Visto lo que ha hecho cada uno tras su separación como pareja de creadores, no parece aventurado decir que Joel y Ethan Coen caminaban ya por caminos artísticos distintos y que sus deseos parecían incluso contrapuestos. La balada de Buster Scruggs (2018), western desprejuiciado y desmitificador, fue su última aventura juntos. Sin embargo, tras 33 años de cine en común —primero con la firma de ambos en el guion, y de Joel en la dirección y de Ethan en la producción, más tarde con la firma conjunta en la dirección, el guion y la producción—, han decidido separarse, al menos por el momento. Y sus nuevas obras quizá hablen por sí mismas de las razones del divorcio.
Joel compuso en 2021 La tragedia de Macbeth, adaptación en blanco y negro de la mítica obra de Shakespeare; una película ambiciosa, con visos de importante, alta cultura para públicos de regusto artístico clásico y aspiraciones de grandes premios. Ethan, en cambio, debutó en solitario con Jerry Lee Lewis: Música del diablo (2022), documental musical sobre la polémica figura del cantante de rock & roll que tocaba el piano con los pies, y ahora presenta Dos chicas a la fuga, comedia desenfrenada con aire de serie B; cultura basura con formas de tebeo en imágenes, protagonizada por dos jóvenes lesbianas, y lenguaje y sexo explícitos.
Hay mucho de una parte de la primera etapa de los Coen en la nueva apuesta de Ethan. Del sentido dinámico de la puesta en escena y el montaje de Arizona Baby, de sus personajes estrambóticos, su desenfreno, del estilo cómic para adultos y los matices de ternura en sus criaturas. También de los vientos fumetas y maravillosamente estúpidos de El Nota y su pandilla en El gran Lebowski, o de la delirante violencia de los criminales de Fargo. Pero sin la menor ínfula. Escrita junto a su mujer, Tricia Cooke, Dos chicas a la fuga parece a ratos una estrafalaria comedia camp de Russ Meyer o de John Waters. Una historia de cabezas y pollas cortadas, de chistes de coños (resulta imposible escribir penes, miembros o vaginas sobre una película así), que, ahora bien, no resulta tan divertida como seguramente quisiera.
La gracia en las interpretaciones de Margaret Qualley y de Beanie Feldstein (no tanto de la sosaina Geraldine Viswanathan) es uno de sus puntos fuertes, pero al guion no le hubiese venido mal una buena vuelta para engarzar bien su mcguffin, que ni siquiera se acaba de entender, con el resto de tramas. Quizá no haya que darle mayor importancia. Dos chicas a la fuga no pretende ser más de lo que es: una gamberrada simpática en la que estrellas como Matt Damon y Pedro Pascal están dispuestos a salir apenas cinco minutos para hacer el payaso y pasárselo en grande. Y una grotesca versión cómica de El beso mortal, clásico del noir de bajo presupuesto, dirigido por Robert Aldrich en 1955, también protagonizado por un maletín que todos persiguen (la influencia en el maletín de Pulp Fiction era obvia, con su brillo dorado en su interior). Eso sí, si en la de Aldrich su contenido tenía que ver con el miedo nuclear, aquí su contenido es mucho más prosaico.
FICHA TÉCNICA
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Director:
Ethan Coen
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Género:
Comedia
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País:
Estados Unidos
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Sinopsis:
Una chica fiestera viaja desde Filadelfia hasta Miami con su amiga de carácter reservado. Por el camino recorren todos los bares que encuentran y sortean los obstáculos que aparecen delante de ellas.
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Guion: Ethan Coen, Tricia Cooke
Reparto: Margaret Qualley, Beanie Feldstein, Geraldine Viswanathan, Pedro Pascal, Matt Damon
Duración: 84 min.
Veredicto: Ethan Coen prefiere la cultura basura a la alta cultura.
Distribuidora: Focus Features
Estreno: 1/3/2024
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