Crítica de 'Cerrar los ojos': el retorno de Erice es una sobrecogedora oda al cine como milagro de otro tiempo

“En el cine ya no hay milagros desde que murió Dreyer”. Lo dice uno de los mejores personajes de Cerrar los ojos, una película milagrosa en sí misma. El regreso de Víctor Erice al largometraje supone fascinarse de nuevo ante este cineasta zahorí, el mejor retratista de lo invisible: todo aquello de lo que no se podía hablar en El espíritu de la colmena (1973), el misterio de lo desconocido en El sur (1983) o el paso del tiempo marcado por la luz en El sol del membrillo (1992). 

Su cuarto largo también está repleto de imágenes inexistentes. Una es la película La mirada del adiós, de la que un esquivo director de cine llamado Miguel Garay (Manolo Solo) solo llegó a rodar inicio y final antes de la repentina desaparición de su actor, Julio Arenas (Jose Coronado), sin dejar rastro.

A ella pertenecen los primeros mágicos minutos de Cerrar los ojos y decir que son una delicia sería rebajar considerablemente el sobrecogimiento que provocan. Como si pudiésemos acceder a material inédito de El sur y descubrir que contiene un relato pulp (con un Josep Maria Pou de presencia montañosa que mastica y degusta su diálogo), o poder asomarnos a La promesa de Shanghai, esa adaptación de Juan Marsé que no llegó a existir pero aquí revive. 

Ante ese éxtasis casi onírico de otro tiempo, el cambio de plano a la actualidad duele, como duele abandonar la arcadia feliz de las películas, aquellas historias reconfortantes con aventuras emocionantes y bien definidas dentro de la ficción, donde señores adinerados fuman puros y te mandan a la otra punta del mundo. En cambio, en la vida real nos abofetean el Metro Ligero, la peor Madrid posible y noticias chungas por la tele.

Cerrar los ojos escenifica tanto el anhelo de regreso como su imposibilidad. O la necesidad siquiera. Lo pregunta Ana Torrent, en el papel de la hija de Arenas, cuando surge la posibilidad de localizar a su padre. ¿Por qué ir a buscarle? ¿Por qué recuperar algo que donde más ha existido es en el terreno de la imaginación? Garay contesta que, al menos, merece la pena intentarlo. 

Quizás Erice concluyera lo mismo al abordar este proyecto: contaría esa búsqueda en sus propios términos. Pero ya no podemos volver a casa, nos lo dijo Nicholas Ray en los años setenta. Si el cine clásico y los relatos cerrados llevan tiempo más que sepultados, en un mundo sin milagros no cabe llorar por los restos del naufragio. 

Se puede regresar para cerrar círculos, como los ojos bien redondos de Torrent, pero el poder de una película antigua llega hasta donde llega. Puede ser muchísimo, pues un mundo entero cabe en una mirada; como la que busca el magnate de La mirada del adiós, de su hija perdida, o la que Garay desea conseguir de Arenas. Quizás la imagen sublime esté en el contraplano de una película capaz de revelar la identidad de un espectador concreto. 

También puede ser el reencuentro con una antigua amante, el recuerdo de tu hijo fallecido, la manera de hacer nudos marineros o una noche entre amigos cantando My Rifle, My Pony and Me. Escenas de una pureza anacrónica, construidas con la sensibilidad de un Erice que se sobrepone con temeridad y valentía a la certeza de que hoy el cine sea otra cosa, porque un zahorí se debe a lo que se percibe con los ojos cerrados.

FICHA TÉCNICA

'Cerrar los ojos'

• Director:

  Víctor Erice

• Género:

  Drama

• País:

  España

• Sinopsis:

  El actor Julio Arenas desaparece durante el rodaje de una película. La policía da por hecho su muerte, pero el misterio vuelve en la actualidad con unas imágenes en primicia ofrecidas por el director Miguel Garay.

• Guion: Víctor Erice, Miguel Gaztambide
  
  Reparto: José Coronado, Ana Torrent, Manolo Solo, María León, Mario Pardo
  
  Duración: 169 min.
  
  Veredicto: El retorno del rey: Erice sobrecoge con su mirada de otro tiempo.
  
  Distribuidora: Tandem Films
  
  Estreno: 29/09/2023