La Generación Z llega al Festival de Málaga cargada de culpa. Así es ‘As neves’

Sonia Méndez compone un whodunnit generacional en el que no hay un solo culpable
As neves
As neves
Sideral
As neves

Un plano fijo de un polideportivo. Una fila de jugadoras (más adelante sabremos que juegan a balonmano) entran con sus uniformes azul claro. En la parte de atrás de sus camisetas dice “As Neves”. Así se titula la película y la aldea de Pontevedra en la que tiene lugar.

Corte a los primeros planos. La cámara recorre los rostros de las jugadoras. Sabemos que estamos al final por sus caras, una mezcla de arrepentimiento y culpa. Con este arranque prometedor comienza esta suerte de whodunnit de autor que explora los retos tecnológico-afectivos a los que está sometida la Generación Z.

Tras este prólogo-epílogo en la cancha, la actriz y directora Sonia Méndez nos lleva al pasado. Sus protagonistas, esas jugadoras de balonmano que esquivaban la cámara con mirada compungida, se pegan una fiesta. En un colegio abandonado beben y comen setas alucinógenas con otros compañeros. La cámara fluye, las interpretaciones brillan por naturales, la diversión en tonos flúor recuerda a Euphoria, es contagiosa. Hasta que un vídeo íntimo de una de las chicas empieza a circular entre los móviles del resto. Llegan las pullas, los chascarrillos. Humillada, la aludida sale huyendo.

Corte al día siguiente. Nieva sobre las vacas. La aldea aparece coloreada de blanco. Oímos la voz de una anciana, la abuela de una de las chicas: “Ayer estuve en Japón”. Un detalle simpático antes de que las cosas se tuerzan. Méndez opta por narrar la desaparición de su protagonista a través de WhatsApps, como no podría ser de otra forma entre la Gen-Z.

La directora también se esfuerza en mantener a los padres, a la Guardia Civil, a los adultos fuera de campo. Prefiere centrarse en estos centennials que obstaculizan la búsqueda de su amiga para que nadie se entere de que vulneraron su derecho a la privacidad, de que consumieron drogas. Es un whodunnit en el que enseguida, desde el primer plano, sabemos quién es el culpable: fueron todos.

As neves cuenta con un planteamiento y un desenlace notables (esa pachanga de fútbol para mostrar que al final todo seguirá) pero el nudo parece alargado sin motivo, resulta algo repetitivo y no consigue del todo la sensación de que el tiempo apremia en la búsqueda de la desaparecida. Parece tan concentrada en señalar a los culpables que olvida a su víctima.

Por otra parte, las interpretaciones de los chavales resultan absolutamente creíbles. Da gusto encontrarse en la pantalla caras nuevas como. Entre Andrea Fernández y David Rodríguez, y el reparto de Segundo premio habrá mucho donde elegir en la categoría de mejor actor revelación de los siguientes Premios Goya. 

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