Una torre templaria y palacios renacentistas en uno de los pueblos más especiales del Maestrazgo

El que Rodrigo Díaz de Vivar tuviese una relación especial con La Iglesuela del Cid no está del todo claro, pero eso no le resta nada de encanto a este precioso pueblo turolense
Vista de La Iglesuela del Cid, en Teruel.
Vista de La Iglesuela del Cid, en Teruel.
Picasa
Vista de La Iglesuela del Cid, en Teruel.

La Iglesuela del Cid es precioso. No es fácil llegar, pero eso solo suma encanto a esta pequeña localidad de la provincia de Teruel en la que se respira calma, se come de maravilla y cada edificio de sus pocas calles tiene una historia apasionante.

Al igual que muchos pueblos vecinos, La Iglesuela cuenta con el apellido del Cid y el Maestrazgo está incluido en la ruta El Camino del Cid

Al igual que muchos pueblos vecinos, La Iglesuela cuenta con el apellido del Cid, que nos recuerda a ese personaje histórico que la leyenda convirtió en un héroe, Rodrigo Díaz de Vivar. Pero, a pesar de que el Maestrazgo está incluido dentro de la ruta cultural El Camino del Cid (que recorre ocho provincias españolas), la Historia no ha logrado comprobar que por aquí pasase el Campeador o que la relación con este lugar fuese más especial que con otras.

Así, algunos historiadores apuestan por la teoría de que ese Cid proviene de la voz “sayyid”, que se pronunciaba “sid” en aquella Edad Media en la que estas tierras pertenecían al reino musulmán. Esto, que con el tiempo derivó en Cid, significaba señor y podría referirse a que esa localidad tenía un dueño.

Santuario de la Virgen del Cid.
Santuario de la Virgen del Cid.
Fran Ara

La Virgen del Cid

También hay leyendas que no entran a discutir si por aquí pasó o no el Campeador, tan solo aseguran que la Virgen del Cid (que con tanto cariño guardan en su iglesia) era la preferida del caballero y a ella rezaba antes de comenzar sus batallas y de ahí su nombre. La figura en sí es una maravilla románica en madera policromada, pero está datada en el siglo XII. es decir, unos cuantos años después de que el Cid viviese.

Lleno de magia

Pero todo esto no resta a la recomendación de perderse entre las calles de este pueblo que pertenece a la asociación de Pueblos Mágicos de España y conocer el resto de su historia. En la plaza que da acceso a la iglesia de la Purificación, donde se guarda la Virgen del Cid, destacan varios edificios, así como los arcos góticos bajo los que en su día se instalaba el mercado. Estos forman parte lo que un día fue un castillo que perteneció a la orden de los Templarios. Hoy queda la torre de los Nublos, a donde subían para realizar los conjuros que alejaban las tormentas y protegían las cosechas.

Casa de Blinque, cuyo pórtico se apoya en una única columna.
Casa de Blinque, cuyo pórtico se apoya en una única columna.
José Luis Filpo Cabana

De palacio en palacio

La época de esplendor de La Iglesuela del Cid tuvo lugar entre los siglos XVI y XVII gracias al comercio de la lana. Gracias a esta bonanza económica se construyeron varios palacios renacentistas que hoy siguen marcando el trazado irregular del pueblo. Todos los días se realiza una visita guiada que, además de permitir el acceso a algunos de los edificios más señalados, también aporta esa información tan valiosa que ayuda a entender y a descubrir muchos detalles. Y es que el devenir de estas casas señoriales es, en muchas ocasiones, puro cotilleo.

Todos los días se realiza una visita guiada por los edificios y lugares más señalados del pueblo

Como la mala relación entre los Aliaga y los Guijarro, que se llevaban tan mal que uno puso en su fachada un mono con los oídos tapados mirando a la del vecino para dejarle claro que nunca escucharía sus palabras. Por su parte, los Guijarro colocaron otra figura con la boca vendada en señal de que no les hablarían. Otro caso fue el de los Matutano y los Daudén, que pronto emparentaron y las diferentes ramas de la familia fueron adquiriendo más y más propiedades.

Palacio Matutano Daudén.
Palacio Matutano-Daudén.
rusticae.es

Un alojamiento muy especial

La que fue el hogar del último descendiente Matutano es hoy el hotel Palacio Matutano-Daudén, que forma parte del club de selección de alojamientos con encanto Rusticae. Declarado Monumento Nacional en 1931, se han conservado su fachada e interiores, así como parte del mobiliario y la decoración. La pieza más especial de esta residencia es su escalera de estilo imperial, con dos brazos y presidida por el escudo de la familia.

El hotel Palacio Matutano-Daudén, conocido como "El Ruedo", fue declarado Monumento Nacional en 1931

En el pueblo es conocida como “El Ruedo” ya que es posible subir por un lado, recorrerla entera y bajar por el otro. Algo que han hecho todos los habitantes de La Iglesuela y que puedes hacer tanto si te alojas en esta maravilla de hotel como si acudes a su restaurante, la Torre de los Nublos. Su carta basada en productos de proximidad y que cambia cada temporada es la guinda perfecta para terminar una visita a La Iglesuela de Cid por todo lo alto.

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