'Benedetta', el escándalo de las monjas lesbianas de Verhoeven llega a la gran pantalla

El director de 'Elle' encuentra en la historia real de la monja ‘Benedetta’ una salida para sus obsesiones: sexo, mujeres, poder y religión. La película más cachonda de Verhoeven (y ya es decir) se estrena este viernes 1 de octubre
Benedetta, de Paul Verhoeven
Benedetta, de Paul Verhoeven
Avalon
Benedetta, de Paul Verhoeven

A sus 83 años, Paul Verhoeven sigue peloteando como un malabarista con varios proyectos a la vez. Se le cae uno, coge otro. Se caen varios, entran nuevos. “Es la única forma de sobrevivir en esta industria”, dice. En ese juego para mantenerse activo, sin importar la edad, de pronto, su guionista desde hace cuatro décadas, Gerard Soeteman le regaló el libro Afectos vergonzosos. Sor Benedetta: entre santa y lesbiana, de Judith C. Brown.

La historia de Benedetta, una monja italiana del siglo XVII, que llegó a ser abadesa muy joven gracias a sus visiones y milagros, pero que fue juzgada duramente cuando se descubrió que mantenía una relación sexual con otra religiosa del convento, Bartolomea. El libro estaba basado en las transcripciones reales del juicio a estas monjas. 

“Anotaciones únicas y muy específicas sobre lo que estas dos mujeres hicieron juntas. Detalles como cuántas veces mantenían sexo a la semana, qué hacían…”, relata el holandés. Y se entiende muy bien por qué decidió convertirlo en película: sexo, mujeres, poder, religión. Era demasiado tentador para él que ha construido una carrera de culto, especialmente apoyado sobre los tres primeros.

Guionista y director empezaron a adaptarlo juntos; sin embargo, no llegaban a un acuerdo sobre la clave de la protagonista. “Para Gerard, hablaba solo de la ambición de poder de esta mujer por ser abadesa antes de cumplir los 30, la comparaba con grandes líderes políticos”, explica Verhoeven. “Para mí el poder era una capa más, lo coloqué en el contexto de la historia: ella necesitaba el poder para lograr la privacidad de una habitación y mantener una relación sexual con otra monja”. 

Con esa visión, pidió ayuda a David Burke, su coautor en Elle (2016). “Lo terminamos bastante rápido”, asegura. Y, por eso Benedetta se adelantó a otros proyectos que el cineasta lleva años persiguiendo, como contar la vida de Jesús basándose en el libro que él mismo escribió. Por eso y porque, tras el éxito de Elle, su primera película francesa, la industria gala le volvió a apoyar dejándole plena libertad incluso para contar una historia lésbica en la iglesia que disparó la polémica con la salida del primer póster: una monja enseñando un pezón. 

Benedetta, de Paul Verhoeven
Benedetta, de Paul Verhoeven
Avalon

Con antecedentes como Instinto básico (1992) o Showgirls (1995), el público no esperaba nada sagrado de Verhoeven. “Pues no sé por qué. No sé lo que esperan, a lo mejor les decepciona porque no es porno”, dice con ironía. “Para mí esta película es algo diferente. Sí, hay sexo y desnudos, pero distintos a los de Instinto básico”.

Durante el Festival de Cannes, en el estreno mundial de Benedetta, el adjetivo “blasfemo” figuró, aunque fuese irónicamente, en muchos titulares. Verhoeven se molestó: “Me parece estúpido decir que es blasfemia, es historia, son hechos reales. Me obligan a tener que explicarme, a tener que decir que no me invento nada, es real y no se puede cambiar el pasado”, decía a CINEMANÍA en la entrevista posterior a la proyección. 

Y para quien se atreviera a hablarle de male gaze, o perspectiva masculina… “Sí, soy un hombre, pero esta película está basada en un libro escrito por una mujer, basada a su vez en los interrogatorios a dos mujeres y otras monjas, trabajo con una operadora de cámara y una directora de fotografía… Así que si ves una perspectiva masculina, está construida con la female gaze del resto”.

Virginie Effira con Paul Verhoeven en el rodaje de 'Benedetta'
Virginie Efira con Paul Verhoeven en el rodaje de 'Benedetta'
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Sus actrices protagonistas le apoyan. “Es difícil definir el feminismo según lo ve Verhoeven, pero recuerdo una frase que me dijo mucho antes de que empezáramos a trabajar juntos: ‘No sientas culpa por lo que deseas”, explica Virginie Efira, la monja del título. “Aquello me influyó, y hay algo de eso en las películas de Paul. Sus personajes femeninos son complejos y pueden utilizar su sexualidad y su cuerpo en su propio beneficio. Con Verhoeven, la sexualidad no está reservada exclusivamente para los hombres. No, también es nuestra”.

El holandés pensó en Efira en cuanto trabajaron juntos en Elle. “Era la mujer de un violador, una católica devota que bendecía cada comida… hizo ese papel de una forma tan fácil y natural que sabía que sería creíble como Benedetta, no pensé en nadie más”, cuenta Verhoeven.

Benedetta, de Paul Verhoeven
Benedetta, de Paul Verhoeven
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Para Bartolomea, en cambio, vio a una veintena de actrices y la desconocida Daphné Patakia no solo resultó ser perfecta para el papel sino que, además, le dio la clave del tono de la historia y la idea para el principal cambio que introdujo al libro. “La interpretó alegre, divertida y me di cuenta de que no debía ser alguien intensa, que las escenas sexuales debían ser más ligeras, más juguetonas”, explica. 

“También decidí que fuera Bartolomea quien sedujera a Benedetta, la joven tomando la iniciativa, para no tener una situación MeToo”. Aunque tampoco Verhoeven pretende hablar de Benedetta como un alegato feminista. “No hago películas activistas, pero sí pongo a muchas mujeres en el centro porque me interesan sus historias. Aquí me inspiró esa búsqueda de poder para conseguir su habitación privada y así tener sexo. Ya está”.

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