Cinco películas españolas de FlixOlé para ver en el Día del Padre

FlixOlé, la plataforma del cine español, propone para esta fecha especial cinco títulos muy diferentes con el rasgo común del componente paternofilial
Imagen de la película de culto 'El milagro de P. Tinto'
Imagen de la película de culto 'El milagro de P. Tinto'
(FlixOlé)
Imagen de la película de culto 'El milagro de P. Tinto'

Los aficionados procuran que en las fechas señaladas siempre haya espacio para una buena sesión de cine. El Día del Padre anima a ver una película a su lado o, si no es posible, a acercarse a obras que exploran las relaciones paternofiliales. FlixOlé, la plataforma del cine español, propone cinco títulos para todos los gustos con el rasgo común de que el vínculo entre padres e hijos entraña relieve en la historia.

'Hay que educar a papá' (Pedro Lazaga, 1971)

Paco Martínez Soria, en su eterno rol de hombre de pueblo de fondo noble, representa una parte entrañable de la historia de nuestro cine, la de la comedia popular. Ejemplo de las colaboraciones entre el genial turiasonense y el director Pedro Lazaga, remite con humor al hecho de que los padres son como son y que resulta difícil que cambien en esas cosas que nos chirrían. Aquí una joven que desea casarse con el hijo de un conde intenta refinar a su padre, un agricultor fiel a su esencia a pesar de enriquecerse tras vender un melonar. Ejerce su curiosidad que Jaime de Mora y Aragón interprete al conde de la característica perilla.

'El sur' (Víctor Erice, 1983)

La segunda obra del venerado Víctor Erice, de feliz vuelta con Cerrar los ojos, sumergía con profundo significado en las relaciones paternofiliales y en cómo los hijos ven a los padres. Lo hacía a través de Estrella y su perspectiva a lo largo de los años respecto a su padre, médico y zahorí, envuelta en la sensación de que en torno a su figura siempre hubo un secreto. Erice nos descubrió a una joven Icíar Bollaín en una película que llegó diez años después de El espíritu de la colmena y que por carga y dimensión permanece entre las importantes del cine español. Un aspecto revestido de lo singular porque el autor no la plasmó como le hubiera gustado. El productor Elías Querejeta, también icónico, decidió finalizar el rodaje a mitad del proceso.

'Amanece, que no es poco' (José Luis Cuerda, 1989)

Entre los regalos cinematográficos de José Luis Cuerda entregados al juego con el humor, el surrealismo y el absurdo sobresale este imprescindible título, su siguiente trabajo después de El bosque animado. La historia se regía por un genial y amplio reparto coral, si bien en la base narrativa reposaba la peculiar relación entre el ingeniero que vuelve tras haber hecho carrera en la Universidad de Oklahoma (Antonio Resines) y su padre (Luis Ciges) y el viaje que realizan en una moto con sidecar, el cual les lleva a ese delirante pueblo manchego.

'Carreteras secundarias' (Emilio Martínez-Lázaro, 1997)

Las road movies son películas que resaltan el contraste entre personajes, pero también el proceso, el descubrimiento y la evolución que surgen durante el viaje. Unos aspectos evocados desde lo paternofilial a través de Antonio Resines (en un retrato con su punto de humor) y de un joven Fernando Ramallo, nominado al Goya al igual que el guion de Ignacio Martínez de Pisón adaptando su novela. Martínez-Lázaro firmó una obra con recorrido por lo que decían el paso del Citroën Tiburón por los pueblos y la propia época descrita (1974). Maribel Verdú y Miriam Díaz Aroca aparecen como cautivadores rayos de luz en medio del despertar tras lo gris.

'El milagro de P. Tinto' (Javier Fesser, 1998)

Javier Fesser sorprendió, y de qué manera, con una de las películas taquilleras de 1998, éxito sobre todo cosechado por su humor, con gags tan inenarrables como divertidos (los tirantes…) y en el que fluían el surrealismo de José Luis Cuerda, el espíritu Bruguera (natural que el autor entrara después en el universo de Mortadelo y Filemón) y ecos de lo que luego veríamos en Campeones. Su comicidad y su estilo lo convirtieron en un título de culto, cauce en el que también aparecía lo entrañable por medio del gran Luis Ciges, un hombre mayor que por fin veía cumplido su sueño de ser padre. Sus consejos y palabras desprenden calidez.

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