Durante unos años, en Hollywood estuvo Russell Crowe, y luego todos los demás. Exactamente, desde que dio vida al violento Bud White en L.A. Confidential en 1997 hasta que subió al cuadrilátero como Cinderella man en 2005. Su paso por el cine americano fue el de una apisonadora: ganó el Oscar en su segundo intento, con Gladiator, y si no se hizo con otra estatuilla por su papel en Una mente maravillosa, fue sólo porque lo nominaron al año siguiente. El neozelandés tenía a la industria en la palma de la mano. Es de esperar que todos los guiones pasasen primero por Russell Crowe, y que este se hartase de rechazar papeles en aquella cuasidécada milagrosa.
James Mangold fue uno de los interesados en contar con Crowe. El director de Indiana Jones y el dial del destino había firmado varias películas de mérito: Copland, una de las mejores interpretaciones de Sylvester Stallone; Inocencia interrumpida, que le dio su Oscar a Angelina Jolie e Identidad, uno de los pocos largometrajes destacables en la carrera de Ray Liotta tras Uno de los nuestros. Sin embargo, Russell Crowe le devolvió el guion, que acabaría yendo a parar a su némesis en Gladiator, Joaquin Phoenix, y que se estrenó en 2005. Y, justo cuando Russell Crowe entró en el cine para ver la película, supo que se había equivocado.
¿Por qué Russell Crowe rechazó 'En la cuerda floja'?
Antes de que Mangold encuadrase, con una cámara, la vida de Bob Dylan, nos contó los días de whisky y rosas de otra leyenda de la música, Johnny Cash. Para encarnar al hombre de negro, Russell Crowe parecía una elección inapelable. Como demostraría en Los miserables, el neozelandés sabe cantar (y con voz profunda, además), y como ha probado en todos los títulos de su filmografía, también sabe actuar. Sin embargo, Russell Crowe no quiso protagonizar En la cuerda floja, el biopic sobre el mito del country, porque no quería “aprovecharse de Johnny Cash para ganar nominaciones al Grammy”.
Crowe había pasado su adolescencia cantando canciones de Johnny Cash y, aun así, creía que “no me había ganado” aquel papel. “Era una cuestión moral”, añadió. Joaquin Phoenix empuñó la alta guitarra de Cash y fue nominado al Oscar, que terminaría ganando Philip Seymour Hoffman por otro biopic, Truman Capote. Sin embargo, no fueron las alabanzas al trabajo de Phoenix lo que hicieron que Crowe se arrepintiese de su decisión. Fue la película en sí: “Desde las primeras notas, cuando la cámara se abre paso a través de la prisión, empezaron las cuchilladas en el corazón”, contó el actor. “No sólo quería hacer la película, sino que era exactamente el tipo de película que quería hacer”.
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