"Cleopatra no era negra, pero tampoco era blanca": un historiador nos explica la polémica con la serie de Netflix

Mikel Herrán 'Putomikel', historiador y arqueólogo, nos ayuda a aclarar la controversia en torno a 'La reina Cleopatra'. 
'La reina Cleopatra'
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Cinemanía
'La reina Cleopatra'

Mientras la huelga de guionistas sacude Hollywood, Netflix se enfrenta a una controversia histórica de narices. Y nunca mejor dicho, porque la decisión de poner a la afroamericana Adele James (Casualty) como intérprete de la última soberana de Egipto en La reina Cleopatra ha arrancado protestas de talla faraónica, así como encarnizadas defensas por parte de la directora Tina Gharavi. 

Enmarcada dentro de la antología Reinas de África, producida por Jada Pinkett Smith, La reina Cleopatra ha sacado de sus casillas tanto a los egiptólogos, que la acusan de pseudohistórica, como al gobierno del país norteafricano. Todo ello a costa de una de las figuras históricas más vilipendiadas, pero también fascinantes, de la antigüedad clásica. 

Hablamos de una controversia en la que se aúnan tanto el siempre espinoso tema de la identidad racial como las narrativas sesgadas y las ganas de la propia Netflix de azuzar la discordia para generar titulares. Menos mal que el arqueólogo e historiador Mikel Herrán, conocido en YouTube como 'Putomikel', nos echa una mano para dilucidar un asunto en el cual, como suele ocurrir, nadie tiene toda la razón.

¿Cuál era la etnia de Cleopatra?

"A Cleopatra siempre se la ha reimaginado con los rasgos de una Elizabeth Taylor u otras actrices que no se ajustan a cómo habría sido ella físicamente, así que reimaginarla no me supone un problema", comienza Herrán. "Pero lo que tengo entendido es que en el documental se recalca que Cleopatra era negra, lo cual es problemático: la definición de 'raza' que manejamos ahora surge de la modernidad. Así pues, Cleopatra no era 'negra'... por la misma razón que no era 'blanca".

"Las pocas representaciones que se conservan de ella, las que son cercanas a su época, conservan lo que llamaríamos un fenotipo mediterráneo", prosigue el experto, advirtiendo de que esto tampoco es seguro. "La abuela de Cleopatra era una esclava, algo que se ha usado para la hipótesis de que ella podía tener sangre negra. Pero eso viene de un entendimiento de la esclavitud que surge en el siglo XVI y no tiene nada que ver con el mundo antiguo". 

A lo largo de la entrevista, Mikel Herrán recuerda que el árbol genealógico de Cleopatra VII (y el de su dinastía, los Tolomeos) supone todo un laberinto. La familia de la reina procedía de Macedonia y practicaba el incesto ritual por contagio de las costumbres faraónicas, para así consolidar su poder sobre Egipto, pero en él también encontramos antepasados persas, por ejemplo. 

Así pues, señala el historiador, lo más parecido a una Cleopatra 'realista' que podríamos ver en cine o TV tendría los rasgos de "una persona de Oriente Medio o del Levante mediterráneo", un término muy amplio que puede llevarnos desde Grecia hasta Palestina o Líbano. Si le preguntáramos a la propia reina, añade más tarde, esta seguramente no se definiría como blanca o negra, sino como descendiente de Tolomeo. 

Además, recuerda Herrán, el documental de Netflix no sería la primera vez que se la representase con la piel oscura: "En la Edad Media hay imágenes de Cleopatra en la que, al venir de un país africano y al asociarse 'África' con 'piel negra', la representaba negra... Pero entonces eso no tenía las implicaciones que tiene ahora". 

