Este clima tan impredecible que nos está volviendo locos al no saber cómo vestirnos cada mañana también está afectando a los cerezos y está siendo complicado predecir cuándo será su floración. De momento, todo apunta a que coincidirá con la Semana Santa y es por eso que las fiestas más significativas que se celebran en torno a este espectáculo están programadas para los últimos días de marzo.
La floración de los cerezos en el Valle del Jerte dura unos diez días y tiñe los campos de blanco
La floración de los cerezos es espectacular. El campo se tiñe de blanco y desde lejos parece tener una textura tan esponjosa que podría confundirse con nubes que se han enredado entre las ramas de los árboles. Un espectáculo de la naturaleza que dura unos diez días, lo que lo convierte en algo todavía mucho más especial.
Hay más
Pero ese momento tan concreto no es el único en el que merece la pena desplazarse hasta uno de los valles más famosos del norte de Extremadura. Sus encantos van más allá de unos árboles llenos de flores y hay varios puntos que lo demuestran.
El primero es Cabezuela del Valle, situado en el centro de la carretera que discurre por el valle desde Plasencia hasta el Barco de Ávila. Su casco antiguo fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1998 y está formado por casas blancas en las que la madera tiene un papel protagonista, ya sea por sus vigas vistas o por las balconadas de sus edificios más destacados.
Su entorno ayuda a que Cabezuela del Valle sea uno de los lugares más visitados del valle y para disfrutarlo al máximo nada mejor que seguir la ruta que parte desde el mismo pueblo y finaliza en el convento de San José.
Segunda y tercera paradas
Seguimos rumbo norte adentrándonos en el valle hasta llegar al pueblo que le da nombre, Jerte. Totalmente rodeado de frutales, en primavera es uno de los puntos más concurridos. Dentro del pueblo, la parte más antigua e interesante es el barrio conocido como Los Bueyes, que sobrevivió al gran incendio que tuvo lugar durante la Guerra de Independencia en 1809.
En la Garganta de los Infiernos la naturaleza ha jugado hasta crear curiosas formaciones que resultan muy atractivas
Y desde aquí, la tercera parada por el Valle del Jerte está muy cerca. La Garganta de los Infiernos es uno de los rincones más conocidos y es que se trata de un espacio en el que la naturaleza ha jugado hasta crear curiosas formaciones que resultan muy atractivas, sobre todo cuando el agua cae con fuerza y rellena los huecos que se han ido creando. Para llegar hasta esta zona declarada Reserva Natural hay que olvidarse del coche y seguir una ruta de unos tres kilómetros, aunque seguro que te saben a poco y quieres alargarla un poco más.
Gran despedida
Antes de llegar al límite de la provincia de Cáceres hay que visitar Tornavacas, situado en la parte más alta y junto al nacimiento del río Jerte. Se trata de uno de los pueblos más interesantes del valle debido a su arquitectura tradicional y a la cantidad de casas solariegas que jalonan su calle principal. De aquí parte la conocida Ruta de Carlos V, que termina en Jarandilla de la Vera, ubicada en la comarca vecina de La Vera.
Antes de irnos del Valle del Jerte hay que realizar una última parada en el Mirador de la Memoria ya que las inmensas vistas del Valle del Jerte y la sierra de Tormantos serán de las más espectaculares que te encuentres. Desde 2008 se unen a los visitantes unas melancólicas esculturas en memoria de los olvidados.
Un extra
Si después de tanto hablar de cerezos (con o sin flor) el antojo de esta fruta no te da tregua, debes saber que existe un museo dedicado por entero a la cereza. Está ubicado en Cabezuela del Valle y ocupa una casa típica que logra que la visita sea todavía más interesante.
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