tendrá que vérselas con Rafael Sujarchuk (Leonardo Sbaraglia), un compañero recién llegado de Alemania cuyas formas como profesor y, ¡peor!, su posición ideológica, se encuentran en las antípodas del primero. “Es una cuestión de ego, pero también son muchas otras cosas las que están en juego”, señala Sbaraglia.
“Marcelo está encerrado en una situación desde hace muchos años. Ya sea por razones emocionales, de comodidad, de miedo, de justamente ese terror hobbessiano de salir de ese lugar donde está protegido… Y también de las propias condiciones de la educación pública en Latinoamérica, que son condiciones que te van cercenando porque cada vez hay menos dinero y todo el mundo se va resignando”, añade el actor.
Pena, como comenta Subiotto, premiado en el Festival de San Sebastián por su conmovedora interpretación, va a estar sufriendo el duelo por la muerte de su mentor, para “empezar a verse de verdad en el espejo que le va a decir ‘¿qué hiciste vos todos estos años con vos mismo?”. Es un interrogante que liga al personaje con el estado de crisis perpetua de Argentina, pero las concomitancias entre el protagonista y la situación del país no se quedan ahí, porque Puan también dibuja una defensa de la educación pública en un momento en que todo está desmantelándose.
“En Argentina nos hemos acostumbrado a la precariedad –dice Subiotto- y estamos obligados a resolver esta situación, porque no sé si aguanta todo mucho. En los períodos de crisis, lo público siempre sufre un golpe tremendo y se queda más gente afuera del sistema y cada vez hay menos estado para contenerla”.
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