El historiador señala que las preguntas sobre descendencias y fenotipos no son las que nos interesan. El quid de la cuestión, opina, es "¿Por qué nos fijamos tanto a su color de piel?". "Eso procede de un contexto muy concreto, que es el de EE UU en el siglo XXI", explica. "En cada época, a Cleopatra se la ha representado por una cosa: Shakespeare se fijaba en su amor trágico, en los siglos XVIII y XIX era más bien una mujer a la que se condenaba moralmente por su vida sexual". 

Ahora, en cambio, se aspira a subrayar otros aspectos de Cleopatra: "Una mujer poderosa que se hizo con el trono, aunque fuera por medios cuestionables como matar a su hermano, a su hermana, etcétera". De ahí que Herrán no se fíe de obras que, como el documental de Netflix, aspiren a "girlbossificar a Cleopatra". "Ya no es Cleopatra de Egipto, sino una mujer empoderada que se hizo con el trono, y eso es una narrativa potente pero un mal retrato histórico".  

Esa exaltación de un personaje tan turbio, además, es un arma de doble filo, porque el mito de Cleopatra como mujer exótica y poderosa jugó un papel en la sexualización del personaje en la edad moderna, acentuando rasgos (históricos o no) como su promiscuidad y su talento para las intrigas. "Esa exotización y esa sexualización del 'otro' para menoscabarlo siempre ha estado ahí, y más aún cuando es una mujer". 

¿Por qué Carlota sí, pero Cleopatra no?

"El documental intenta empujar la narrativa en un sentido contrario al habitual, pero no está haciendo un buen trabajo", señala Mikel Herrán. "Se deja llevar más por la narrativa que quiere hacer que por las fuentes o por problematizar cómo la representación ha llegado a ese punto". Y, aun así, queda una última pregunta: ¿por qué deberíamos ser más estrictos con 'La reina Cleopatra' que con 'La reina Carlota', otro producto Netflix que juega con la representación de personajes históricos?

"En el ámbito académico, sí hay un debate sobre los posibles antepasados negros de Carlota de Inglaterrra, cosa que no se da en el caso de Cleopatra", comienza. Y añade: "Esa serie y Los Bridgerton, además, son ficciones que juegan a representar una Europa donde la raza ya no es un problema". Algo que tiene sentido, prosigue, contando con la necesidad de "equilibrar un escenario atractivo con un reparto con el cual los posibles espectadores se sientan identificados". 

"En un mundo ideal, tendríamos más historias ambientadas en el pasado de África, pero es muy difícil financiar todo eso", prosigue Mikel Herrán. "Además, el documental de Cleopatra tiene una pretensión de rigor y autenticidad que 'La reina Carlota' y la mayoría de series históricas no tienen, porque unas aspiran a llevar diversidad a la ficción y el otro a convertir al personaje en lo que él quiere que sea". 

"Los historiadores siempre nos vamos a cabrear con cualquier cosa", advierte el experto. Algo que no le impide señalar que esta no sería la primera vez que Netflix entregara "un documental horrible". "Hay uno que se llama Roma: Imperio de sangre que ficcionaliza la historia de emperadores como Cómodo, y es bastante desastroso a la hora de llevar los hechos históricos a la pantalla. Pero, al no haber de por medio un tema político como la raza, las quejas de los historiadores no fueron más allá".

Ejemplos como este sirven al historiador y arqueólogo para señalar la clave de todo esto. "Yo pondría un límite entre la ficción y lo veraz, pero también es verdad que somos mucho más exigentes como sociedad en algunos temas (raza, sexualidad, género...) que en otros". Normal, entonces, que su representación favorita de la reina de Egipto sea la de Monica Bellucci en Astérix y Obélix: Misión Cleopatra (2002): "No se parece al personaje histórico, pero con ella te ríes". 

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Redactor 'Cinemanía'

Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Sus textos se publican en la revista Cinemanía desde 2005. Ha sido miembro fundador de Canino, web dedicada a la cultura popular, y redactor en el diario ADN, además de colaborador en medios como Mondo Sonoro, Neo2 y On Madrid-El País.

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