Crítica de 'Nadie te salvará': sola en casa ante los extraterrestres en el más que hábil thriller de ciencia ficción de Disney+

Kaitlyn Dever, en 'Nadie te salvará'
Kaitlyn Dever, en 'Nadie te salvará'
(Hulu/Disney+)
Kaitlyn Dever, en 'Nadie te salvará'

En Star, el cauce de Disney+ para el contenido al margen de lo infantil y familiar, siguen apareciendo películas atrayentes. La plataforma ha estrenado Nadie te salvará (No one will save you), producción original de Hulu que sabrán apreciar los aficionados al thriller y a la ciencia ficción y los que busquen una historia fresca y entretenida sobre visitantes extraterrestres.

Nadie te salvará muestra, con la particularidad de que carece de diálogos (tranquilidad al respecto, el tratamiento constituye todo un acierto), la lucha por la supervivencia de una joven de vida solitaria cuando en la noche un alien aparece en su casa en medio del campo. Protagonizada por Kaitlyn Dever (actriz de Súper empollonas, Booksmart, el filme de Olivia Wilde), está dirigida por Brian Duffield, guionista de las interesantes Underwater, De amor y monstruos, La venganza de Jane y The babysitter.

Crítica de 'Nadie te salvará'

Valoración:

Una película sin diálogos, por aquello de salirse del molde, aporta una sugerencia extra. En Nadie te salvará aparece aumentada de partida al presentar además la particularidad de que escenifica esa decisión creativa en el cauce de la ciencia ficción (lo hemos visto en Un lugar tranquilo, pero aquí se aplica de manera diferente). Si al factor le sumamos que se centra en un único personaje y que maneja con fresca desenvoltura la temática de visitantes extraterrestres con malas intenciones, tenemos una de esas pequeñas obras que aportan al género que abordan y que alegra hallar en los insondables (y devaluados) catálogos de las plataformas digitales.

Imagen de 'Nadie te salvará'
Imagen de 'Nadie te salvará'
(Hulu/Disney+)

Nadie te salvará (el título original suena aun más contundente, No one will save you) es, en su esencia (aunque luego no se limite a eso), una home invasion con alienígenas de por medio. La circunstancia afecta a una joven de vida solitaria en una casa apartada en el campo. El lugar en el que se produce el intento de abducción hace pensar en la estupenda Señales, efecto activado por esas marcas en la hierba. Ecos iniciales aparte, la obra exhibe identidad propia.

Brian Duffield exhibe habilidad en un thriller de ciencia ficción que sobre todo destaca por sus buenas ideas, aspecto que recuerda su condición de guionista antes de dedicarse también a la dirección. Unas buenas ideas que plasma de manera más que atinada, de ahí sus atractivas modulaciones de una temática tan reconocible en cuanto al perfil de las situaciones.

La historia prescinde de los diálogos aunque, siendo estrictos, hay que señalar que sí se escuchan unas pocas palabras, ya que la protagonista se dice, muy ocasionalmente, alguna cosa suelta para sí misma debido a sus reacciones naturales ante la amenaza padecida. El componente silente, acompañado de un genial uso de sonidos y música emparentados con lo extraterrestre, constituye un acierto y, a pesar de su riesgo en estos tiempos, no cansa, lo que es mérito de la narración de Duffield y de la expresividad y el apreciable trabajo interpretativo de Kaitlyn Dever.

La destreza de la propuesta también reside en sabe llevar más allá sus preceptos sin salirse nunca de los mismos. Cambia y amplía, exponiendo lo que acontece alrededor, indicando que fuera ocurre mucho más, sin desviarse del planteamiento original, de la supervivencia librada en soledad y de la experiencia individual. No se queda en el primer ataque, en el que por cierto es cuando hace acto de presencia el terror (el momento del pasillo, el de debajo de la cama, el de la nevera) y en un único acto prolongado. Los sucesivos pasajes refrescan el relato y evitan que pueda aparecer la sombra de lo reiterativo. Ahí está, de nuevo, la inspirada capacidad de modulación de Duffield.

La comentada habilidad se evidencia asimismo en la descripción de Brynn, de su vida particular y de su soledad, consecuencia de la pérdida, de la culpa y del repudio que sufre por parte de los habitantes del pueblo cercano. Duffield sabe cómo explicar estos condicionantes y explicar la causa de su tormento y de su defenestración social en medio del proceso mismo de tensión.

La película pierde fuerza en la resolución al percibirse algo facilona, percepción que no obstante Duffield arregla con un epílogo que vuelve a subrayar su soltura para la modulación mientras lo plasmado remite a la singularidad de la protagonista.

Los diseños de los visitantes se ajustan a la imagen que se tiene de cómo podrían ser los extraterrestres, base arquetípica revestida de variaciones pequeñas y vistosas que denotan la inteligencia que rige la producción. Los efectos digitales relacionados resultan bastante apañados, perdonándose que chirríen cuando por ejemplo el alien camina de perfil.

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