El entorno del Parador de Cruz de Tejeda es la prueba irrefutable que demuestra que Gran Canaria no solo es mar. Y es que, en mismo centro de la isla, destaca la belleza de sus montañas, declaradas en 2019 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El Roque Nublo, el Pico de Las Nieves o el propio pueblo de Tejeda son algunos de los puntos más visitados.
Y en el centro de todo esto destaca el Parador Nacional de Cruz de Tejeda, cuya situación privilegiada regala a sus visitantes unas vistas impresionantes sin importar el clima. Y es que incluso las nubes le sientan bien a este paisaje marcado por las altas cumbres canarias.
La piscina, la gran joya del hotel
Y también motivo más que suficiente para coger un avión y poner rumbo a Gran Canaria, es la piscina de esta maravilla de hotel. En este caso no se ha necesitado darle una forma especial ni tampoco esforzarse mucho en la decoración ya que la gran suerte de esta piscina es las vistas que se tienen desde el propio agua. Nadar sobre montañas y sentir que estas directamente en el cielo es solo posible aquí.
Esta maravilla de baño es solo una de las partes de su cuidado Spa, que también incluye baño de burbujas, baño turco, tumbonas térmicas, la ducha ciclónica, jacuzzi exterior y sauna entre otros muchos tratamientos personalizados.
Piscina con las vistas más impresionantes
Este Parador puede presumir de tener la piscina con las vistas más impresionantes, pero también desde las propias habitaciones se aprecia este regalo de la naturaleza. Decoradas con sencillez y utilizando materiales nobles como la madera y tonos cálidos, crean el ambiente ideal para relajarse y disfrutar de un paisaje que van cambiando a medida que avanza el día.
Tan fácil de enamorarse es cuando el sol ilumina la inmensidad de las montañas como cuando cae el sol y un manto tupido de estrellas lo cubre todo. Ventajas de estar en la parte más alta, en la que nada ni nadie entorpece las vistas.
Qué ver en Tejeda
Aunque el parador y todas sus instalaciones te atraen con fuerza, fuera también te esperan gratas sorpresas. El propio pueblo de Tejeda es uno de los motivos por los que salir. Sus encantadoras calles de casas blancas y madera, típicas de la arquitectura tradicional de la zona, son el comienzo de muchas rutas de senderismo por los alrededores.
Entre las más transitadas destaca la que te lleva al pico más alto de la isla, el Pico de las Nieves, que cuenta con un mirador muy especial. Aunque si lo que te gusta es disfrutar de un atardecer con vistas, unas de las mejores la encontrarás en la Ventana de Morro. Un curioso agujero en las rocas que enmarca a la perfección el paisaje de la zona de Roque Nublo.
Eso sí, por muchas excursiones que tengas en mente, no olvides estar a tiempo en el Parador para disfrutar de su excelente gastronomía.
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