Oficiosamente, la primera vez que se mezcló deporte y tragedia fue en la antigua Grecia con el personaje de Milón de Crotona. Era este un aguerrido muchachote, hexacampeón olímpico, que le daría un soplamocos con el meñique al mismísimo Llados (¡panza, panza!). Incapaz de reconocer su declive físico, Milón intentó partir un árbol de un manotazo y, quedando atrapado en la hendidura, acabó devorado por los lobos, enseñándonos así hasta qué punto la fuerza bruta es inútil ante nuestra frágil existencia.
Con el tiempo, la narración deportiva se ha ido alejando del drama para glorificar el esfuerzo individual. Al adaptar la trágica historia de los Von Erich, Durkin revienta no solo las convenciones narrativas del cine de deportes sino dos de las creencias sobre las que se sustenta el modo de vida estadounidense: el mito de la superación como fuente primaria de felicidad y la apología de la familia por encima de todas las cosas. Los Von Erich pelean con todas sus fuerzas dentro y fuera del cuadrilátero, pero ni por ésas son capaces de escapar a su trágico destino y, de hecho, el único que lo consigue solo lo hace tras enfrentarse con la descomunal figura paterna y romper sus lazos familiares.
Con mucha guasa, hay quien ha definido este filme como "Las vírgenes suicidas para chicos”. No les falta razón en el fondo y la forma. Vemos el anodino día a día de cuatro jóvenes encerrados en su rancho. La camaradería en días de calor asfixiante, en desayunos en paños menores, en confesiones al calor de una cerveza, en masturbaciones bajo la ducha, en habitaciones compartidas que huelen a testosterona. Incluso la fotografía de Mátyás Erdély en su penúltima y desgarradora escena, con ese bello contraluz, recuerda los momentos oníricos de las Hermanas Lisbon. Por encima de todo, en ambas películas se explora la anómala ausencia de duelo. Existe, sin embargo, una diferencia de calado. Coppola considera la inexistencia del luto en el hogar de las Lisbon como un misterio irresoluble. Durkin, por su parte, explicita que se encuentra motivada por una malentendida virilidad en el seno de una sociedad que obliga a reprimir el dolor, especialmente el de los varones.
Es así como la historia real se convierte en mito y cinco luchadores de Texas, en la metáfora de una sociedad anémica de empatía. En el caso de los Von Erich, sus personajes, por su profesión y extracción, caminan en el alambre que separa lo ridículo de lo sublime, muy alejados de la glamourización de las vírgenes. Durkin logra lo imposible: a los cinco minutos ya no reparas en esos pelucones de Kevin (Zac Efron), o el pelo frito de Kerry (Jeremy Allen White), o en sus bronceados imposibles y sus meritorias contorsiones en el ring, y sí en una de las historias más devastadoras filmadas por el cine estadounidense de la última década. Una tragedia que nos obliga a reflexionar sobre el significado del éxito en la sociedad occidental: tal vez la medalla más importante que podemos colgarnos sea la de nuestra educación emocional.
FICHA TÉCNICA
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Director:
Sean Durkin
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Género:
Drama
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País:
Estados Unidos
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Sinopsis:
Película basada en la vida de los hermanos Von Erich, que hicieron historia en la lucha libre a principios de los 80. Es una historia marcada por la tragedia y el triunfo bajo la sombra de un padre y entrenador dominante.
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Guion: Sean Durkin
Reparto: Zac Efron, Jeremy Allen White, Lily James, Holt McCallany
Duración: 130 min.
Veredicto: Mucho bíceps, pero mucho más corazón.
Distribuidora: YouPlanet
Estreno: 15/3/2024
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