El santuario marino que surgió tras el impacto de una bomba nuclear: arrecifes de coral en unas islas paradisiacas

Descubre la historia de este sorprendente lugar tan precioso como peligroso. Arrecifes y antiguos aviones de la Segunda Guerra Mundial se encuentran en las profundidades de estas aguas. 
Atolón Majuro en las Islas Marshall
Atolón Majuro en las Islas Marshall
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Atolón Majuro en las Islas Marshall

En pleno océano Pacífico, en la región de Micronesia, se sitúa uno de los lugares más bonitos, y a la vez, radiactivos del mundo: el atolón Bikini, en las Islas Marshall. El mundo submarino que rodea a este país insular hace que sea un paisaje digno de admirar. No solo impresiona su belleza, sino también su curioso pasado y la historia de cómo fue creado este santuario marino tan precioso como peligroso. 

La historia de atolón Bikini

Entre los años 1946 y 1958, en plena Guerra Fría, Estados Unidos, llevó a cabo varias pruebas nucleares en las Islas Marshall, concretamente en el atolón Bikini. Se eligió este lugar estratégico debido a su aislamiento, lejos de las rutas regulares de aire y mar.

Entre todas las bombas lanzadas, la más devastadora fue la de la Operación Castle (1954), cuando se lanzó la Castle Bravo, la primera bomba de hidrógeno que se podía lanzar desde el aire y la más potente jamás detonada por los Estados Unidos, mucho más fuerte y mortífera que las de Hiroshima y Nagasaki.

La detonación ocasionó una bola de fuego de casi 7 kilómetros de altura y visible a 450 kilómetros de distancia. Mientras que la nube alcanzó una altura de casi 14 kilómetros y creció tan rápido que llegó desde Bikini hasta Rongelap, Ailinginae y Rongerik, otros dos atolones de las islas Marshall. 

Estos territorios quedaron expuestos a la contaminación, al polvo radiactivo que empezó a cubrirlo todo, ocasionando muertes y diversos problemas de salud a quienes allí vivían: pérdida del cabello, náuseas, vómitos, diarrea, sangrado de encías, etc. 

Un sorprendente santuario marino 

Esta grave detonación ocasionó un hecho totalmente inesperado: un santuario marino radiactivo donde la vida marina prospera en medio de la toxicidad. Tal y como demostró Stephen Palumbi, profesor de Ciencias Marinas, en el año 2016, mientras realizaba una expedición en el Pacífico.

La pesca estuvo prohibida en ese lugar durante casi siete décadas debido a la radiación, provocando de esta manera, un santuario digno de apreciar y donde la actividad humana ha sido inexistente. 

Arrecifes de Majuro en las Islas Marshall
Arrecifes de Majuro en las Islas Marshall
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Actividades acuáticas permitidas en las Islas Marshall 

Aunque en atolón Bikini no se pueda disfrutar de un increíble baño, en el resto de los atolones sí está permitido. Además, una de las actividades acuáticas más realizadas en las Islas Marshall es el submarinismo. También se puede practicar kitesurf, pesca deportiva o surf. Las aguas cristalinas dejan ver a la perfección la biodiversidad marina, que cuenta con más de 1000 especies de peces y variedades distintas de coral duro y blando.

Uno de los puntos más llamativos del fondo marino de las islas es el portaaviones estadounidense USS Saratoga (CV-3), que participó y sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial. Es más grande que el Titanic y fue utilizado como blanco naval en la prueba submarina Baker durante la Operación Crossroads (1946). También se pueden encontrar aviones de la Segunda Guerra Mundial.

Aviones inundados de la Segunda Guerra Mundial en las Islas Marshall
Aviones inundados de la Segunda Guerra Mundial en las Islas Marshall
Getty Images

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