En España, Easter eggs significa, literalmente, huevo de pascua, en referencia a una tradición muy extendida en diversos países europeos y americanos, como Alemania, Irlanda o Estados Unidos: la de esconder, el último día de la semana santa, huevos de chocolate coloreados para que los niños los encuentren.
Como metáfora, el huevo de pascua es una sorpresa escondida en un producto audiovisual (una serie, una película, un programa informático o un videojuego) en la que, si el consumidor de este no repara, no ocurre nada puesto que carece de utilidad. Su único propósito es sorprender a su descubridor con un mensaje imprevisto o un guiño inesperado.
El primer huevo de pascua se encuentra en el videojuego de Atari Adventure: como confiesa su creador, en el ensayo Adventure as a Video Game: Adventure for the Atari 2600, cuando el jugador posaba su avatar sobre un píxel determinado, aparecía un cartel que decía que aquel juego había sido diseñado por Warren Robinett. Esto contravenía las normas de la empresa, que le había prohibido a sus empleados hacer público su nombre por miedo a que otras compañías intentasen contratarlos.
Descubrir ese huevo de pascua es una de las misiones que el protagonista de Ready Player One (2018) tiene que pasar para conseguir el control de la empresa de videojuegos, además de medio billón de dólares.
La incidencia del huevo de pascua en la experiencia del consumidor es, por tanto, nula: diariamente, empleamos programas informáticos, como Wordpress, Excel o Google, en cuyos códigos se hallan diversos mensajes ocultos a modo de bromas que, en la mayoría de los casos, no llegan a su público.
En el cine, los huevos de pascua han sido abrazados por directores y guionistas, que los han empleado como recurso intertextual con obras que admiran, o como broma privada dirigida a otros colegas de profesión. Veamos dos de ellos.
La guerra de las galaxias y E.T. El Extraterrestre
La amistad entre George Lucas y Spielberg es una de las más firmes de Hollywood, y también una de las más prolíficas: gracias a ella, nació Indiana Jones, un personaje que ambos diseñaron durante sus vacaciones en Hawái.
En una de las secuencias de E.T., el extraterrestre sale a la calle vestido de fantasma para que nadie se fije en él, aprovechando la noche de Halloween. En su paseo por los suburbios, E.T. se topa con un niño disfrazado de Maestro Yoda, el mentor de Luke Skywalker en Star Wars, y se acerca corriendo hacia él como si hubiese reconocido al personaje.
George Lucas le devolvió la broma a Spielberg en Star Wars: La Amenaza fantasma. Durante una reunión del Senado Galáctico, la cámara muestra a algunos de los representantes de los distintos planetas, entre los que se encuentran varias criaturas idénticas a E.T.
Pesadilla en Elm Street y Posesión Infernal
Wes Craven (creador de Freddy Krueger) y Sam Raimi iniciaron su amistad a base de huevos de pascua. Raimi, que admiraba a Craven, incluyó la carátula de Las colinas tienen ojos en su película Posesión infernal. El veterano director continuó la broma en Pesadilla en Elm Street: para no quedarse dormida, la protagonista se pone a ver Posesión infernal. Por entonces, Craven y Raimi aún no se conocían personalmente.
En la secuela de Posesión infernal, Terroríficamente muertos, Raimi dio orden de robar un guante de Freddy Krueger del set de rodaje de Pesadilla en Elm Street 3: Los guerreros del sueño, y lo usó como decorado en una de las secuencias de su película.
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