Globos de Oro 2021: Los mejores momentos (por decir algo) de la gala virtual

Los Globos de Oro sufrieron para cautivar con una celebración telemática sin el glamour de tener a las estrellas de fiesta.
Globos de Oro 2021
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No era la primera ceremonia de entrega de premios de la era covid –los Emmy ya tuvieron que celebrarse así en enero–, pero la 78ª edición de los Globos de Oro se vio más afectada por los rudimentos de una celebración virtual necesaria en tiempos de pandemia y crisis sanitaria. 

Con lo distendidas que suelen ser las galas de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood, a su versión telemática le costó aportar algo verdaderamente memorable. Tampoco debería extrañarnos: fue como quedar con tus amigos para beber por Zoom en vez de ir a un bar. Los premios se entregaron (palmarés de cine, palmarés de series), pero la experiencia no sabe igual.

Tina Fey (desde Nueva York) y Amy Poehler (en Los Ángeles) hicieron lo que pudieron en su cuarta vez como presentadoras de la gala, pero no lo tuvieron nada fácil. Aunque salieron a disparar con un discurso que prometía acidez, se notó que les pesaba no estar una al lado de la otra.

Fue Sterling K. Brown, en compañía de Susan Kelechi, quien soltó el mejor golpe verbal en referencia a las acusaciones de falta de diversidad racial entre los miembros de la Asociación de la Prensa Extranjera. "Es genial ser negro ['black' en vez de 'back' (volver)] en los Globos de Oro", dijo al salir a presentar un premio.

Tienes que reconocer que más gracioso que ver a Ben Stiller pegándole un bocado a un Globo de Oro comestible sí que fue.

Pero oye, gracias a la participación de Fey y Poehler, los fans de SNL nos llevamos un par de sketches de sus colegas. Primero salieron al escenario Maya Rudolph y Kenan Thompson como dúo nada proclive al distanciamiento social.

Y más adelante en la gala asomaron Kristen Wiig y Annie Mumolo, interpretando a sus personajes Barb y Star (de la película Barb and Star Go to Vista del Mar) y cargadas con falsificaciones de la estatuilla de los Globos de Oro.

Esas figurillas no eran lo único que parecía un simulacro durante la gala. La alfombra roja se vio reducida a lo que las estrellas compartieron en sus redes sociales, acercando lo que debería haber sido el glamour de siempre a la incómoda óptica de ver a millonarios presumiendo de vida lujosa. 

Ante esa tesitura, Anya Taylor-Joy fue la única estrella que realmente parecía una supernova.

Y Jason Sudeikis, en perfecta consonancia con su personaje de Ted Lasso y el añito horribilis que lleva en lo sentimental, quien más se acercó al común de los mortales, agradeciendo su premio en sudadera desde un sofá bien llorado en casa.

Deseamos que pronto pueda adquirir una filosofía de vida como la de Bill Murray.

Quien, a pesar de las apariencias, puede que no fuera ni siquiera el que más bebió anoche si David Fincher mantuvo la costumbre de tomar un chupito por cada premio que perdía Mank.

En cuanto a discursos de agradecimiento, dos son los que merecen destacarse. Obviamente, el de Taylor Simone Ledward por el Globo de Oro póstumo para su marido Chadwick Boseman.

Y el de Jane Fonda al recoger el premio honorífico Cecil B. De Mille, a quien Gillian Anderson escuchó particularmente embelesada. 

Por último, hemos dejado para el final lo más importante de la velada. Algo que Olivia Colman sabía que era de gran importancia: ¡poder conocer a las mascotas de sus compañeros de profesión! Mira cómo se acercaba a la cámara para ver al gato de Emma Corrin y el perro de Sarah Paulson.

Esperamos que cuando la gala pueda volver a ser presencial, costumbres como esta última no se pierdan.

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