El pueblo medieval de cuento construido a los pies de un acantilado en Francia

La Roque-Gageac.
La Roque-Gageac.
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La Roque-Gageac.

Visitar el pueblo de La Roque-Gageac es una experiencia única. Esta villa puede presumir de ser una de las más bonitas de toda Francia y las razones son más que evidentes. El precioso conjunto de casas de esta localidad se extiende bajo los pies de un acantilado, frente a las tranquilas aguas del río Dordoña, creando una postal simplemente mágica.

La historia del pueblo

Las tierras donde hoy se asienta La Roque-Gageac han estado ocupadas por los humanos desde la prehistoria. De la época romana, aún quedan vestigios de una antigua vía y de un pozo, mientras que de la ocupación de los normandos se conservan algunos fuertes y casas fortificadas que construyó la población para protegerse de ese pueblo nórdico.

La Roque-Gageac.
La Roque-Gageac.
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El esplendor del pueblo llegó en la Edad Media, concretamente en el siglo XIV, cuando se convirtió en la residencia secundaria del obispo de Sarlat, lo que atrajo a muchos nobles y burgueses. Posteriormente, durante el Renacimiento, la villa se embelleció con almenas en lo alto de las torres y murallas, con tejados puntiagudos de piedra y de ventanas del estilo de la época.

Qué ver en La Roque-Gageac

Pasear por las calles de La Roque-Gageac es hacer un viaje en el tiempo. Los visitantes quedarán embelesados con sus casas de fachadas doradas y tejados marrones, sin olvidar edificios históricos como la iglesia del siglo XIV y su campanario. Además, tampoco podemos perdernos la visita al sorprendente jardín exótico de la villa, lleno de palmeras, plataneros, higueras, cactus e incluso bambúes.

La Roque-Gageac.
La Roque-Gageac.
S. Greg Panosian / iStock

Continuamos el camino por el Manoir de Tarde, un imponente caserío que domina el corazón del pueblo. Está formado por dos casas principales con tejados a dos aguas, una torre coronada con un tejado de pizarra y la antigua residencia de los obispos de Sarlat. Por otro lado, si queremos deleitarnos con los productos locales, nada mejor que hacer una parada gastronómica en el mercado de productores del País.

La cosa no se queda aquí, ya que después de explorar el pueblo desde tierra, podemos embarcarnos en un paseo en barco por el río Dordoña y así disfrutar de La Roque-Gageac desde una perspectiva diferente.

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